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—Buenas tardes, señor Alfonso

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—Buenas tardes, señor Alfonso.

—Buenas tardes, joven Marcus.

—Señor, solo dígame Marcus. Usted no necesita guardarme respeto, es más, yo debo guardarle a usted.

—No se preocupe por eso. El joven Jordan lo está esperando en la sala.

Me da pase para ingresar y como dijo el señor Alfonso, Jordan está en la sala.

—¡Hola, Jordan!

—¡Marcus! Toma asiento.

—Gracias.

—Entonces, por donde empezamos.

(***)

Al inicio de la tarde, cuando recién había llegado sentía a Jordan nerviosa, talvez hoy no se esperaba que hagamos pareja juntos.

Pero con el pasar de las horas el ambiente cambió para mejor. Alfonso nos preparó cositas ricas que nos ayudó a que podamos terminar los pendientes.

Hoy supe lo mucho que le gusta mi música, claro no me lo dijo directamente, pero al cantar una canción se veía como disfrutaba escucharme.

La canción que canté fue la misma que le dediqué a aquella chica en mi último concierto, aun no entiendo cómo es que no la pueda encontrar.

Al final de la tarde, cuando ya habíamos terminado todo, Alfonso nos trajo un pedazo de torta de chocolate, por todo lo que comí me sentía lleno, pero quién le dice no a la torta de chocolate.

Observo detenidamente a Jordan, desde que llegó nunca me tomé el tiempo de admirar su belleza y como no me pude dar cuenta desde el inicio, su piel se ve tan suave a los ojos de cualquiera.

Ella está comiendo su torta de chocolate y veo como se mancha la comisura del labio.

—Tienes una mancha. —dije.

—¿Qué? —Me mira confundida.

Sin pensarlo poco a poco acerco mi mano a su rostro con la intención de limpiarla, paso uno de mis dedos por sus labios delicadamente.

Miro a Jordan y veo como sus mejillas se sonrojan un poco, ahí entendí que no debo hacer este tipo de cosas.

—¡Ya está! —Traté de sonar normal y me alejo de ellos, para poder limpiarme la mancha. —Tenías chocolate. —expliqué.

Sentí como la tensión que teníamos al inicio, cuando recién había llegado, empezó a surgir nuevamente. No debí actuar de esa manera, sé que Jordan es una chica y que debo tratarla con delicadeza, pero también debo controlarme, pues a los ojos de cualquier otro, incluso de Joshua, ella es un chico.

—Creo que ya debo irme. —Me pongo de pie rápidamente, ahora me cuestiono porque hice tal cosa, no creo que se haya dado cuenta de que yo ya sé su secreto.

Siempre supe que eras tú ||Libro 2|| ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora