Corazón Helado

4 - Calor y frío

Hola a todos, aquí Coco quien está relajada disfrutando de sus vacaciones de invierno, y viene a compartir un buen momento de este tipo con sus queridos cocoamigos e invitados fufufu. Y hablando de disfrute, el día de hoy les tengo un cap más intenso y sexy que los otros 7u7 Aún no tendremos melizabeth (puede que tarde un poco), pero no sé preocupen. La pareja de hoy les sorprenderá, así que mientras esperamos el reencuentro de Eli y Mel, ¿qué les parece si vamos a leer mi pequeña sorpresa? Fufufu. Ya saben qué hacer.

***

—¿Qué tipo de caballos tienen, Meliodas? ¿En verdad crees que podrán aguantar tanto peso? —cuestionó Liz a su guía al ver el trineo que había preparado.

—Me temo que no tenemos caballos, alteza. —Pero ella no se rindió en su cuestionamiento.

—¿Perros?

—No.

—¿Renos?

—No.

—¿Y entonces? —El montañes se giró a mirarla con expresión burlona, y le soltó la verdad mientras se paraba ante su peculiar establo.

—Tenemos cerdos.

—¡¿Cerdos?!

—Sí, cerdos. Ahora hazte para atrás, que este par necesita mucho espacio para moverse. Hawk, Wild, salgan de ahí, debemos realizar un trabajo.

—¡Ni en broma! —refunfuñó una voz dentro de la covacha de paja, pero acto seguido el rubio abrió las puertas para dar paso a un porcino enorme y rosado—. ¡Ciérralo! ¿No ves que hace frío? Además es casi de noche, ¿qué podrías necesitar a estas horas?

—Que por fin te comportes como el caballero que dices que eres, y nos ayudes en la misión de rescate de una princesa.

—¡¿Qué?! —gritó anonadada la rolliza bestiecilla.

—¿Una verdadera empresa de caballería? —preguntó el otro cerdito, mucho más robusto y peludo que su hermano menor—. Suena importante. ¿Cuáles son los detalles?

—Creo que ella podrá explicarles. Hermanos cerdos, esta es Liz, la segunda princesa del reino.

—Majestad —dijeron los robustos cuadrúpedos reverenciando a la vez—. Estamos a su servicio. —Diez segundos de silencio, una pequeña risa, y de pronto la pelirroja estalló en un grito de emoción.

—¡Son cerdos! ¡Verdaderos cerdos que hablan! ¡Oh, diosas, son magníficos! A Eli le encantaría, ¡quería uno desde que éramos niñas! —La asombrada chica abrazaba y observaba al par de animales por todos lados mientras Meliodas la miraba con una mezcla de fastidio e impaciencia.

—Bella dama —La interrumpió Wild con su voz más ceremoniosa—, ¿asumo que esa tal Eli es la otra princesa a la cual debemos ayudar? —La sonrisa de la chica se borró de inmediato de su cara, pero igual se abrazó a la esponjosa figura de Hawk antes de seguir.

—Sí, señor Cerdo. Debemos salvar a mi hermana, la reina Elizabeth, la cuál está perdida en algún lugar de esta montaña.

—No debe inquietarse. Yo, el guerrero errante Wild...

—¡Y yo! Sir Hawk de la Orden de las Sobras...

—¡Entraremos a su servicio para rescatar a la princesa!

—Gracias. Muchas gracias, amiguitos.

—Cerdos cretinos, ya déjense de ridiculeces y vámonos —cortó Meliodas enrollando a Hawk en una enorme bufanda—. El camino se hará más difícil conforme oscurezca, así que será mejor llegar a la mitad antes de que vuelva a cambiar el clima. —Y entonces, con todos a bordo y atado el trineo a las enormes bestias porcinas, comenzó el viaje por el helado bosque hacia la montaña solitaria.