Langa Hasegawa, un chico de veinte años y líder de la Mafia, ve por la televisión sobre un experimento científico que ha salido mal, se está propagando un virus que al parecer hace que las personas se conviertan en zombies. Sorprendido, Langa decide...
- ¿Vamos a estar aquí para siempre? - me preguntó Miya.
- De momento si, es peligroso bajar y aquí tampoco estamos mal - se lo dije mirándolo y luego mirando a Reki, ya llevábamos un par de días aquí arriba y Reki ya había empezado a tener más confianza.
- ¡Pero es aburrido! ¡Tenemos armas y podemos matar a los zombies esos! -.
- Sigue siendo peligroso -.
- Ya te diré cuando haya matado a cien bichos de esos, ¡adiós! - Miya cogió una ametralladora del coche y se fue directo a la ciudad.
- ¡Espera! ¡No puedes bajar tu solo! - me quedé quieto y miré a Reki, el también me estaba mirando. Cogí yo otra ametralladora y le hice un gesto a Reki para que viniera.
- Si ves que uno de los zombies va a por ti, dispara - le dije dándole una pistola, el solo la cogió y asintió.
Bajamos corriendo y al llegar abajo vimos a Miya de espaldas.
Se volteó y habló - os estaba esperando - después de esto sonrió.
Nos acercamos a él y nos pusimos a su lado, miramos al frente y no vimos ningún zombie.
- ¿Dónde están todos? - preguntó Reki.
- Ni idea, tal vez están dentro de los edificios, vamos a entrar a algunos a mirar - propuso Miya.
- Está bien, pero con cuidado -.
Entramos en un edificio, íbamos mirando en cada esquina si había algún zombie en los pasillos para poder atacarlos desprevenidos. Lo que queríamos era encontrar una cura para este virus pero ahora no nos quedaba otra que atacarlos.
Había mucha tensión, teníamos que ir mirado hacia todos los lados para poder ver a los zombies antes de que atacaran.
Me di la vuelta para poder mirar atrás, pero justo cuando lo hice un zombie saltó sobre mi por detrás, vi como Reki levantaba el arma así que me agaché con el fin de que le pudiera dar sin ningún problema y así fue. Reki le dio en la cabeza y cayó a suelo desangrándose.
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Me levanté del suelo y vi como Miya felicitaba a Reki, el nunca había hecho algo como eso.
- ¡Bien! ¡Le has dado justo en la cabeza! - Reki se empezó a reír.
Después me acerqué yo y agarré su mejilla - gracias por salvarme - dije con una leve sonrisa. El también me sonrió y murmuró un pequeño "de nada".
Seguimos mirando en el edificio pero ya no encontramos más, después miramos en más edificios, no encontramos muchos más, unos diez por lo menos. Ya estaba haciéndose tarde y decidimos subir de nuevo a nuestro "escondite". Yo llevaba a Reki en la espalda, se había dormido de lo cansado que estaba.
- Oye Langa - me llamó Miya.
- Dime -.
- ¿Hace cuánto conoces a Reki? -.
- Pues más o menos lo mismo que tú, solo unas horas antes, lo encontré en el laboratorio por... - lo pensé mejor, eso tal vez era un tema del que Reki no quería hablar así que decidí no decir nada - por temas personales -.
Miya me miró confuso pero no dijo nada más. Al llegar arriba me senté y puse a Reki a mi lado apoyando su cabeza en mi hombro para mayor comodidad.
- Voy a buscar leña para hacer una hoguera - dijo Miya, asentí y se fue.
Miré a Reki y apoyé mi cabeza en la suya, cerré los ojos y me dispuse a esperar a Miya.
