Capítulo 21: El Enigmático miembro de La Junta

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Un fuerte y potente sol pega en aquella zona, un desagradable olor a pescado llena el aire y una humedad se levanta cubriendo el pequeño pueblo en el que se encuentran al bajar del tren.

Definitivamente están en un muelle, recorren una plazoleta muy calurosa hasta llegar a una costa, desde ese punto se puede ver la entrada al muelle a solo unos metros de distancia; pero cambian su curso hacia una pequeña galería a un costado de la entrada, de madera rustica edificada sobre la cálida arena. Allí se dirigen.

Tomás contempla el mar con asombro, caminan por la arena que le da la impresión de ser más blanca que como la recuerda, y el mar que se extiende desde la costa hasta desaparecer se mezcla con el cielo, da a pensar que puede ser un mar cálido ya que la potente luz del sol se refleja perfectamente en esa superficie cristalizada.

También nota que la muchacha intenta protegerse del sol colocándose el sombrero blanco y abriendo el paraguas transparente, aunque ahora que lo ve abierto se da cuenta de que es de un color gris que termina en las orillas trasparente. Supone que al ser atanita el sol de la Península Solar es dañino para ella, a lo mejor Sue es irregular ante la radiación o la magia amanita, convirtiéndola en una especie de vampiro en aquellas zonas.

Le parece la respuesta más razonable, y se siente conforme de poder saber lo que sucede a su alrededor sin andar preguntando por primera vez desde que llegó a Solunier.

Al entrar en la galería una campanilla anuncia su entrada, y encuentra a Galas y a Ardilla esperándolos sentados tras el mostrador.

Por dentro esa galería es más pequeña, está llena de cosas y objetos extravagantes, como peces petrificados, anclas de todos tamaños, muchas baratijas y calendarios. Aparentemente es una tienda de recuerdos, pero parecía estar en desuso hace vario tiempo por lo antiguo y deteriorado de los objetos dentro de ella. Es la primera vez que Tomás ve algo viejo y deteriorado en Solunier.

El equipo ya está reunido nuevamente, Ardilla y Galas habían estado trazando mapas para repartirlos a cada integrante, también habían planeado la estrategia que usarán para descubrir a la persona que desea el reloj de Tomás.

—Ya que estamos todos puedo empezar a explicar el plan —comienza diciendo Galas, a pesar de estar solos en una casucha abandonada llena de baratijas hablaban despacio—. Haremos tres grupos: Sue y Rex, serán el equipo A, Tomás y Ardilla serán el B y yo seré el C.

—¿Grupo de uno solo? —interrumpe Tomás, quien está algo distraído observando las cosas a su alrededor.

—Hemm... sí —afirma como si la respuesta fuera obvia, y toma uno de los mapas que había trazado junto con Ardilla—. Aquí hemos marcado los lugares en donde debe estar cada uno, espero por el bien de ustedes que no pierdan el mapa —dice lo último fingiendo un tono enojado.

Ardilla les reparte el mapa correspondiente a cada uno, en él está representado el muelle visto desde arriba, y líneas de colores recorren lugares específicos.

Cada mapa está marcado con un número escrito en la parte superior, el de Tomás decía "Cinco", ya que era el quinto integrante del equipo. Puede entender los trazos en su mapa, pero no logra entender qué eran esos símbolos escritos a los costados de los trazos, que en su caso son de color rojo.

—Exactamente a las 7:45hs sale el próximo camión de mensajería — sigue Galas con la explicación.

—Un momento ¿por qué un camión de mensajería sale desde un muelle? —pregunta Tomás contrariado.

—Porque sí, así es en todos lados —responde Galas algo impaciente por esa pregunta que no tiene relevancia para lo que están planeando.

—De donde yo vengo no —replica Tomás con un comportamiento caprichoso.

Solunier: Entre Luz y OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora