𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄𝐒

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Capítulo 15

“Amantes”

La mañana había llegado al castillo y el día prometía ser tranquilo, al menos eso es lo que algunos creían.

Mientras tomaban el desayuno en la sala privada, el rey y la reina sostenían una conversación sobre la presencia de Varton en el castillo.

—Nunca debiste haberle dado el apellido —dijo la reina.

—Tú sabes por qué lo hice, mujer —respondió el rey.

—Lo que hizo ayer no tiene decencia. ¡Primero le arrebata un ojo a mi hijo y ahora golpea a mi hija Vasko! —se quejó Ahela con rabia e indignación.

El rey suspiró. —No tienes que preocuparte, yo me encargaré de eso.

—Deberías ser severo. Valko y Molko lo fueron y con justa razón.

—Estoy enterado de todo, no te preocupes —habló Vasko, notándose sereno y muy tranquilo, mostrando así lo propio de su naturaleza por ser un Worwick rubio.

Las puertas de la sala se abrieron y un guardia anunció la entrada de Varton. Él ingresó, hizo una reverencia a la reina y al rey, mientras Ahela se levantó de la silla, limpió su boca, y seguidamente se retiró sin dirigirle la palabra a Varton.

—¿Me mandó llamar mi rey?

—Te mandé a llamar para darte algunas órdenes —replicó el rey.

—Creo saber de qué quiere hablar y yo quisiera poder decirle algunas cosas.

—No he pedido tu opinión aún —intervino el rey, silenciándolo. Varton guardó silencio y el rey prosiguió—: Varton, te dejé entrar a mi casa y a mi familia, y te di mi apellido en honor y gratitud a mi hermano, quien fue tu padre, y exijo que respetes ese acto. Ya una vez cometiste una falta grave a uno de los príncipes herederos al trono, aun así, se te perdonó por la corta edad que tenían en ese tiempo. Pero cualquier cosa que hagas ahora, en estos momentos, en mi casa, no te lo voy a perdonar, y mis hijos no lo harán.

—¡Me desprecian todo el tiempo! —comentó Varton con enojo—. ¡Me llaman bastardo!, se mofan de mi origen y los guardias y servidumbre de este lugar no me respetan. ¡Los protegen y obedecen a ellos todo el tiempo y no a mí!

—No esperes el mismo trato que reciben mis hijos y mis nietos, y creo que sería más que grosero para ti aclararte el porqué, ya conoces las razones.

—¡Yo también tengo la casta blanca del rey Aiseen! —exclamó Varton, señalando su cabello.

—Valko, mi hijo, es hijo del rey de Southlandy junto a la reina Ahela, descendiente de los Castelfeld del norte. Él nació en la línea correcta en un matrimonio sólido y gobernante. Es un príncipe legítimo y sus hijos son legítimos. Anya es mi hija y la princesa Dunnotor es princesa de uno de los reinos del norte. No quiero ser grosero y recordarte cómo fuiste concebido y porque no tienes ni recibes un título, ni el mismo trato que los legítimos príncipes, así que te ordeno que mientras estés en mi casa, te comportes y respetes, porque si no lo haces, no meteré mi mano esta vez para otorgar piedad.

—Sí, mi rey —agachó Varton la cabeza con rabia.

Vasko se retiró de la sala mientras Varton se mordía la lengua con ira por las fuertes palabras del rey, pero eso no lo detendría de hacer lo que planeaba. Su estancia en el castillo debía valer la pena.

 Su estancia en el castillo debía valer la pena

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