Dicho y hecho. Cada una por su lado.
Ella había sido quien había sentenciado aquella relación extraña que tenían.
Pero estaba siendo más dificil de lo que imaginaba. Jamás hubiese pensado que le dolería tanto alejarse de esa chica a la que durante tantos años habia odiado, y en cierta manera seguía odiando por lo que estaba sintiendo por ella.Había pasado los ultimos dos días sin poder quitarse de la cabeza cada uno de los encuentros que habían tenido.
Se acordaba de su cara mientras llena de timidez le apretaba los pechos en aquel cuarto de castigo y como se habia estremecido cuando enterró la lengua en su interior.
Habían sido tres días muy intensos, y habia perdido la cuenta de a cuantos orgasmos le había llevado la rubia.Ella tenía razón. No habia nadie que la hubiese hecho sentir así. Nadie le había provocado ninguna sensación parecida al besarla.
Y la odiaba aún más por eso, por besarla. Ahora no podía parar de pensar en hacerlo de nuevo, sin parar, a todas horas. Y si que habia intentado no hacerlo... Incluso había profundizado su relación con la profesora buscando dejar de pensar en la del cabello dorado. Se había dejado conquistar un poco, había cedido al tonteo de su profesora, pero aun no habian pasado a darse ni un beso, mucho menos a intimar sexualmente.
Y claro que la excitaba. Demasiado. Había tenido fantasias con ella.
Pero siempre se acababa metiendo Amelia en esas fantasías y acababa ganando la batalla a Beatriz.Sabia que Beatriz era terreno pantanoso. Era profesora, y tener algo con ella y ser descubiertas ponía en peligro su puesto de trabajo. Y también a ella. Si la expulsaban del colegio tendría que verselas con su padre, y con la mujer de este.
Había demasiadas cosas por las que no podía jugarsela.Y mientras pensaba en eso, una imagen volvió a su cabeza. Amelia.
Amelia riendo, algo que había descubierto que la maravillaba.
Amelia gritando de placer.
Amelia sobre ella.
Amelia por todas partes.Se cansó de dar vueltas en la cama y salió de esta, comprobando que eran las 3 am. Soltó un suspiro frustrado y salió de su habitación para dirigirse a la cocina a ver si podía robar algun dulce o un vaso de leche.
Pero cuando entró en la cocina el alma se le cayó al suelo. La vida se estaba riendo de ella, o torturandola.
Había una figura de espaldas a ella, preparandose algo en la encimera de la cocina, y esa figura la reconocería en cualquier parte del mundo, aun fuera a oscuras como en ese momento.
Se acercó lentamente sabiendo que era lo que no tenía que hacer, pero siendo consciente de que si no lo hacia se volvería loca.
Pegó su cuerpo al de la chica que pegó un respingo por el susto pero no se dió la vuelta. Puso sus manos en la encimera, dejándola encerrada entre sus brazos y le dió un pequeño beso en el hombro, notando como ese pequeño gesto había puesto su piel de gallina.
Después posó su mano sobre la tripa de su victima y la subió lentamente hasta llegar a uno de sus pechos.
Tal y como los recordaba, perfectos y con el pezón erguido.
Lo liberó del camisón y pellizcó el duro pezón mientras la muchacha gemía sin poder contenerlo.Alex empezó a empujar sus caderas contra el culo de la chica, la cual le siguió el ritmo y aumentaba los gemidos.
Maldita fuese. Si, no habia nadie que la hiciese sentir asi. Jodida rubia.
De un rapido movimiento la dio la vuelta para besarla de nuevo, esta vez llevando ella la iniciativa mientras metia una de sus piernas entre los muslos desnudos de su enemiga numero uno y lo sintió.
-Joder Amelia, no llevas bragas. Estás empapada
-Por qué me haces esto?
-Porque no lo puedo evitar - Bajó sus labios para capturar el pezón que anteriormente habia pellizcado y lo acarició con la lengua mientras que Amelia movía las caderas sobre el muslo de Alex y ponía sus manos sobre la cabellera pelirroja.
Se separó de ella y la miró. Estaba absolutamente preciosa cuando estaba tan excitada. Y ese pensamiento la abrumaba.
Pero dejó de pensar cuando amelia se sentó sobre la encimera y abrió las piernas, invitándola a hacer lo que más le gustaba. Y ella no dudo.
Se volvió a acercar despacio pero firmemente a la rubia y se agachó, justo a la altura de su centro y con delicadeza introdujo uno de sus dedos y empezó a moverlo ritmicamente mientras Amelia echaba la cabeza hacia atrás. Entonces acercó su cabeza y comenzó a recorrer la zona con la lengua, sin dejar de mover el dedo. Centró los movimientos de su lengua en el clitoris, haciendo circulos sobre él.
-Joder Alex
-Correte para mi rubia
No tuvo que esperar mucho para que Amelia se dejase llevar por el orgasmo. Sujetó su cabeza contra su coño para que la lengua de Alex entrara más hondo y después de varios espasmos dejó que la pelirroja le limpiara todos los jugos que había soltado y cuando esta acabó su tarea la besó de nuevo. Solamente acababan de empezar.
Amelia se bajó de la encimera y se liberó del camisón que aun llevaba y se acercó a Alex peligrosamente.
-Me toca a mi - Se dispuso a desnudar a su enemiga de toda la vida. Maravillandose cada vez más con su cuerpo. Y cuando la tuvo desnuda la dirigió para tumbarla en el suelo, poniendose encima de ella.
Bajó su mano para frotar freneticamente la vagina de Alex mientras devoraba uno de sus pechos.
No sabía bien en que momento había ocurrido todo de nuevo, pero lo estaba disfrutando como nunca. Había echado demasiado de menos a esa pelirroja de tetas perfectas estremeciendose debajo de ella.
Empezó a besar su cuerpo desde sus pechos, los cuales beso y mordisqueó a su antojo y bajó por su vientre dejando pequeñas marcas. Hasta que llegó a su centro de placer, el cual chorreaba de excitacion. Y mientras la miraba a los ojos pegó su boca a ese centro que la volvia loca y movió la lengua aún mas fuerte y rápido de lo que Alex había hecho, mientras que esta temblaba. Jugaba con dus dedos a la vez que con su lengua y cuando sintió que la pelirroja empezaba a convulsionarse se separó de ella y volvió a ponerse encima. Esta vez con las piernas encajadas en una perfecta tijera.Empezo a moverse lentamente hacia alante y hacia atrás, dejando que sus vaginas se tocasen completamente a la vez que Alex habia estirado los brazos para tocarle las tetas y apretarlas como quería.
De un momento a otro ambas empujaban sus caderas con desesperación mientras gemían como locas.-Sigue rubia, más fuerte.
Amelia le hizo caso y froto su coño más fuerte contra el de Alex, haciendo que sus clitoris chocasen sin parar.
Los pechos de Amelia saltaban libres frente a los ojos de Alex, y no habia cosa que le gustase más que ver a la rubia llevar las riendas y disfrutar como lo estaba haciendo en ese momento. Se incorporó y mientras puso sus manos en la cintura de Amelia para profundizar los movimientos volvió a meterse una de sus tetas en la boca, estimulando el pezón de su compañera con los dientes, sabiendo que eso la terminaria de volver loca.
Dos empujones más fueron suficientes para que sintieran como un tsunami las recorria por dentro y gritasen en el punto más algido de su climax.
Amelia cayó sobre Alex, quien no pudo contener las ganas de abrazarla en ese momento.
Tenia que empezar a asumir que era inevitable que Amelia estuviese en su vida. Y en su cama.
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•𝑫𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒕𝒂𝒓•
RomanceUn colegio para señoritas, obligadas a vivir todas bajo el mismo techo. Ninguna de ellas era una mojigata. Ellas dos, menos aún. Se odiaban desde que se conocían, pero la tensión sexual era irremediable.