15 [epílogo]

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Era un día muy importante para la pareja Myoui, sus cachorros irán a su primer día de colegio.

Por su parte, Mina se sentía feliz y triste a la vez, ya no tendría que escuchar las risas de sus cachorros todo el día, ya no tendría que ver a sus lindos cachorros perseguirla por toda la casa, jugando y riendo junto a su madre Alfa.

Ahora empezarían sus vidas como estudiantes, y ya no tendrían tiempo para jugar con su mamá Mina.

Y por su parte, Nayeon simplemente se sentía demasiado mal y depresiva. Era muy característico de los Omegas el sentirse así. Después de todo, el apego con sus cachorros era demasiado grande.

Los Omegas siempre han sido protectores con sus cachorros, después de todo son su vida al igual que su Alfa.

Los Omegas suelen ser los más preocupados cuando sus cachorros comienzan a hacer sus propias vidas, sienten que ya no los necesitan. Y si es peor el rechazo de un Alfa. El de un cachorro era más doloroso.

Nayeon básicamente no quería dejar a sus cachorros irse al instituto. Aunque todo el camino Nayeon iba normal, ahora no quería dejar ir a sus hijos.

—Mami, vamos a llegar tarde.—Dijo San tratando de soltarse del agarre de Nayeon.

—Si mami, no nos hagas quedar así el primer día.—Dijo kai también intentando liberarse del agarre de la Omega.

Los tres cachorros se removían incómodos por el extraño comportamiento de su madre omega, mientras tanto, Mina no sabía qué hacer.

Le parecía demasiado tierno lo preocupada que podía ser su Omega, como no hablaba y simplemente miraba la puerta del instituto como si fueran a un matadero.

Mina tampoco quería dejarlos ir, pero sabía que sus cachorros querían estudiar en un instituto, querían conocer personas y demostrar sus talentos.

Kai quería demostrar lo inteligente que era, después de todo siempre ha sido el más listo de los trillizos.

San quería demostrar lo deportivo y enérgico que era, quería aplastar a sus hermanos en la clase de deportes.

Y Soobin simplemente quería ser el popular, quería presumir su belleza heredada de sus dos madres.

Los tres cachorros querían básicamente demostrar todo lo que podían dar. Y claro, presumir sus talentos en diferentes áreas para aplastar a sus hermanos.

Y Nayeon simplemente no podía aceptar el hecho de que sus tres hijos quisieran dejarla sola. Sí, aunque Nayeon trabajara, siempre iba con sus cachorros.

A dónde Nayeon fuera, sus cachorros iban con ella. A Nayeon le pareció demasiado doloroso ya no escuchar las voces de sus hijos en casi todo el día. No verlos con ella en el estudio de danza e intentando imitar sus pasos de baile. Ella simplemente estaba resignada a no apartarse de ellos.

Los cachorros vieron a Mina, pidiéndole ayuda con la mirada. Mina simplemente suspiró y tocó el hombro de la Omega.

—Mi amor, creo que debemos dejar ir a los cachorros, ellos quieren llegar temprano.—Dijo Mina con su voz calmada, jamás usaría su voz de mando sobre la Omega.

Nayeon simplemente comenzó a llorar, no quería dejarlos ir, pero sabía que ellos querían ser felices en el instituto.

Soltó a sus tres cachorros, estos simplemente corrían hacia la entrada mientras gritaban que amaban a sus madres y se despedían de estas.

Nayeon con una sonrisa triste vio a sus pequeños perderse entre el resto de niños y adolescentes que había ahí, tenía miedo, tenía muchas inseguridades crecer en su ser.

—Mi-Mina... —Dijo la Omega con pequeñas lágrimas retenidas en sus ojos.

Mina abrazó a su Omega, dejando que esta llenara sus fosas nasales con su aroma. Aroma que la Alfa sabía que tranquilizaba a la Omega.

Nayeon sabía que no tenía por qué estar triste, sus cachorros serían felices, tendría más tiempo para hacer las cosas que quería y perfeccionar sus coreografías.

Pero sentía el vacío en su pecho, en su corazón, no quería tener lejos a sus cachorros.

—Mi bebé, ven cariño, vamos a casa y te voy a mimar todo el día.—Dijo Mina cargando a Nayeon estilo nupcial.

Nayeon no decía nada y simplemente sollozaba, Mina subió al carro junto a Nayeon y le ordenó al chófer que las llevara a casa.

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Ya en casa, Mina se encargaba de cuidar a su pequeña Omega, aún seguía en una burbuja triste y deprimida. Pero Mina la entendía por completo.

Sabía lo delicada y mal que estaba su Omega. Incluso Mina, con la paciencia del mundo, construyó un nido para su Omega.

Ambas estaban dentro del nido, hecho con varias ropas de ambas y de sus cachorros. Nayeon sabía que el aroma de bebé de sus cachorros también solía mantenerla calmada.

Mina repartía caricia y besitos por toda la carita triste de la Omega, acariciaba con cuidado sus mejillas y limpiaba las lágrimas. Besaba su hermoso cabello al igual que lo acariciaba.

Nayeon básicamente estaba siendo nuevamente la bebé consentida de su Minari.

Y eso en cierto punto hacía feliz a la Omega también, amaba recibir los cariños de la Alfa, amaba sentir el aroma de su Alfa cerca. Amaba a Myoui Mina, aquella Alfa que engendró a sus cachorros, aquella Alfa que entiende cada sentido de la Omega, aquella Alfa que ama a Im Nayeon.

Nayeon lentamente fue cerrando sus ojos, no pudo dormir bien en la noche pensando en lo que haría en este primer día sin sus cachorros. Pensó en varias cosas que no la dejaron recuperar el sueño.

Y simplemente se dejó caer rendida a los brazos de su Alfa, quedando profundamente dormida en los fuertes brazos de Mina.

Mina simplemente sonrió y le dio un beso en la cabellera a la Omega, tal vez este día no iría a trabajar.

Y al igual que Nayeon, cerró sus ojos y cayó dormida, aunque un Alfa no tomaría a tanto el asunto cómo la Omega. Mina también estaba triste porque sus cachorros ya no estarían todo el día.

Ahora un nuevo reto les espera a ambas, la vida sin sus pequeños cachorros en casa.

sweet alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora