Hola

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Hola

Estaba perdido, lo sabía, lo sabía desde hace tanto tiempo que no lo negaba desde antes, lo que había hecho era algo simple de deducir los hechos, cortar venas, desangrado constante y muerte, él ahora estaba en lo segundo, quedó inconsciente desde antes de que Itachi llegara a su habitación, ya no podía esperar nada más que morirse en el hospital que estuvieran intentando salvarle la vida en esos momentos. De cualquier forma, algún día iba a morir, como todos los demás humanos, a él no le importaba adelantar su muerte.

El lugar en el que estaba ahora era blanco, no veía al piso pero era de loseta de cuadros color hueso y negro, al dar un paso retumbaba en todo en lugar el cómo sonaba el toque de pie y loseta. Era curioso ya que no había ni una pared a su vista pero él sabía que tenía un fin en algún lugar no muy lejano de donde se encontraba.
De momento escuchó otros pasos, sonaban con un andar rápido pero firme, cuando vio al frente pudo ver, en lo que le permitían sus ojos, una persona caminar rápidamente hacia él, no podía ver con claridad como era, lo que vio poco eran unas ropas negras y la persona parecía ser no más alta que él.
Avanzó recto, intentando llegar a la persona frente a él, pero parecía que mientras ambos avanzaban más retrocedían uno del otro.
Comenzó a correr, al perecer la otra persona lo notó y paró su andar, se había arrodillado y tapado el rostro con las manos.
Su ser le decía que avanzara, que llegara hasta esa persona y que viera quien era, que le dijera sobre ese lugar y qué hacía allí.
Se detuvo al poder llegar al lado de la otra persona. Escuchó unos leves sollozos provenir del desconocido... No, no era un desconocido para él, no podía creer lo que sus ojos le mostraban, debía se una broma de su mente, un cruel broma...

En su rostro resbalaban gotas saladas, de sus ojos no dejaban de fluir lágrimas, su corazón se había contraído, el pecho le dolía sin poder parar, se quejaba un poco, se sostenía con una mano apoyada en la rodilla y la otra sobre su pecho, a la altura del esternón, y comenzaba a hipar, ante él estaba un ser que él mismo consideraba perfecto.

La persona delante de él medía unos centímetros menos que él, cabellera rubia y no muy larga, tes bronceada perfectamente, tres marcas en cada mejilla y unos ojasos azules que parecían el propio mar, se perdía en esos mares, su vestimenta era la que se usaba en los funerales japoneses, y vio lo que le dio a entender que esa era en verdad la persona que amaba y no alguien muy parecido a él, desde el hombro izquierdo salían 9 marcas, todas en distintas direcciones, una de ellas llegaba hasta la oreja y la rodeba, en el hombro izquierdo había un tatuaje de un zorro con 9 colas, esa era la forma en la que Sasuke supo que de verdad la persona en el suelo era Naruto.
Cuando se dio cuenta de eso, cayó al suelo y comenzó a derramar lágrimas de felicidad, a un metro de él estaba su gran amor, su persona especial, su media naranja, o como quieran llamarle.
-Na... ¿Naruto? -si era alguna ilusión de su cabeza le agradecería a su cerebro después.
La persona dejó de estar en su posición y se paró rectamente, se limpió el rostro de lágrimas y lo miró, eran unos hermosos ojos azules.
-Hola -le sonrió cálidamente, una enorme sonrisa que al parecer nadie podría quitarsela.
-Hola -le respondió lo mismo, y también sonrió, pero de una manera triste- ha pasado tiempo desde la última vez que nos vimos, nunca creí que nos fue... -calló al sentir como lo abrazaba, era un cálido abrazo. Ninguno de los dos se quería separar del otro, ambos lloraban silenciosamente e intentaban acercarse más entre ellos.
-Lo lamento, Sasuke, a pasado un año desde la última vez que nos vimos, creí que nunca te volvería a ver desde lo que sucedió ese día, nunca esperé que lo sucedi... -no terminó de formular la frase cuando fue callado por un golpe en la mejilla izquierda.
-Han sido 7 meses desde que estas muerto, ¡7 meses!, nada de lo que digas arreglará eso, ¡eres un dobe que se deja morir!
¿Cómo es que reaccionaba así, sí sin su presencia se suicidaba?
Fácil, Uchiha Sasuke vivía por SU Naruto (literal), y al verlo era lo que importaba ante todo.

Habían estado hablando tranquilamente un par de horas, en un momento Naruto se paró del piso y le extendió la mano a Sasuke para que también se parará.
-Sasuke, es hora de que regreses -sonreía de manera triste y viendo a los ojos del moreno.
-¡No quiero! No quiero estar lejos de ti, ya he sufrido sin ti todos estos meses, no te alejes de mí, por favor, Naruto.
El rubio repitió las mismas palabras que antes.
Sasuke sonrió tristemente también, asintió con la cabeza y avanzó con paso decidido hacia su novio, ni él mismo lo sabía, extendió los brazos intentando abrazarlo una última vez.
-Sabes, Sasuke -inclinó la cabeza de lado- Te amo, teme.
Fue lo último que escuchó y vio antes de volver a la conciencia de su cuerpo.

Ya había vuelto a tener pulso, pero ya habían pasado otros 10 días en inconsciencia. Deidara estaba con Itachi cuando Sasuke volvió a tener consciencia en sí mismo.
Deidara lo abrazó enseguida de darse cuenta que había vuelto y comenzó a derramar lágrimas de alegría.
Sasuke tenía un rostro demacrado y sus ojos aun transmitían tristeza.
-Lo prometo... Naruto -Sasuke abrazó involuntariamente a Deidara de manera débil. Deidara al escuchar esas palabras se separó de el azabache y lo miró tristemente.
Itachi sólo asintió con la cabeza y durmió en la silla que estaba sentado.

Continuará...

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