Como una maldicion....

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amaba a rubius. eso era definitivo.


La primera vez que quiso humillarlo en el subconsciente de Luzu en el cuarto de interrogatorio, cautivo su mirada. ver a alguien tan obstinado, orgulloso y avaricioso ser destruido por sus propias manos fue la mejor experiencia que había vivido.

Luzu o mas bien, uzul, estaba enfadado mirando la chimenea en su oficina. apretó los dientes, enfadado 

¿Dónde estaba? seguro seguía vivo, de lo contrario, su contraparte hubiera llegado ya a joderlo.

su pie se movía inquieto mientras se mordía el dedo pulgar, viendo el fuego. ya tenia mas de una semana desaparecido. ¿Dónde podía haberse ido aquel oso que había dejado discapacitado técnicamente?

sus secuaces no lo encontraban. estúpidos humanos manipulables, ni eso podían hacer bien. ¿era tan difícil encontrar a su esposo? no había rastro de Willyrex ni de vegetta ¿se lo habrían llevado? cuando fue a la cueva abandonada donde antes vivía el druida entrometido, no había visto nada.

si. una cámara activa. pero esas siempre estaban activas. no entendía porque ni el druida ni los dioses seguían intentando interferir después de derrotar a quackity y su estúpido plan. Tal vez se habían enfadado con karmaland

pero al alimentarse del miedo y la tristeza de las personas, se había hecho mas fuerte, de hecho más de lo que esperaba.


al obligar a las personas a no tenerle culto a los dioses, había obtenido mas poder, al rodearse de políticos poderosos, lujuriosos y llenos de avaricia, se había encargado de darles esos caprichos, como engordar cerdos para alimentarse.

el solo quería seguir viviendo en ese mundo, lleno de lujos, placer y sobre todo, con los héroes bajo sus pies.

ah. como quería tener a rubius en ese momento y cogerlo con rudeza. quería arañar su piel, quería morderlo, penetrarlo hasta que se desmayara del dolor, hacerlo enloquecer de la agonía y lamer su sangre, porque lo que mas amaba de aquel hibrido era su sangre.

¿Qué otra parte podría cortar? Tal vez debería arrancarle las piernas, para que no se alejara de el. Podría tenerlo siempre en su oficina, en su regazo o bajo sus pies. a pesar de que durante todo ese año le había torturado, drogado y roto mentalmente, la naturaleza animal de rubius siempre le hacia querer salir a caminar o hacer algo. 

Creyó que cortando sus orejas y su cola aquella naturaleza desaparecería, pero fue peor, ahora no lo encontraba. 

Si. Debía cortar sus piernas. O tal vez empezar por los dedos de los pies, después de todo, si ya había perdido mucha de la capacidad corporal a falta de su cola, seguramente sin los dedos ya no caminaría.

Sería su juguete sexual, su saco de box por siempre.

pero ese saco no estaba. y eso le enfadaba. estaba aburriéndose y eso le hacia enojar mas.

miro por la ventana. el cielo estaba nublado y caía la ultima nevada del año. el año nuevo había pasado y el frio de enero estaba penetrando en karmaland. le gustaba ese clima, porque era completamente diferente al karmaland corrupto.

pensando en ello, se pregunto como estarían aquellos imbéciles que cayeron en su trampa de "les ayudare a salir de ahí". seguramente estarían enfadados e iracundos destruyendo mas aquel aburrido lugar.

luego, escucho una explosión. aquello le alerto y le hizo levantarse. camino hasta la ventana de la alcaldía y miro como la gente estaba corriendo despavorida mientras la estatua de el que estaba en el volcán caía estrepitosamente.

rápidamente sus soldados corrieron hacia el volcán y aquel alcalde, tomando su cetro de calavera, salió de la oficina.

los secuaces fueron los primero en llegar, dentro del volcán solo estaban las viejas hechuras del volcácino que nunca existió. la explosión se había generado desde dentro y podían sentir a su alrededor el calor de la lava que había Sido retenida ahí dentro.

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