Capítulo 11

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~Siwon~

No me gustó nada que Daniel apareciera justo cuando salía de la sala de juntas, tras robarle un beso a mi coneja. Tampoco me gustó ver que se iban juntos, pero ¿Qué podía decir? ¿Fui yo quien lo hizo? No, seguro me mataba a golpes, la conocía demasiado bien para saber cuál sería su reacción, pero eso no era lo que me preocupaba, sino que pensara que había sido Daniel.

"¿En qué demonios pensabas, Siwon?", me recrimine más que molesto. Lo cierto era que simplemente no lo había podido evitarlo, moría por besarla y en eso momento me deje llevar, aún tenía el sabor de sus labios en los míos, sencillamente me resultaría imposible mantenerme lejos de ella.

―Buenos días ―dije mientras me asomaba por la puerta de la oficina de mi hermano, un día después de lo ocurrido.

―Siwon. ―Levantó la mirada y me sonrió―. Pasa.

―Parece que estás de buenas ―comente con aire inocente, buscando obtener pistas de lo que pasó con Claudia una vez que se fueron. No había podido seguirlo, eso era demasiado, incluso para mí.

Kyu estaba en lo cierto, Claudia me hacia actuar de un modo nada lógico. ¿Qué hacer? Nada.

―Algo así... ¡Cierto! ―exclamó poniéndose serio―. Tengo una queja tuya.

Me quede quieto, pensando que locura podría haberle dicho esa pequeña.

―Tú dirás. Adelante ―murmure, acomodándome en la silla.

―¿Adónde te fuiste anoche?

Lo mire confundido. ¿Esa era su queja? No entendía.

―¿Anoche? ―repetí su pregunta―. A mi departamento.

―No me digas ―ironizo. Eso sí que no me gustaba.

―¿De qué hablas?

―Hablo de que dejaste sola a Claudia trabajando.

―¡Oh! ―¿Así que eso le ha dicho? No me extrañaba, así era mi loca y rencorosa coneja―. Fue algo imprevisto.

―Debiste avisarme y no irte, así como así.

―Se me paso. Pero ¿Hubo algún problema? ―Yo sabía que no, porque me había encargado del proyecto y mi pago fue realmente bueno, aunque ni él, ni Claudia tenían idea.

―No. De hecho, Claudia terminó la propuesta en la cual se supone debías colaborar y tengo que admitir que quedó muy bien. ―Frunció la frente y negó con evidente disgusto―. Siwon ―bajó el tono, mirándome como cuando éramos niños y cometía alguna travesura―, se supone que eres tú quien debe destacar. ―¡Vaya! Eso no lo esperaba.

―¿De qué hablas? ―La pregunta fue instantánea, suponía que la competencia era cosa de mi coneja y yo, porque ella era así―. No importa quien sobresalga, todo es por el bien de la empresa. ¿No?

―Sí, pero tú quedaras al cargo cuando yo tenga que irme. ¿O lo has olvidado?

―No, claro que no.

― Así que desde ahora debes mostrar liderazgo y ayudarla a ella, no al contrario.

―¿Acabas de llegar y ya estás pensando en irte? ―Adoraba a mi hermano, pero no podía negar que su ausencia quizás me facilitara el camino con Claudia.

―Mi estancia es temporal. Y Claudia es un buen elemento, que bien podría ocupar tu puesto una vez que tú ocupes el mío.

―No le digas que te vas, no le agrado mucho. ―Esa una verdad que suponía él ya había notado y no esperaba que la hiciera salir huyendo.

Enamorando al EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora