Final

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ACLARACIÓN: No es lemon.

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Después de un rato, Marinette y yo les ayudamos a sus padres a recoger todo lo de la cena y nos despedimos de ellos. Subimos al auto y ambos soltamos un largo suspiro, y al menos en mi caso, era por haberles pedido la mano de mi novia para casarnos, aunque no dudo que ella hubiera suspirado por la misma razón. Nos miramos mutuamente y solo nos besamos. Algo un poco intenso pero me detuve antes de hacerla mía en el carro.

Comencé a conducir a casa e íbamos platicando de lo que sucedió en su casa, y ella se estaba burlando de mí y de mis nervios cuando empecé a hablar y a decirles a sus padres de nuestro matrimonio. Yo solo reía de todo lo que decía, era verdaderamente adorable.

Llegamos a la casa y de repente la vi con otros ojos, mágicamente parecía haber cobrado vida, ya no se veía gris, oscura y sola, parecía un hogar nuevamente. Subimos al cuarto y lo primero que hice fue besarla y atraparla entre mis brazos mientras sentía cómo ella me correspondía y acariciaba mi cabello. Nos seguíamos besando mientras la ropa salía volando hacia algún lugar de la habitación. Cuando ambos estábamos totalmente descubiertos me detuve a admirarla. Me acosté a su lado y comencé a acariciar su mejilla ruborizada. Su piel era perfecta, estaba igual de bella que como la recuerdo. Ella hizo lo mismo conmigo, su mano recorría mi cara, bajando por mi cuello y por mi pecho. Suspiré al sentir su tacto.
—Te extrañé mucho, corazón. — Se acurrucó a mi lado, colocando su cara sobre mi pecho y pasando su brazo sobre mi abdomen. Sentir su piel caliente tocar la mía me provocó escalofríos y nervios, como si nunca hubiera tenido a Marinette así.
—Y yo a ti, princesa. Créeme que lo que más quería era estar así contigo de nuevo, y no me refiero a tenerte sin ropa en mi cama, aunque obviamente me encanta. — Sentí su pecho vibrar y escuché una pequeña risa. —Lo que más extrañaba era tenerte así de cerca, recargada en mí. Sentir tu respiración y tu piel sobre la mía. — Besó mi pecho. —Y eso también. Todas tus muestras de amor. Me sentía como un niño pequeño perdido, solo y sin amor.

Marinette levantó su cabeza recargando su barbilla en mi pecho y me miró. Acaricié su cabello bajando por toda su espalda y ella cerró sus ojos. Con su dedo recorría mi pecho y mi abdomen, me daba un poco de cosquillas pero su tacto era tan agradable que no quería que se detuviera nunca. Su mano bajó más hasta casi llegar a mi "amigo". Solté un respingo de sorpresa, me quería reír por las cosquillas pero se me pasaron porque me estaba haciendo cariñitos por todo mi cuerpo y no podía sentirme más relajado y amado.
—Ya no estás solo, corazón, siempre estaremos juntos.
—¿Me lo puedes prometer?
—Te lo prometo. — Besó mi pecho. Sonreí.
—Te amo.
—Y yo a ti, Adrien.

Me enderecé un poco para poder besarla y ella de inmediato correspondió, necesitaba sentirla cerca y darle todo mi amor y que ella me diera el suyo.
—Marinette, te deseo tanto. — Le dije entre besos mientras acariciaba su bello rostro.
—Hazme tuya, Adrien... — Sentí mi corazón latir muy fuerte.
—Te haré mía toda la noche y todas las veces que quieras, soy tuyo y tus deseos son mis órdenes.

Y como ella lo ordenó, la hice mía por primera vez desde que estuvimos lejos.
...
Fui al baño a lavarme las manos y los dientes y regresé. Lo que vi fue lo más lindo que he visto. Ella perfectamente despeinada acostada en su lado de la cama y viéndome sonriente totalmente descubierta. Realmente no teníamos nada que ocultarnos, ni física ni emocionalmente. Era perfecto. Me acosté a su lado, y me sentía perfectamente cómodo estando sin nada de ropa. Se levantó de la cama y caminó hacia su maleta para sacar algo, fue hacia el baño y escuché el agua correr y luego se lavó sus dientes. Regresó y se acostó a mi lado.
—Te extrañé demasiado. — Acarició mi rostro.
—Y yo a ti como no tienes idea. — Tomé su mano y la besé. —¿Me prometes que nunca te irás de mi lado? — De repente sentí un nudo en la garganta al decir eso. Su mirada se volvió preocupada y se acurrucó conmigo.
—Por supuesto que sí, Adrien, mi hermoso prometido. — Besó mi pecho.
—Te amo, mi bella prometida. — Besé su cabeza. —¿Te das cuenta que es la primera vez que te hago mía como mi prometida? — Levantó su mirada hacia mí y su cara estaba roja de la vergüenza.
—Pervertido. — Ambos nos reímos. —Pero realmente espero que esta noche no sea la única. — Me dijo con una mirada para nada inocente.
—Por supuesto que no será la única. Es más, ninguna noche vas a dormir y no podrás ni caminar. — Le dije con una voz seductora y se puso más roja.

Aprovechando su vergüenza, me puse sobre ella aprisionando sus manos con las mías y poniéndolas a cada lado de su cabeza. Me miró sorprendida. Comencé a besarla y de inmediato correspondió. Bajé por su cuello y comenzó a soltar pequeños gemidos.
—¿Lista para el siguiente round, preciosa? — Le dije entre los besos que le estaba dando en su cuello y sus pechos.
—Siempre estoy lista para ti. — Me respondió en un suspiro.
—Esa es mi gatita.

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Hasta aquí esta pequeña historia, díganme en los comentarios si les gustó porque yo disfruté mucho el escribirla ✨
Gracias por leer 📖

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Vuelve (Adrinette AU - MLB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora