Epílogo

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 - ¡Mamá, ya he llegado! – se escuchó cerrar la puerta y la chica entró en casa como era de costumbre a saludar a su madre que siempre se encontraba en la cocina, pero en el camino se encontró con su padre que estaba sentado en el sofá de la sala. - ¡Papá! – corrió a abrazarle. – Te extrañé tanto estos días.

- ¿Cómo has estado, princesa? Estás muy grande desde la última vez que te vi. – hizo que su hija se sentara en su regazo y así lo hizo ella.

- Papá… ¿cómo no estar grande si no te veía hace casi un año? – lo abrazó por el cuello y apareció su madre desde la cocina.

- Hola hija. – dijo sonriente.

- Hola ma’.- sonrió la pequeña y saludó a su madre.

- ¿Te ha gustado la sorpresa?

- ¿¡Tu sabías!? – se quejó.

- Sí… - sonrió. – Pero era una sorpresa.

- Son malvados. – entrecerró los ojos  volvió a abrazar a su padre. – Igual te amo, ¿sabes? Eres el único hombre distinto a los demás.

- ¿Qué? ¿Tengo yerno? ¿Qué está pasando? ¿Y todas esas llamadas por Skype? ¿Y no me dijiste nada? – comenzó el interrogatorio.

- Ay, papá, ya echaste a perder el momento. – rodó los ojos, cogió su mochila y se fue a su habitación, claro que primero pasó por la de su hermano a molestarlo un poco y siguió hasta su habitación.

Se quedó en su habitación, haciendo sus deberes, escuchando música y preparando una presentación para el día siguiente. Estaba en eso cuando alguien tocó su hombro y se sobresaltó, asustándose, llevándola a coger una tijera y darse la vuelta amenazando a quien fuera.

- Hey, ¿llevó apenas unas horas aquí y ya quieres matarme? – bromeó y la chica bajó las tijeras dejándolas en su escritorio.

- ¿Qué pasa, papá? – preguntó la pequeña, volviendo a sentarse en su silla y el padre se sentó en la cama.

- Lulú, ¿no quieres contarme qué ha estado pasando en la escuela? – preguntó.

- Papá, sabes que no quiero hablar de esto. – se giró para seguir con el trabajo, pero su padre giró la silla nuevamente.

- Pero tú sabes que me importa… Nunca estoy en casa y ahora que sí lo estoy estás encerrada aquí sin contarme lo que pasa en tu vida. Así que ahora dímelo. – más que una petición fue una orden. Lulú se giró en su silla, escondió su cabeza sobre sus brazos que estaban apoyados sobre la mesa

- Me gusta Felipe. – dijo con pesar.

- ¿Felipe? ¿El chiquillo ese que es hijo de Harry? – preguntó su padre sorprendido y Lulú asintió. – Lucy… ¿te gusta tu mejor amigo? – volvió a mirar a su padre, negando con su cabeza.

- Sabes que no es mi mejor amigo… somos amigos de la infancia, hemos crecido juntos y es años mayor que yo, eso es todo… - se encogió de hombros.

- ¿Y por qué no le dices? – preguntó su padre.

- Porque él está con la capitana de las porristas y tú sabes cómo es él… Tímido, vergonzoso… Estoy segura que ella sólo lo quiere para burlarse de él. – dijo con los ojos cristalizados. – Jamás podré decirle que lo quiero, papá, a pesar de que yo lo amé primero. – su padre, sonriente llamó a su esposa para que escuchara lo que su hija acababa de decir.

- ¡Nicky! – la llamó y a los segundos ella ya estaba en la pieza.

- ¿Qué ocurre, Lou? – dijo amable, Nick, sentándose al lado de su esposo.

- Lucy, cuéntale lo que me has dicho ahora. – su hija, sin entender lo que ocurría, repitió la historia, mientras que sus padres la miraban con ternura.

- ¿Ahora me van a decir que pasa entre ustedes? – dijo Lulú algo enfadada, creía que se estaban burlando de ella.

- Es bien simple… - dijo Nick. – La historia se repite, pero al revés. – dijo mirando a Louis, quien sonreía, y abrazó a su esposa.

- ¿Qué historia? – preguntó Lucy, dando paso a que sus padres le contaran la historia de ellos, de su infancia, de su enamoramiento secreto, de John, de lo ocurrido con Nick y su virginidad, y luego, de la feliz vida que llevan hasta ahora. - ¿De verdad? – dijo impresionada.

- Sí… es increíble que tú ni siquiera sabías qué pasó en nuestro pasado y estás en la misma situación. – dijo su madre.

- Sólo debes esperar tu turno… si estás tan segura de que terminarán, quédate junto a él, a apoyarlo… estate ahí para cuando lo necesite y se dará cuenta de la hermosura que se está perdiendo. – dijo su padre acariciándole la mejilla y su hija sonrió.

- Gracias, papá… gracias mamá… - los abrazó y Ed, el hijo menor de los Tomlinson, se unió al abrazo, luego de haber estado escuchado tras la puerta. - ¡Eres un cotilla! – se quejó Lucy y de todos modos abrazó a su hermanito.

- Los quiero, familia. – dijo Louis.

- Igual nosotros. – dijeron los demás a la vez, quedando este recuerdo grabado en sus mentes como anécdota familiar, de generación en generación.

Loved you first. - Louis TomlinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora