- ¡Ei!
Detuvo sus pasos cuando escuchó la voz más bonita del mundo pronunciar su nombre. Una sonrisa automática se dibujó en sus labios al tiempo que se giraba y veía correr a la pequeña omega hacia ella.
- Buenos días, Ei.
Los brazos de Miko le rodearon momentáneamente, y el calor se expandió por su pecho.
El dulce aroma de la omega la envolvió, mejorando su mañana al instante. Definitivamente, podría acostumbrarse a eso.
- Buenos días, Yae. - Respondió cuando el contacto se rompió.
Las dos chicas continuaron juntos su camino a clase, charlando sobre lo deliciosas que estuvieron las magdalenas de Miko del día anterior, mientras todos los estudiantes que estaban en el pasillo contemplaban la escena incrédulos.
Los cuchicheos y las miradas indiscretas les precedían, y es que, no todos los días se veía a la estudiante más dulce y más deseada de todo el instituto abrazar a la alfa más temida.
Aquello era como ver a un conejito darle la patita a un tigre; antinatural. Aquella amistad iba contra todas las leyes naturales de los círculos sociales adolescentes. ¿La marginada y la popular? ¿Esto qué es, una novela cliché de wattpad? (Como sabe¿)
Ningguang ya estaba en clase esperando a su mejor amiga con una de sus sonrisas rectangulares, que lentamente se desvaneció al verla entrar charlando animadamente con Ei. Cuando la peli rosa la vió, le dedicó una gran sonrisa y se dirigió hasta ella, arrastrando a la alfa a su lado.
- Nin, ella es Ei Unnie. Ei, ella es Ningguang. Seguro que nunca os han presentado. - Habló Miko animadamente.
- No, nunca había tenido el...placer. - Dijo Ningguang con notable ironía.
Ei quería alejarse lo más pronto posible, no le gustaba conocer a gente nueva.
Y que la amiga de Miko la mirase como si fuera un secuestrador de niños en una furgoneta blanca, tampoco ayudaba.
Pero Miko se veía tan feliz, tan ilusionada, con sus pequeños ojos brillando de felicidad, como si nada le hiciera más ilusión que presentarlas, como si de verdad ella le importara. Aquella niña era su perdición.
Ei se obligó a poner su expresión
más neutral y a mirar a Ningguang.- Encantada.
La chica la miró como si le hubiera salido otra cabeza.
- Igualmente... - Respondió desconfiada.
Miko aplaudió alegre.
- ¿Ves, Nin? Te dije que Ei era genial.
Ningguang asintió sin convicción, no queriendo discutir con su amiga.
Mientras, Ei solo podía pensar en que Miko creía que era genial. No pudo evitar sonreír, aunque, cuando se dio cuenta de que Ningguang la observaba con el ceño fruncido, volvió a su expresión neutra.
Cuando el profesor Zhongli entró a clase, Ei volvió a su sitio y Miko tomó asiento junto a Ningguang.
- ¿Estás loca? ¿Ahora eres su amiga? - Preguntó Ningguang entre susurros mientras el profesor escribía en la pizarra.
- Sí, lo soy. ¿Tienes algún problema?
El tono de Miko dejaba claro que, como la respuesta a aquella pregunta fuera errónea, iban a tener problemas.
Y muy serios.
- No, es solo que...no me gusta. Hazme caso, mochi, Ei no es de fiar.
- Estoy harto de tus "no es de fiar", Ningguang, eso no son más que prejuicios.
Que le hubiera llamado por su nombre completo no era buena señal.
- Lo siento, Ji-Ji, es que no me da buena espina...
- ¡Pero no es un pescado, no tiene que darte ninguna espina! - Respondió haciendo un puchero frustrado.
Ningguang reprimió una risa, su amiga no tenía remedio.
- ¡Tengo una idea! - Exclamó de pronto Miko.
Quizá lo hizo demasiado alto, porque toda la clase se giró hacia ella, incluído el señor Zhongli.
- ¿Le gustaría compartir esa idea con el resto de la clase, señorita Miko? - Preguntó el profesor.
Les mejillas de la omega se tiñeron de un potente rojo, bajó la mirada avergonzada y empezó a jugar con sus manos.
- Lo siento mucho, señor Zhongli, no volverá a ocurrir. - Se disculpó con voz suave.
Miko había despertado el instinto protector de todos los alfas y betas del aula, incluído el profesor, que le regaló una sonrisa tranquilizadora.
- No se preocupe, todos nos despistamos de vez en cuando.
Miko le devolvió una enorme sonrisa y una efusivo asentimiento de cabeza.
- Ji, tienes suerte de ser tan adorable, así nadie se da cuenta de que, en realidad, eres un desastre.
Las dos amigas rieron bajito.
- Cuéntame esa idea, anda.
- Tenemos que salir los tres, ir a algún sitio juntos. Así verás que Ei no da nada de miedo, y que es una chica estupendo. - Miko sonrió ilusionada, convencida de que, al lado de su idea, la de la cura de la malaria era una nimiedad.
- Oh no, no, no. Ni hablar. Y, ¿desde cuándo le llamas Ei con tanta familiaridad?
Las mejillas de Miko volvieron a teñirse de rojo y desvió la mirada.
- Desde ayer, ella ha empezado a llamarme Yae. - Dijo y sonrió suavemente recordando el momento en el que la alfa le llamó así por primera vez.
Aún quería saber en qué pensaba cuando lo hizo.
- Oh Dios mío. - Dijo Ningguang separando mucho las palabras. - Te gusta, ¿verdad?
Las mejillas de Miko se encendieron aún más si era posible y abrió los ojos
desmesuradamente.- ¿¡Qué!? ¡No!
- No me mientas, Miko, te conozco mejor que tú misma. - Ningguang resopló rendida.
- Será mejor que organices esa salida, tengo que decirle unas cuantas cosas a esa alfa descerebrada.
Como te haga algo malo, se las verá conmigo.
- Cállate, Nin.
Miko estaba tremendamente avergonzada. A ella no le gustaba Ei, no, nope, para nada. Ei solo era su amiga, una amiga que la ponía nerviosa y que hacía que unas agradables cosquillitas viajaran desde sus pies hasta la cabeza, dejando una dulce sensación a su paso.
Nada especial.
Miko miró al lugar en el que se encontraba la alfa, topándose de lleno con sus ojos Violeta oscuro.
Ei sonrió y ella volvió a mirar la pizarra rápidamente, avergonzada.
La suave risita de Ningguang se escuchó de fondo.
Puede que le gustara Ei, solo un poco.

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-Untouchable'
Fanfiction"Tras meses de silenciosa observación, ¡llegó la hora de pasar a la acción! Ei es la alfa más temida y respetada en todo el instituto, pero no ha podido evitar caer por la dulce omega de cabello rosa y mejillas regordetas. ¿Será capaz de dar un pas...