Epílogo

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Solo tengo una cosa qué decir UwU Feliz Navidad a todos, ¡muchas gracias por estar aquí! 

***

Elizabeth por fin estaba regresando a su alcoba después del largo día de trabajo que había tenido. En la mañana se había reunido con su corte para contarles su historia y, cuando por fin las evidencias encajaron y se dejó al descubierto todas las manipulaciones de Ludociel, pudo ver con gran satisfacción que, pese a todo, su pueblo la amaba y aún la veían como su reina. Se le aplicó sentencia de exilio al traidor, que en ese momento debía estar ya en la prisión de su país, y la peliplateada por fin pudo volver a respirar tranquila, sabiendo que ya nunca más tendría que guardar secretos.

La revisión del estado del pueblo fue mucho más rápida de lo que pensó ya que, gracias a la valiosa ayuda del rey de las hadas, incluso los hogares más afectados recibieron apoyo. Quedó profundamente conmovida al escuchar su historia con su padre pero, al final, cualquier sentimiento triste quedó opacado por la maravillosa alegría de las hadas y humanos que patinaron sobre la pista de hielo que creó para ellos. Ban y Elaine eran todas unas estrellas pero, definitivamente, su amiga Diane había sido la más fabulosa sobre patines. Se sintió muy feliz cuando su guardiana y King le pidieron permiso para marcharse juntos. No había nada que temer. Ahora las puertas permanecerían abiertas, y ellos podrían ir y venir tantas veces como quisieran. O tal vez, podía ser ella quien los visitara.

Elizabeth aún sonreía al recordar la reacción de su hermana cuando se lo contó, pero si eso ya la hacía feliz, no fue nada comparado a cuando Ross le pidió abiertamente que saliera con ella. Evidentemente, Liz había descubierto lo que era el amor verdadero. Los vio juntos paseándose por cada puesto del festival de coronación, que aún seguía, y tuvo que contener la risa al recordar cómo la pelirroja metía a la boca de su novio cada dulce que encontraba. Aunque no estuvo presente cuando le repuso su trineo perdido, estaba segura de que su reacción había sido igual de cómica.

Mientras, Gelda y Zeldris se habían dedicado a ayudarla a poner el orden el castillo. Aún había muchas cosas que cambiar, otras que reparar, pero hacían un equipo tan formidable que no vio necesidad de interrumpirlos absolutamente para nada. Luego se puso a pensar en el resto de sus amigos que formaron parte de esa aventura y, con un gran sentimiento de gratitud y emoción, supo que aún había una larga lista de cosas por hacer. Nuevos establos para Wild y Hawk, una sucursal de la tienda de Ban y Elaine en la ciudad, caminos nuevos para que los montañeses bajaran. Y por supuesto, un reconocimiento para una persona muy especial.

—¡Gowther! —El muñeco de nieve se acercaba dando pequeños saltos hacia ella a través del pasillo. Su piel brillaba por la nueva capa de nieve mágica inderretible que lo protegía, pero como Elizabeth seguía sin estar convencida de que eso fuera lo mejor para él, se aventuró a preguntarle una vez más—. ¿Cómo estás? ¿Te está gustando la vida en el castillo?

—¡Es genial! ¡Hay tanta comida, cosas y personas cálidas que parece que no terminaré de conocerlas todas!

—Me alegra mucho querido, pero debo volver a preguntarte, ¿estás seguro que no quieres ir con King para que tratemos de hacerte real como a Diane? Tal vez serías más feliz así.

—¡Pero sí soy real! Y no hay ninguna duda de eso: he probado chocolate caliente, bailado bajo el sol, me he sentado junto a una chimenea, ¡y me han dado muchos abrazos! No necesito nada más para sentirme feliz, y además, me gusta estar con mis pequeñas princesas, ya sea aquí o allá. —Entonces el muñeco le dio un fuerte abrazo, y a pesar de lo frío de su nieve, Elizabeth pudo sentir la magia que latía en él.

—Oh, Gowther... —Sin duda estaba vivo y feliz. Convencida de esto y por fin libre para concentrar toda su energía en la persona en la que estuvo pensando todo el día, se inclinó y preguntó al muñeco su paradero en secreto—. Querido, ¿por casualidad sabrás si Meliodas ya regresó de su viaje?

Corazón HeladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora