Hola a todos, aquí Coco, quien se resiste a dejar ir esta bella y helada historia, pero que igual sabe que debe hacerlo para dejar que llegue la navidad TuT [suspiro] Este mes pasó demasiado rápido para mi gusto, pero igual la estamos pasando super, así que no hay arrepentimientos, ¿verdad cocoamigos? °u^ ¡Recomendaciones fiesteras! Coman antes de beber, no crucen diferentes tipos de bebidas... y no lean esto con una copa en la mano, o lloraran de tristeza o coraje. Ya saben qué hacer, fufufu <3
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—Es mi culpa. ¿Qué tal si están lastimados? ¿Qué tal si se pierden? ¿Qué tal... si los hechice? —Elizabeth caminaba de un lado a otro dentro de su enorme castillo de hielo mientras la gigante que había creado la miraba preocupada. Para cuando la reina recuperó la conciencia y se dio cuenta de lo que hizo, el sol ya había vuelto a salir por el horizonte, y era imposible ir tras sus amigos, en especial con la ventisca creciente.
Sus poderes se iban incrementando a cada segundo y, sin embargo, eso ya no era lo que más la asustaba. Descubrió que lo que en verdad la aterraba era la idea de perder a la gente que amaba o, lo que era peor, que ellos dejaran de quererla al descubrir el monstruo en que se estaba convirtiendo. Quería hacer las paces con Liz, incluso si eso implicaba acceder a su casamiento. Quería disculparse con Gelda, Zeldris, Estarossa y todos sus amigos. Pero lo más importante, quería desesperadamente volver a ver a Meliodas, y no le importaba la idea de morir después para librarlos a todos del invierno. Pero, ¿en verdad estaba dispuesta a sacrificar su vida? Salió de sus pensamientos cuando escuchó el inconfundible sonido de caballos relinchando en su entrada.
—¡Diane! —No tuvo siquiera que darle la orden, pues la enorme bailarina de hielo sabía exactamente cuáles eran las intenciones de aquellos invasores. Martillo en ristre, la chica de coletas salió a enfrentarse con más de una docena de hombres armados, que la rodearon como lobos a la presa tratando de derribarla. Un gran estruendo de cristales rotos estremeció su palacio, y ella supo que su amiga de nieve no podría resistir mucho tiempo más.
"¿Por qué? ¿Por qué no puedo controlar mis poderes?". El frío era cada vez más fuerte, pero aún así, ella no estaba logrando desviar nada de esa energía a su guardiana gigante. Se sentía demasiado débil para defenderse, o siquiera para caminar y, a su vez, sentía que con solo desearlo podría lograr que cada uno de esos soldados acabara atravesado por una estaca de hielo. Cuando se percató del tipo de pensamientos que estaba teniendo, se horrorizó tanto de sí misma que cayó de rodillas al piso y se puso a temblar.
—¡Ahí está! —Alzó la vista justo a tiempo para ver como dos de los que hasta ese momento había considerado aliados de su reino entraban armados con un par de ballestas.
—¡Sariel! ¡Tarmiel!
—Por... por favor no se resista alteza.
—¡Esta es la única forma de salvar el reino!, ¡por favor deje de luchar!
—¡No se acerquen más! —Pero era muy tarde para impedir la ola de miedo que desató su poder. Su gran salón se estremeció con un nuevo temblor, sus manos destellaron un instante, y al siguiente, amenazantes picos de hielo apuntaron a los cuellos de los dos nobles que alguna vez consideró amigos.
Antes de que ninguno pudiera hacer nada, el resultado de la batalla fue decidido. Uno de ellos quedó colgando de una de las paredes con las ropas clavadas al muro, y el otro estaba por caer hacia el vacío desde el balcón del castillo. Elizabeth ya no podía ni llorar, pues sus lágrimas se volvían nuevos cristales que congelaban su cuerpo. Estaba por rendirse, por permitir que su fuerza estallara sin importar las consecuencias, cuando escuchó una voz que la trajo de nuevo al presente.

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Corazón Helado
FanfictionSolo un acto de amor verdadero puede derretir un corazón helado. Pero, ¿qué es el amor en realidad? Atrapadas en su castillo por un pasado triste y un secreto, las hermanas Elizabeth y Lizz se cuestionan esto mientras su inminente coronación les tra...