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Seeun y Seungmin se bajan del auto de su papá luego de haber oído todo el camino su historia de cómo bebió quince shots de tequila en sus años mozos, finalizando su historia en una moraleja de que ellos no debían beber más de dos

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Seeun y Seungmin se bajan del auto de su papá luego de haber oído todo el camino su historia de cómo bebió quince shots de tequila en sus años mozos, finalizando su historia en una moraleja de que ellos no debían beber más de dos. Así mismo, les repitió que no iba a dormir esa noche, y que estaría atento a cualquier mensaje pidiéndole que los fueran a buscar.

Su papá era el hombre más permisivo del mundo. Era partidario de que sus hijos disfrutaran de su juventud, siempre y cuando lo mantuvieran al tanto de lo que hacían. Debido a esto, los Kim eran muy cercanos con su progenitor, porque era el tipo de persona que les transmitía confianza para contarles lo que fuera.

Mejor papá no podían pedir.

—¡Los quiero! —grita el hombre desde el auto cuando ya va andando, haciendo reír a sus hijos.

Cuando lo ven desaparecer por la calle, ambos ingresan al edificio. Changbin organizó una fiesta en su departamento, a sabiendas de que eso podría molestar a sus vecinos. Pero le daba igual, al fin y al cabo, el edificio completo -al menos la mayoría- era de gente soltera menor a los treinta años. No creía que fuera a molestar demasiado.

—¿Hyunjin viene, cierto? —pregunta Seeun, mientras caminan por un pasillo hacia los ascensores.

—Sí, creo que ya llegó. Me preguntó si tu venías.

—¿De verdad? —dice con emoción. Su hermano asiente, riéndose por su reacción —No te burles, o romperé mi promesa de molestarte con Yeseol.

Seungmin vuelve a reír, esta vez sabiendo que debe estar con cuidado de no decir alguna estupidez. Seeun llama al botón del ascensor, y cuando la caja de metal llega, ambos suben. Él presiona para llegar al piso número ocho.

—Oye, quiero pedirte algo —le habla Seungmin, antes de que se les acabe el tiempo de privacidad —No bebas mucho, por favor. Cuento con tu cordura para que volvamos a casa.

—En ese caso, ¿qué tal si la que bebe soy yo y no tu?

—No puedo permitir eso, eres menor de edad.

—Igual que tú, idiota —le reclama Seeun, pellizcando su mejilla mientras los dos se ríen.

Las puertas del ascensor se abren en el piso ocho y los dos bajan de este, caminando pocos pasos hasta llegar al departamento de Changbin. Desde lejos se oye música, pero no parece estar tan alta como para que cause malestar a los vecinos.

Seungmin llama a la puerta y esta se abre de inmediato. Quien los recibe es un chico de la escuela y los invita a pasar con una gran sonrisa. Los hermanos retiran sus chaquetas y las dejan junto a las demás en el perchero del recibidor.

Hyunjin pasa por delante de ellos y voltea de reojo a verlos, cuando los reconoce ni siquiera duda en acercarse a los recién llegados. O mejor dicho, en acercarse a Seeun.

dear hyunjin • hwang hyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora