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Seeun se sentía tan nerviosa que no tuvo coraje para salir de su salón

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Seeun se sentía tan nerviosa que no tuvo coraje para salir de su salón. Estuvo todo el día temerosa de encontrarse a Hyunjin en la escuela, en el pasillo o en cualquier lugar. De hecho, llegó más temprano a clases para poder dejarle la nota lo antes posible y evitar ser vista por él.

Era consciente de que sí o sí se iban a  encontrar cuando se juntaran a hablar, pero hasta que ese momento no llegara, lo evitaría a toda costa.

Por eso, es que sus amigos accedieron a quedarse con ella en el salón a la hora del almuerzo. Lo único difícil fue escabullirse de la cafetería con sus bandejas para subirlas a su salón.

—Creo que para una próxima fiesta no te dejaré sola ni por un segundo —dice Jisung, risueño. Seeun le mira mal, porque no necesita recordar más cosas de ese día —Lo siento, lo siento.

—Me gustaría entender cómo pasó todo esto —habla Hannah.

—Jisung me dijo que quería hacer pipí, yo le dije que fuera al baño y ahí comenzó el desastre. Busqué a Hyunjin y le dije la verdad. En realidad, tienes razón, no deberías volver a dejarme sola.

Los tres se ríen, Seeun más que ellos. Está demasiado nerviosa, no puede dejar de pensar en lo que está próximo a ocurrir y cada vez que lo hace, su cuerpo entero se estremece. Tiene tanto miedo de cómo pueda resultar todo, pero no puede echarse para atrás. Tiene que ser sincera de una vez por todas, sin la necesidad de estar ebria.

—¿Qué vas a decirle cuando se junten? —pregunta Hannah.

—Simplemente seré honesta. No me queda de otra. Pero me muero de nervios, tengo miedo de que no quiera seguir siendo mi amigo, o algo así.

—Tengo la sensación de que todo va a salir bien —le asegura Jisung, finalizando la comida de su bandeja.

—Eso espero... No tengo ganas de llorar toda la semana.

<☁️>

Seeun se mantiene sentada en la banca que hay en la azotea, mientras muerde las uñas de sus dedos. Siente que va a vomitar y estar en el techo del edificio no ayuda en lo absoluto, porque al parecer acaba de descubrir que sufre de vértigo.

Seungmin se ofreció a esperarla para cuando la charla terminara, pero ella decidió que no era una buena idea. Le vendría bien caminar sola de regreso a casa, mientras lloraba por sus malas acciones y decisiones.

Finalmente escucha la puerta de metal abrirse y su corazón se acelera tan fuerte que siente que va a darle un ataque. Ni siquiera tiene valor suficiente para ponerse pie y asegurarse de que sea Hyunjin. Pero sí es él, porque no tarda ni dos segundos en acercarse a ella. Además, el aroma de su perfume es reconocible en cualquier lugar.

—Hola —la saluda, sentándose a su lado.

—Hola —saluda de regreso, sin poder mirarlo —Ni siquiera sé cómo empezar esto.

dear hyunjin • hwang hyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora