Fucked by my best friend -[Hyunho]

Epilogo

A la mañana siguiente Hyunjin despertó y al ver a su lado encontró el cuerpo de Minho durmiendo plácidamente en su cama. Era real. Lo había hecho con un hombre, pero no cualquiera, sino que su mejor amigo de años.

Se preguntaba si eso había sido lo mejor, o si lo mejor en aquel instante hubiese sido parar todo. Hyunjin no lo sabía, su mente era un completo desastre. Pero si era honesto consigo mismo, realmente no había sido tan malo como temía y ese pensamiento le hacía preguntarse si realmente estaba enamorado de Minho.

Se quedó embelesado observando el bello rostro de Minho quien dormía tranquilo. Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Hyunjin cuando Minho arrugó su nariz dormido. Se veía tierno, completamente diferente de cualquier versión que Hyunjin conocia.

Un calor recorrió por completo su cuerpo y seguidamente se había transformado en mujer otra vez. Al ser consciente de que sus pensamientos con su mejor amigo habían sido los causantes de su cambio no tuvo la menor duda.

Hyunjin se había enamorado de Minho.

- ¿Despertaste? –Preguntó Minho con la voz un poco rasposa y gruesa. Hyunjin se tensó y calor subió hasta su rostro- Buenos días.

-B-Buenos días. –Dijo evitando el contacto visual, sentía que sus expresiones eran muy obvias luego de aclarar sus sentimientos.

- ¿Te duele el cuerpo? –Quiso saber Minho acercándose a Hyunjin, pero este se apartó de él saliendo de la cama.

Hyunjin se reprendía mentalmente por comportarse raro, sentía que estaba creando un ambiente tenso entre ellos y Minho se daría cuenta de sus pensamientos. Debía hacer un esfuerzo y tratarlo como siempre.

- ¿Tuviste un sueño erótico? –Preguntó Minho mirándolo.

- ¿Qué? ¡No! –Dijo Hyunjin frunciendo el ceño y mirándolo por fin a la cara- ¿Por qué decís eso?

-Pues, porque ahora volviste a ser mujer.

-Eso es porque... -Hyunjin dejó de hablar abruptamente ya que Minho todavía no sabía la razón de porque se volvía mujer.

-Seguro que estabas soñando con que tenías un trio con chicas que te gustan. –Se burló Minho saliendo de la cama y abrazándolo por la cintura.

- ¡Claro que no!

-No te juzgo, Hyunjin. Dime, ¿con que chica te volviste mujer?

-Con ninguna. –Murmuró apartando la mirada avergonzado al tener al chico que le gusta tan cerca suyo.

Minho se lo quedó mirando embelesado y sin poder contenerse colocó una de sus manos en la mejilla de Hyunjin para llamar su atención y cuando sus miradas se encontraron lo besó con delicadeza, como si tuviera todo el tiempo del mundo.

Hyunjin lo aceptó gustoso, ahora que sus sentimientos eran claros los besos de Minho se sentían mil veces mejor que antes. Pero el miedo seguía allí, no sabía que pensaba Minho con respecto a todo lo que hacían y Hyunjin temía que solo lo quisiera por ser amigos y que se quedara con él solo por el desahogo sexual.

-Te veo a ti, y prefiero verte a ti que a cualquier otra persona en el mundo. –Confesó Hyunjin cuando sus labios se separaron y abrió los ojos lo más grande que pudo al darse cuenta de lo que había dicho, en ese instante quiso escapar de allí, pero Minho se lo impidió sujetandolo con mayor fuerza.

- ¿Qué dijiste? –Preguntó con asombro- ¿Qué dijiste, Hyunjin?

-Nada. No importa, suéltame.

-No.- Dijo pegándolo más a su cuerpo- Mírame, Hyunjin. –Pidió en un susurro y Hyunjin así lo hizo- Dime que te pasa.

-Me pasa que creo que te amo.

- ¿Crees?

-No. –Dijo firme- En realidad te amo, Minho.

Minho se lo quedó mirando tanto tiempo que Hyunjin comenzaba a ponerse muy nervioso y se maldecía por haber sido tan sincero, era obvio que Minho no se sentía igual, pero si el castaño no sentía lo mismo, ¿por qué lo besaba? ¿Por qué se acostaba con él? ¿Le gustaba verlo sufrir?

-Ya te habías tardado, Hwang Hyunjin. –Rio Minho depositando un pequeño beso sobre sus labios y admirando el confundido rostro del rubio.

- ¿Qué?

-Estaba empezando a pensar que nunca lo dirías. –Dijo sonriendo- Yo también te amo, Hyunjin. Más que a nada.

- ¿En serio? –Preguntó incrédulo mirándolo fijamente.

-En serio.

Hyunjin sintió la calidez envolver su corazón y quiso llorar en ese instante, pero se contuvo. Estaban por volver a besarse hasta que escucharon el timbre de la casa sonar y Hyunjin decidió ser él quien abriera la puerta.

Allí de pie, vestida típicamente con sus ropas negras acompañado de sus altísimos tacos de aguja y su larga cabellera negra, Momo lo observaba divertida.

-Buenos días, Hyunjin. –Saludó alegre deleitándose por la confusión plasmada en la cara del rubio.

- ¿Momo? ¿Qué haces acá?

-Vine a darte mi regalo por haber sido un buen chico. –Dijo acercándose y tomando el rostro de Hyunjin entre sus pálidas manos lo besó.

Hyunjin soltó un jadeó por la sorpresa y se quedó congelado en su lugar sin saber cómo reaccionar. Cuando Momo se separó de él su sonrisa no abandonó su rostro.

-Aprendida tu lección, ya estas libre de mi maldición. –Le anunció apartándose unos pasos- Espero que hayas aprendido algo y no vuelvas a cagarla, Hwang Hyunjin.

Hyunjin al escucharla bajó rápidamente la mira y observó sus manos, sus brazos, torso y piernas. Había vuelto a ser hombre otra vez.

- ¿No más cambios? –Preguntó esperanzado.

-No más cambios. –Aseguró Momo.

-Gracias. –Dijo Hyunjin verdaderamente agradecido y lanzándose a sus brazos para abrazarla.

-De nada. Supongo. –Comentó la pelinegra con una sonrisa.

- ¿Quién era? –Preguntó Minho minutos después saliendo del baño con una toalla secando su pelo al ver entrar nuevamente a Hyunjin a la habitación.

-Nadie. Ya está todo solucionado. –Dijo feliz yendo a abrazar a Minho.

-Volviste a ser tú. –Comentó preocupado al verlo ser hombre otra vez- Tus cambios son muy seguidos últimamente.

-Ya no hay más cambios Minho.

- ¿Lo dices en serio? –Hyunjin asintió feliz a modo de respuesta- Que lastima, voy a extrañar cogerte como mujer también. –Dijo y seguidamente recibió un golpe de parte de Hyunjin- Era un chiste. Así me gustas más.

Minho lo tomó entre sus brazos y lo besó apasionadamente, incapaz de controlarse. Lamió sus labios, los succionó y mordisqueó hasta que Hyunjin los entreabrió y pudo introducir la lengua entre ellos.

Lo besó, prometiéndole en ese simple acto permanecer siempre a su lado amándolo sin importar lo que sucediera con ellos a partir de ahora.

.

.

.

.

.

.

.

.