10 - Corazón Helado

456 40 14
                                        

Solo tengo algo que decir UwU ¡FELIZ NAVIDAD! <3<3<3

Hola a todos, aquí Coco, quien baila entre copos de nieve con una ropita bien abrigada, y está lista para traerles a todos ustedes el gran final de nuestro Maratón de Invierno. Un año más se fue, esta historia también, pero como estamos celebrando los últimos momentos del 2022, más vale hacerlo con mucha alegría, gratitud, y sobre todo, amor. ¡Y nosotros los melilovers somos expertos en amor! ^w^ Les deseo lo mejor mis queridos cocoamigos, muchas gracias por haber estado conmigo a lo largo de esta historia, y espero el próximo año podamos seguir juntos, llenos de buenos momentos, bendiciones y, por supuesto, melizabeth, fufufu <3 No me despido chicos, solo es un hasta luego para irnos a leer, a descansar y a disfrutar la navidad >3< No se vayan a exceder, recuerden dejarle galletitas a Santa Clauss y, respecto al final de mis historias de hoy, ¡ya saben qué hacer! 

Posdata: si se quedan con ganas de más, vayan a mi otra obra La Danza de Invierno, y esperen un pequeño detallito mañana, fufufu <3 

***

—¡Meliodas tonto! ¡Ya te dije que no seas necio y te recuestes! Tengo la importante misión de evitar que te congeles, así que salir en esta tormenta está fuera de discusión.

—¡Y yo ya te dije, cabeza de helado, que tengo que ir!

—¡Tienes que confiar en los demás! No tardaran, seguro regresan en cualquier momento.

—¡Está aquí!

—Sí, en cualquier momento estarán...

—¡No, pedazo de nieve con patas! ¡Ella está aquí! ¡Mira! —Casi arrancándole la cabeza de lo fuerte que se la giró, el rubio logró hacer que su guardián mirara por la ventana hacia una ventisca que parecía girar en un punto fijo haciéndose más fuerte a cada segundo.

—¡Oh! Bueno, tu teoría es bastante sólida. Eso definitivamente se ve como la pequeña Eli. ¿Estás seguro de que está ahí?

—Cuando se trata de Elizabeth, puedo sentirlo todo. Está esperándome, me necesita, y no le voy a fallar. —A pesar de que todo su cuerpo estaba pasando de gris a blanco con gran rapidez, el muñeco no pudo evitar asombrarse de lo que veía en sus ojos: una cálida llama de color esmeralda que no se apagaba ni con la maldición helada que pesaba sobre él. Sonriéndole con ternura, lo arropó más, lo acercó al fuego y le preguntó lo único que necesitaba saber para tomar el riesgo de salir juntos a buscar a la reina.

—¿La amas? —Dando su mejor esfuerzo para que los puños no le temblaran y para sonreírle de vuelta, el ojiverde asintió mientras tiraba de su brazo para alejarlo de las llamas.

—Más que nada en la vida. Ahora quítate, te vas a derretir.

—Vale la pena por ciertas personas. —Entonces aquel momento de paz quedó destrozado por el estruendoso ruido de los cristales de las ventanas, quebrándose bajo la furia de la nieve arremolinándose.

—¿Y bien? ¿Me ayudarás Gowther?

—¡Claro que sí! —Entonces el muñeco se puso de pie, volvió a ponerle su grueso abrigo a Meliodas y, tras desaparecer dos segundos en otro cuarto, volvió con una gigantesca olla—. ¿Qué? Es lo más grande que encontré y que tuviera parecido a un trineo. Mejor agradezcamos a los cielos que eres pequeño como para caber en esto. Ahora sube, que el expreso Gowther está por partir.


*

Desolación. Eso es lo que sentía Elizabeth mientras avanzaba por la tormenta que había ocasionado ella misma. Tenía que alejarse lo más rápidamente posible del reino, esa sería la única forma de poner a todos a salvo de nuevo. Sin embargo, a cada paso que daba se sentía más y más sola, y la enorme tristeza que cargaba se sentía como plomo que le impedía mover sus piernas. Pensaba en su hermana, sola y perdida en la nieve. Pensaba en sus amigos, que habían ido a intentar rescatarla pese a lo que era. Y pensaba en Meliodas, sobre todo en él, tratando de recordar su rostro para sacar las fuerzas necesarias y seguir adelante. Camino del mar, sentía las olas congelarse bajo sus pies y el viento resistirse a ella, como si quisiera obligarla a quedarse ahí. Cayó al suelo, incapaz de dar un paso más, cuando escuchó la voz de alguien llamándola en el viento.

Corazón HeladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora