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Fue una gran sorpresa, todo en este día era una gran sorpresa para Myoui Mina y su esposa y Omega Im Nayeon.

—Vaya, mi amor, no puedo creer lo que el doctor nos acaba de decir.—Dijo Mina aun sin poder creer lo que había escuchado.

—Yo tampoco Minari, yo tampoco me esperaba esa gran noticia.—Dijo la Omega sujetando el brazo de la Alfa.

Aún no podían creer en serio lo que les habían dicho, necesitaban más cosas entonces.

Tal vez Nayeon y Mina estaban equivocadas al respecto con su cachorro, no era simplemente un gran y gordito cachorro como ellas veían.

No, de hecho había tres pequeños cachorros en el interior de la linda Omega peli-rosa, en el vientre de Nayeon crecían tres pequeños seres.

Tal vez Mina tenía una muy buena puntería, ahora tenían que comprar más cosas para los tres cachorros que venían en camino.

Ahora tendrían que contarle la noticia a sus madres, tenían que saber que venían trillizos en vez de un solo cachorro.

Y a pesar de eso, ambas estaban más felices, venían tres hermosos seres a su vida, y les emocionaba tener tres pequeños seres en sus vidas.

—Bien, mi amor, ¿Te parece si vamos al centro comercial a comprar más cosas?—Dijo Mina pasando su brazo izquierdo a la cintura de Nayeon.

—Está bien Alfa, tenemos que comprar más cosas, con esa cuna que compramos no alcanza para los tres.—Dijo Nayeon haciendo una mueca de decepción.

De hecho, la noticia de que esperaban trillizos les había caído como un balde de agua fría con hielo. ¿Quién se esperaría que Mina tuviera muy buena puntería?

Aunque también les alegraba los corazones, Nayeon ya podía comprar trajes iguales para sus bebés. Y lo primero que quería hacer era disfrazarlos de pingüinos, técnicamente disfrazarlos de su madre Alfa.

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—¿Qué te parece está, cariño?—Dijo la Alfa tocando una de las cunas.

—Creo que es perfecta, aunque a dos de ellos les va a tocar compartir cuna.—Dijo Nayeon rascando su nuca.

—No importa, tesoro, podemos comprar otra cuna para el otro bebé.—Dijo Mina acercándose a la Omega de vientre hinchado.

—Minari, pero ya estás gastando mucho dinero en todo esto.—Dijo Nayeon sintiéndose avergonzada.

—Pero que dices, mi amor, eres mi Omega y madre de mis cachorros, además como lo estoy diciendo, MIS cachorros, yo puedo gastar todo lo que yo quiera en ellos. Merecen una vida feliz, y cada uno merece su cuna.—Dijo Mina abrazando a la Omega.

—P-pero M-Minari, y-ya parezco t-toda una mantenida.—Dijo Nayeon comenzando a sollozar.

—Mi amor, no eres una mantenida, recuerda que esos pequeños también son míos y tú eres mía. Yo gasto todo lo que quiera en mis amores.—Dijo Mina acariciando con cuidado el vientre de la Omega.

—P-pero M-Minari... —Mina puso uno de sus dedos sobre los labios de la Omega.

—Calma, tu linda Alfa se hará cargo de cuidar a su Omega y a sus cachorros.—Dijo Mina dándole un beso en la frente a Nayeon.

Mina jamás se molestaría con Nayeon, siquiera le molestaba el hecho de lo sensible que estaba la Omega.

A pesar de todo, eran los cambios de humor del embarazo, a veces Nayeon estaba feliz sin saber el motivo, otras veces lloraba porque sí, otras veces se enojaba porque escuchaba una mosca volar, y así.

Mina amaba a su bolita de cambios de humor, una hermosa bolita hinchadita de pequeños cachorros en su interior.

Mina limpió con sus pulgares las lágrimas de Nayeon, y luego le dio un corto beso en los labios.

Tal vez Nayeon tenía demasiados cambios de humor, pero su mejor remedio para eso eran los besos y mimos de Mina. De su Alfa.

Esta pasó la yema de su pulgar por los gruesos labios de la Omega, esos labios que amaba besar.

—Mi amor, mi bolita de amor, por favor cálmate y relájate un poco, no eres una mantenida y jamás lo serás, todo lo hago por nuestros lindos cachorros.—Dijo Mina nuevamente acariciando el vientre de su Omega.

—E-está bien Minari, prometo calmarme un poco.—Nayeon hundió su cabeza en el pecho de Mina, oliendo el dulce aroma de la Alfa, ese aroma que amaba demasiado.

A ambas no les importaba si estaban en medio del pasillo, Mina le daría todos los mimos necesarios a su Omega en dónde sea si esta los necesitaba.

Y Nayeon amaba recibir los mimos de Mina, no había nada mejor que una Alfa mimadora y cariñosa.

Mina era todo lo que Nayeon quería.

Y Nayeon era todo lo que Mina quería.

Ambas tenían esa conexión tan fuerte, que nadie dudaría que ellas son pareja, siquiera necesitaban suficientes muestras de afecto para darse cuenta. A simple vista eran la mejor pareja de todas.

Nayeon sólo frotó sus ojitos con la manga de su suéter y se quedó viendo a su Alfa. Mina, por su parte, estaba viendo las cunas, incluso probando si estas eran capaces de resistir su peso.

Myoui no dudaría en meterse a la cuna si alguno de sus cachorros la quería cerca en algún momento.

Nayeon miraba tan enamorada a su Alfa. Su Alfa de color rosa.

Esa Alfa que la enamoró años atrás y de la que siempre estaría enamorada. A la única que su corazón pertenecía y a la única a la cual le daría todos los cachorros que esta le pidiera.

sweet alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora