Capitulo 2

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Mientras me doy una ducha rápida y me pongo

cómoda, no dejo de pensar en la próxima reunión

del club. Nerviosa y excitada por el simple hecho

de haber recibido el sobre, enciendo el portátil y

preparo el viaje. Reservo por internet un billete de

avión en un vuelo regular que sale el viernes del

aeropuerto J.F.K a las siete de la tarde. A

continuación, busco un hotel próximo al aeropuerto

internacional Búffalo-Niágara y también reservo

una habitación. Una vez hechas las reservas, solo

me queda esperar impaciente a que llegue el

viernes.

Más tarde, acostada ya en la cama, no puedo

dejar de pensar en la reunión anterior. ¿Veré aHércules en Búffalo? Espero que sí. No me

importaría para nada nombrarlo mi mentor y que

me enseñara los maravillosos placeres del sexo.

Vuelvo a recrear en mi cabeza el magnífico polvo

de mi inauguración en el club con él y me pongo

muy, muy cachonda. «Sí —pienso— Hércules

sería un mentor de lo mas cualificado».

Lo siguiente que pienso, es en el atuendo que

luciré el día señalado. Repaso mentalmente mi

escaso vestuario sexy y no doy con ninguna prenda

que me satisfaga, así que apunto en mi agenda

mental la necesidad de ir de compras mañana en

cuanto salga del trabajo. Rendida por haber tenido

un día tremendamente agotador, y por no haber

dormido nada la noche anterior, me duermo.

El jueves se me hace eterno y estresante.

Eterno porque estoy demasiado ansiosa por salir

de la oficina, y estresante porque me paso el día

intentando esquivar al capullo de mi jefe. No sé

que mosca le habrá picado a éste conmigo, pero

empiezo a estar cansada de ésta situación. Cadavez que levanto la vista del ordenador, lo

encuentro mirándome. El muy cabrón no se corta ni

un pelo y empiezo a sentirme inquieta. Ni siquiera

entiendo porque coño me mira así. Si lo pillara

mirando a Dairene de esa forma, lo entendería.

Ella es alta, guapa, sexy... en cambio yo, soy todo

lo contrario.

Así que no, no me entra en la cabeza a que

vienen ahora ese tipo de miraditas.

El viernes por la mañana, decido llevar el

coche, así cuando salga del trabajo, no perderé

tiempo en ir a buscarlo para ir al aeropuerto. Meto

en el maletero el equipaje, y mas feliz que una

perdiz me dirijo a la oficina. En cuanto pongo un

Reina De Corazones (Lust #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora