Joder!
Le ardían los labios de su vagina y tenia agujetas en los muslos. Le había costado mucho salir de la cama por la mañana.David siempre era la mejor opción para su ansiedad. A nivel sexual, y a nivel personal. Y aunque a nivel fisico siempre la dejaba derrotada y sin fuerzas, había cumplido su objetivo. Despues de echar unos cinco polvos más con David, se había ido a dormir sin pensar en Amelia, sino en como su amigo la había llevado al límite y habia hecho que le temblasen hasta las pestañas.
Había decidido ir a correr un rato por los alrededores del colegio antes de que tuviese que ir a la primera clase.
Correr era algo que tambien solía ayudarle con la ansiedad y el estres que tenía ultimamente.Cuando volvió al colegio fue directamente a las duchas.
-Vaya vaya, una duchita después de una noche tan apasionada no?
Amelia la miraba con una sonrisa burlona desde el marco de la puerta del baño.
-Estás aburrida niñata? Vete a tocar los cojones a otra
- Me lo paso mejor tocandotelos a ti
-Yo creo que me buscas por otra cosa
-Ya quisieras. Sabes que ayer te vi? La jefa de estudios sabe que te escapas del colegio de señoritas para follar en un coche?
Maldita zorra. Siempre haciendole la vida imposible. Pero un parecía no conocerla.
-Te pusiste cachonda Amelia? Te gustó ver como me follaba a otra persona como te follé a ti?
Para ese entonces ya la tenía pegada a la pared del baño. Menos mal que aun era pronto y no había nadie. La había seguido por la noche cuando estuvo con David y esa misma mañana? Parecía que ella no era la más obsesionada de las dos.
-Me das asco desde que te conozco. Y si encuentro cualquier cosa para joderte la vida, la voy a utilizar Alejandra.
-Yo lo que creo es que estás obsesionada conmigo. Y que lo que te jode, es que has descubierto que te vuelvo loca. O vamos a hacer como si no hubiese pasado nada?
Se pegó a ella lo suficiente para que no pudiera moverse y metió la mano por debajo del camisón que aun llevaba Amelia. Retiró las braguitas que llevaba y comenzó a acariciar sus pliegues. Sonriendo al comprobar lo que ya estaba intuyendo.
-Ves? Mira lo que te provoco. Esto es lo que te cabrea - Metió uno de sus dedos en la ranura de Amelia y empezó a moverlo frenéticamente mientras veia como la rubia cerraba los ojos y abria la boca. Presionó el clitoris con el pulgar, provocando que Amelia empezase a mover las caderas buscando su liberación.
Los pezones de Amelia luchaban contra la fina tela del camisón y ella no necesitó más provocación. Libero una de las tetas de la tela y se la llevó a la boca, mordiendo el pezon, rodeandolo con la lengua y succionando después. Notaba como la vagina de Amelia empezaba a contraerse y reuniendo toda la fuerza se volundad de la que disponía se sacó la teta de la boca y paró los movimientos en el coño de la rubia.
Se separo de ella mientras sacaba los dedos de su interior y se los llevaba a la boca para lamerlos bajo su mirada estupefacta.-Ahora vas a acordarte de mi cuando termines el trabajito que yo he empezado
Salió de allí dejando a Amelia completamente sola y temblando. Y muy cabreada.
-Que hija de puta
Dos horas habian pasado desde el encontronazo en el baño.
Una hora desde que estaban cada una sentada en su mesa en clase de historia, ambas pensando en lo mismo, en lo excitabas que estaban deseando otro encuentros para terminar lo que había empezado por la mañana.
Pero habían empezado una guerra que de momento Alex iba ganando.Pasaron el día provocándose. En clase de educación física habian jugado al baloncesto, en equipos contrarios. Cada vez que Alex cogia el balón aparecia Amelia acorralandola y aprovechando la ocasion para tocarla, apretando su vagina con la pierna y pellizcando sus pezones sutilmente disimulando un intento de quitarle el balón.
Después todas las chicas se habían ido a las duchas y cuando todas salieron del baño, solo quedaron ellas dos.
Alex peinandose frente al espejo aun con la toalla alrededor de su cuerpo, pensando que estaba completamente sola.
Fue ese momento de distracción el que Amelia apeovecho y en un rapido movimiento le quitó la toalla dejandole completamente desnuda.
Alex dio un grito pero no pudo defenderse, Amelia se había puesto tras ella obligándola a inclinarse sobre el lavavo dejandola una vista perfecta de su culo. Metió una pierna entre las de la pelirroja y la obligó a separarlas.-Me apuesto 50 pavos a que esto te acaba de poner super cachonda
-Quieres perder 50 pavos? Eres una gilipollas
La mano de Amelia se dirigió directamente al culo de Alex, dando un azote. Después pasó la llema de los dedos por la abertura de su vagina. Estaba excitada.
-Quiero que mires al espejo y veas tu cara mientras lo hago.
Acto seguido se agachó y pegó desde atrás la boca a la vaguna de Alex, metiendo y sacando la lengua haciendo gemir a la chica. Sonrió. La tenía precisamente donde quería y le iba a devolver la putada que le había hecho por la mañana.
Chupó con más ímpetu, metiendo también sus dedos, llevando a Alex al limite. A la pelirroja le temblaban las piernas y como le había dicho Amelía, se miraba al espejo mientras la rubia le trabajaba su entrepierna.
Intentaba contenerse, pero la lengua de su enemiga no le daba tregua.Por el espejo vio como Amelia subía de nuevo y la miraba a través del reflejo.
Introdujo sus dedos en la boca de Alex para que los chupara y despues volvió a meterlos en su vagina, esta vez con más furia y rapidez, por lo que Alex no pudo contener el grito que escapó de su garganta.Los dedos de Amelia se movían como si llevasen toda la vida dedicandose a ello. Parecía mentira que hace unos días miraba hacia otro lado cuando vio las tetas de Alex por primera vez y no sabía por donde empezar a lamer un pezón.
Y pensar eso excitaba más a la pelirroja. Pensar que había sido ella quien había despertado los instintos más primitivos de la chica que en ese momento la estaba llevando al extasis, pensar que deseaba lo mismo que ella, una y otra vez.
Todos esos pensamientos juntos a los dedos de la rubia estaban haciendo que empezase un intenso cosquilleo en su interior que amenazaba con hacerla estallar, solo un poco más y tendría el vigésimo orgasmo de la semana.
Pero nunca llegó. Abrió los ojos y por el reflejo vio como la rubia sonriente se llevaba los dedos a la boca y los lamía.
Se acercó un poco más a ella, poniendo los labios al lado del oido de Alex y sonrió.
-Ahora vas a acordarte de mi cuando termines el trabajito que yo he empezado
Maldita una y mil veces.
Había comenzado a irse victoriosa. Pero Alex la llamó de nuevo, haciendo que se diese la vuelta a mirarla.-Seguimos en guerra gilipollas.

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•𝑫𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒕𝒂𝒓•
RomanceUn colegio para señoritas, obligadas a vivir todas bajo el mismo techo. Ninguna de ellas era una mojigata. Ellas dos, menos aún. Se odiaban desde que se conocían, pero la tensión sexual era irremediable.