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Hemos iniciado el mes de abril con mucho éxito, las clases van de maravilla y la noticia de que me alejé de la música ya no lo hablan mucho

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Hemos iniciado el mes de abril con mucho éxito, las clases van de maravilla y la noticia de que me alejé de la música ya no lo hablan mucho. No es que me hayan olvidado por completo, pero aún hay gente que se acuerda de mí.

Supongo que con el pasar de los años, pronto se olvidarán de Marcus Pereyra.

Hoy toca clases de entrenamiento, junto a los chicos y el entrenador, nos encontramos en el campo.

El deporte me gusta mucho, espero hoy realicen ejercicios más pesados. La exigencia del profesor es increíble y eso me encanta, ahora si puedo disfrutar de estas cosas, desde que he empezado a entrenar me siento mucho mejor.

—¡Vamos Jordan! ¡No te detengas! —Jordan para por cuarta vez, él ha sido quien nos ha atrasado últimamente. Supongo que por lo pequeño que es, no tiene mucha resistencia.

—¿Puedo descansar profesor? —dice muy agotado, desde la voz se le nota lo cansado que está.

—Aquí nadie descansa, hasta que se termina la hora. Queda solo treinta minutos.

Treinta minutos no es mucho, que soporte un poco más.

—¿Eres hombre o no eres un hombre, Jordan? —Le pregunta el profesor muy serio.

—Tres vueltas más al campo y luego continuamos con los últimos ejercicios.

—¿Estás bien? —pregunta Joshua, en la fila él está delante de Jordan y yo detrás de Jordan.

—Si estoy bien. —Sé que ese estoy bien, no se escuchó del todo bien, como Jordan lo quiere hacer sonar.

—Jordan, si te sientes mal puedes dejar de hacerlo. No hay ningún problema. —Joshua está preocupado. Y empiezo a preocuparme yo también, se ve muy pálido.

—Estoy bien, no te preocupes Joshua.

—¿Seguro? —pregunto, pues no se ve bien.

Jordan asiente y continúa corriendo. —Estoy bien.

Después de haber dicho eso, Jordan se desplomó como un costal de papas contra el suelo.

Definitivamente no estaba bien.

—¡Jordan! —Lo tomo de la cabeza, esperando que no se haya golpeado muy fuerte.

—Profesor, Jordan se ha desmayado.

—Ya me lo esperaba, no aguantaría ni un minuto más.

—¡Profesor!

—Es una broma, chicos. Joshua, ve a la enfermería a que traigan una camilla.

Tienen que revisarlo de inmediato, no puede permanecer aquí mientras espera a que Joshua llegue con la camilla.

—No hay tiempo.

Acomodo a Jordan en el suelo para poder cargarlo.

Pongo mi mano en su pecho y una pequeña electricidad pasa por todo mi cuerpo, haciendo que pasen muchas cosas por mi cabeza.

Siempre supe que eras tú ||Libro 2|| ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora