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La ausencia de Odasaku por un largo periodo de tiempo seguía alterando su sueño. Ya que sabía que aquella noche sería incapaz de dormir invitó a algunos de sus subordinados a beber, Akutawaga lo observó al final del pasillo, su mirada era extraña, pensó en invitarlo pero al instante creyó que estar en aquella situación lo pondría incómodo, así que solo lo saludó.

 Tachibana en cambió lo acompañó sin dejar de hablar, mientras bebían copa tras copa. Chūya accedía cada vez que un subordinado se acercaba a él a intercambiar un par de palabras o a ofrecerle otro trago. Estaba exhausto, quería descansar.

 El ruido de música y voces continuó hasta que sus oídos se saturaron y solo fue capaz de escuchar un agudo pitido. Sintiendo su garganta escocer, toqueteó sus bolsillos en busca de los cigarrillos y cuando los encontró se disculpo cordialmente con Tachibana quién hablaba sobre su última misión, y salió a fumar.

 Observó el oscuro cielo, se vio encandilado por los letreros de los bares, no recordaba cuando había sido la última vez que observó las estrellas. 

 Inspiró profundamente y sintió el humo llenar sus pulmones, recordó la primera vez que había probado un cigarrillo, por influencia de Dazai, siempre le había dicho que eran malos para su salud. "¿Premio o castigo?", le había respondido el castaño. Pero luego del primero, el cual se había sentido horrible, volvió a intentarlo hasta que logró controlar la toz, hasta que se volvió un vicio y cada vez que se sentía bajo estrés debía escaparse para fumar uno o dos cigarrillos. Recordó nuevamente a Dazai, había llegado a fumar tes cajetillas completas por día cuando este había desaparecido.

 Se percató entonces de que el más alto había sido responsable de gran cantidad de malas decisiones que había tomado. Rio amargamente, mientras liberaba el humo del cigarrillo, no le sorprendía.

 Como si sus pensamientos lo hubieran invocado, la figura del castaño apareció entre la alcoholizada multitud, caminaba sin rumbo aparente, observando el cielo con la mirada perdida. Chūya sintió la necesidad de esconderse, tiró el cigarrillo al suelo, y lo pisó dispuesto a regresar sin ser visto, pero no se percató de los movimientos del contrario hasta que tuvo a Dazai sosteniendo su brazo, impidiendo que se escapara.

El castaño lo observó de arriba abajo, con palabras atoradas en la garganta que no dijo, en cambio comenzó a arrastrarlo hacia un destino desconocido.

—¡Ey! —se quejó—, ¿qué te sucede?, ¿qué necesitas?

—La última vez te fuiste sin avisar —reclamó, como si le importara, luego agregó—, Oda me pidió visitar otro lugar.

 "Claro, es eso". Se dijo a si mismo. Pero no respondió a eso. Escuchó a Tachibana gritar su nombre y los subordinados preguntar por él.
Antes de poder decir algo, fue arrastrado hasta que la multitud desapareció y el aire se volvió más ligero. El pelirrojo terminó obligando con un movimiento violento que Dazai soltara su mano, el más alto se volteó como si creyera que iba a huir, pero cuando observó como el contrario seguía avanzando hacia las viejas escaleras de piedra, comentó:

—Siempre te llevaste bien con todos —. Chūya se detuvo a mitad de un escalón y lo observó, "¿estás celoso?", pensó casi como un anhelo, frente a aquel pensamiento ridículo sintió su rostro enrojecer. Dazai avanzó hacia él, acortando la distancia—. ¿Ya estás borracho? —soltó burlón—, tu amor por la bebida es increíble para tu baja resistencia.

—Para nada —bufó retomando el paso, nervioso por sentir al contrario tan cerca—. No estoy borracho  —. Sentía que si no se distanciaba lo suficiente, su corazón se saldría de su pecho. Se preguntó por que, no entendía, ¿acaso si estaba borracho?, ¿o era por el odio? No lograba comprender su propio cuerpo. Levantando la vista de los escalones mohosos preguntó—, ¿A dónde vamos?

Lágrimas en un rostro estoicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora