Capítulo XIX: 'Coma'

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Luego de unas paradas, llegué al hospital, enseguida me dirigí a la sección de urgencia, como me había dicho mi madre, me adentré y llegué hasta la sala de espera de hace unas horas, al lado había un mesón con una señorita atendiendo.

- Hola… - dije casi en un susurro por correr.

- Buenas, ¿puedo ayudarlo? – preguntó la misma voz del teléfono, carraspeé para ayudarme a hablar y musité:

- Soy Louis Tomlinson, hace unos minutos hablé con usted y luego habló con mi madre. – dije y ella sonrió.

- Wow, rápido… Venga, pase por acá por favor. – salió del mesón y me dirigió a una sala muy pequeña. – Siéntense y espere al doctor que le dará la información. – asentí y obedecí. – Suerte. – dijo con preocupación y no comprendí, se iba a ir, pero la llamé.

- Señorita. – dije y se volteó. – Disculpe por lo de hace unos minutos, me alteré demasiado, no medí lo que estaba diciendo, sólo quería saber cómo estaba Nicole. – ella sonrió.

- No se preocupe, lo entiendo, cualquiera que estuviese en su lugar hubiese hecho lo mismo. – volvió a sonreír y se fue.

En ese mismo momento la arquitectura del lugar se volvió interesante, las paredes eran completamente blancas, incluyendo el suelo y el techo, los cuadros le daban color y vida a aquella sala, eran abstractos sin sentido para mí, entonces recordé que Nicole sí les encontraría sentido, sonreí y me sentí como un tonto al hacerlo, ya que sólo mis pensamientos lo causaban, seguí viendo la sala, la mesa que estaba frente a mí era café oscuro, al igual que la silla que estaba a cada lado, una de esas era donde yo estaba sentado, había una planta al rincón, no comprendía qué era esa sala, luego recordé cuando Nicky me dijo que la habían llevado a una sala muy pequeña cuando le dijeron que su padre había fallecido. Pensé lo peor, Nicole no pudo haber muerto, ella lo era todo para mí, ¿cómo sería mi vida sin ella? Simplemente no sería vida…

- Hola, Louis, soy el doctor Williams. – dijo un señor de unos cincuenta años, interrumpiendo mis pensamientos, evité que las lágrimas acumuladas en mis ojos salieran, me levanté y estreché su mano. - ¿Cómo va todo? – preguntó dejando unas carpetas con muchos papeles sobre la mesa y sentándose en la silla que estaba al otro lado de ella.

- Pues… dígamelo usted… - dije sentándome nuevamente en la silla y el señor soltó unas leves risitas.

- Le haré unas preguntas antes de comenzar. – dijo y asentí. - ¿Desde cuando conoce a la señorita Rosselló? – preguntó.

- No recuerdo, desde los… ¿cinco? No lo sé, no podría decírselo exactamente… pero prácticamente nos criamos juntos. – dije y él asintió.

- ¿Desde cuándo viven juntos?

- Dos. – respondí.

- ¿Desde cuándo son novios?

- Le seré sincero, no somos novios, pero hoy se lo iba a proponer, justo en el momento en que pasó eso. – dije mirando mis manos y soltando un leve suspiro.

- ¿Hubo un momento en que dejaron de verse? – preguntó.

- Sí, un año. – dije recordando aquél tiempo.

- Bueno, no necesito preguntarte mucho, sólo quería asegurarme de que realmente eras su novio o que la conocías bastante bien para darte la información de su estado. – dijo mostrando una seriedad que me daba miedo.

- Está bien. – dije tratando de evitar decir: ‘¿Puedo hacer las preguntas yo ahora?’

- Comenzaré por el principio… Creo que en ese año que dejaron de verse, Nicole se volvió bulímica. – dijo y tragué saliva para tratar de desvanecer ese nudo en mi garganta. – Por lo que desde ahí ha tenido unos problemas de nutrición, antes de que preguntes, no, no es anoréxica y tampoco está baja de peso, es más tiene unos pocos kilos de más – kilos que yo amaba -, pero su nutrición no es de lo mejor, desde ahí, la chica tiene anemia ferropénica, qué quiere decir eso… que le falta hierro en la sangre y su caso es extremo, pero ese no es el causante de su desvanecimiento, sino que fue el cambio de presión con el ascenso de la rueda, los primeros síntomas que pudo sentir en ese momento podrían haber sido, respiración dificultosa, un leve dolor de cabeza, mareos y luego se desvaneció, el sangrado de nariz, se debió a que su cerebro no estaba recibiendo el oxígeno necesario. Bueno, hablemos del estado de ahora – marcó la palabra ahora -, ella se encuentra estable dentro de su gravedad - ¿gravedad? ¿escuché mal? – Sí, gravedad, no me mires con esa cara… - soltó una leve risa – Está sometida a un coma inducido… - lo interrumpí.

- ¿La indujeron a un coma? ¿Le produjeron un estado de coma? – pregunté incrédulo y él asintió.

- Debido a que no podía respirar por sí sola, le tenemos puesto un respirador artificial y le estamos haciendo transfusión de sangre para subir los niveles de hierro, la estamos alimentando a través de suero, uno muy nutritivo y con bastante hierro, tuvimos que prepararlo, mezclar varios tipos para que Nicole no se desnutriera, ahora se encuentra en la Unidad de Tratamientos Intensivos (UTI), tiene visitas muy restringidas y un horario especial – me pasó un papel con los horarios. – de diez de la mañana a las doce del mediodía y luego de tres a cinco de la tarde. – lo miré preguntando: ¿y en la noche? – Por ahora, no hay visitas en la noche, sólo hoy haremos la excepción. – esas cinco palabras me iluminaron el día, provocaron que una sonrisa se dibujara en mi rostro y que el doctor riera un poco. – Ven acompáñame. – dijo ya fuera de su asiento y abriendo la puerta de la sala, inmediatamente me levanté y salimos de ahí. – Tienes que tener en cuenta de que está conectada a varias máquinas, por lo que su aspecto no será de lo mejor. – ‘no importa, sólo quiero verla’ eran las palabras que rondaban en mi cabeza para responder, mientras caminábamos por un pasillo interminable.

- Lo sé, estaré al tanto. – dije evitando que se me formara nuevamente la sonrisa.

- Bueno, aquí te dejo. – señaló una puerta que estaba frente a nosotros, número ‘216’.

- Gracias. – sonreí, me abrió la puerta y antes de cerrarla dijo: ‘Tienes cinco minutos’. – Con eso me basta, gracias. – cerró la puerta dejándome solo con ella.

Loved you first. - Louis TomlinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora