Salgo del edificio con los dedos tocando mislabios que aún arden por el contacto de los suyos.
Ese beso ha sido... ¡Uau, ha sido la hostia! Sonrío.
Madre mía, si con ese beso ha conseguido dejarme
en este estado de excitación, no quiero ni imaginar
que pasaría si la cosa hubiera ido a más.
«¡Maldito ascensor que ha tenido que abrir sus
puertas en el momento más inoportuno!» —Me
quejo. Camino como una autómata, dejando que la
fina lluvia que ha empezado a caer sobre
Manhattan me empape.
No me importa mojarme, todo lo contrario. Si
de esta manera mis hormonas vuelven a la
normalidad merecerá la pena la mojadura. Una vez
en casa, me doy cuenta de que me he olvidado de
pasar a recoger las putas bambas del señor
Dempsey, no me extraña, diez minutos más
encerrada con él allí dentro y, me hubiera olvidado
hasta de mi propio nombre. Me siento algo
avergonzada, tanto erre que erre con que no me
gusta, con que no siento nada por él y a la mínima
oportunidad, si me descuido hasta le regalo mis
bragas. ¡Dios que patética soy! Si al menos
hubiera mostrado un poco de resistencia... peroque va, si hasta casi le hago una ola y todo. Uff,
ahora que se me está pasando el calentón, empiezo
a arrepentirme. ¡Seré idiota! Ha conseguido
demostrarme a mí, y así mismo, que no soy tan
inmune a él como aparento. «Menuda metedura de
pata Angeles—me regaño— ahora no va a dejarte
en paz hasta que consiga llevarte a la cama». A
pesar de que me estoy regañando a mi misma por
mi falta de dominio, el cosquilleo que siento en las
paredes de mi estómago cuando pienso en el señor
"soy un ogro", en la cama, y una servidora, me
sudan hasta las orejas, por no decir algo que en mi
cabeza suena mucho más soez y mucho más guarro.
¡Madre mía, madre mía, como se me va la
pinza! Necesito con urgencia una de esas
invitaciones a las reuniones del club para
desfogarme o acabaré cometiendo una locura. Ya
en la cama, sigo dándole vueltas a lo mismo.
Ahora lo que me preocupa es cómo voy a actuar
mañana en cuanto lo vea. Supongo que actuaré
como si nada, como si ese beso, no hubiera
significado nada para mí. «Si claro, eso no te lo
crees ni tú—me digo—, si al menos no hubierasgemido de satisfacción tonta del culo...». ¡Basta
ya, se acabó, ni un pensamiento más! Soy una
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Reina De Corazones (Lust #1)
RomansaAngeles es una joven de treinta y dos años que desde hace cinco años,trabaja para un magnate de la Industria textil al que odia profundamente por su forma de tratarla.Para colmo,su vida personal es tranquila,demasiado tranquila.Un día descubre en la...