~Claudia~
Daniel estaba en la puerta, Siwon desnudo detrás de mí y yo en la peor de las posiciones posibles. ¡Maldición! ¿Podría faltar algo? ¿Por qué me pasaban esas cosas a mí? ¿Por qué? Pero la culpa la tenía ese tonto de Siwon, por llevarme a su casa e intentar detener mi ataque. ¿Qué yo le había pedido que me llevara? No, eso nunca, ni muerta lo hubiera hecho. Definitivamente tuvo que hacerme algo y de paso a Ise, ella no me dejaría ir con él.
¡Mataría a ese zorro!
―¡Suéltame! ―me queje dándole un codazo, consiguiendo perder el equilibro con el movimiento y casi irme contra el piso, pero en lugar de liberarme, Siwon me tomó como si fuera una muñeca y me cargó sobre sus hombros. ¡Como un saco de papas! Lo mataría―. ¡Oye! ―Golpe mis puños en su espalda, pero ni siquiera pareció notarlo.
Quizás fuese porque parecían más grandes que con sus trajes de oficina. Concéntrate, Claudia. Se suponía que estabas enojada.
―¡Shh! ¿Quieres dejar de gritar?
―¿Qué? ―¡Este tonto! Ya debería saber que, si hay algo que odio, es que me manden callar y más si es él.
―¿Quieres guardar silencio? O él sabrá que estás aquí. ―No, eso no. Eso me detuvo―. ¡Dame un minuto, Dan! Ahora abro. ―¿Dan? ¿Desde cuándo tenía esas confianzas con mi Daniel? Aunque la pregunta era ¿Qué hacía Daniel ahí? Y también ¿Qué hora era? Seguro llegaría tarde al trabajo. ¡Dios!
¿Qué rayos había pasado la noche anterior?
Siwon me llevó hasta la habitación, abrió la puerta del baño y me sentó sobre el lavabo con sorprendente cuidado. Bueno, al menos aprendió un poco de modales.
―Quédate aquí y no hagas ruido.
―Tú no me das ordenes ―proteste más que molesta. Pero él puso uno de sus dedos sobre los labios y me fulminó con la mirada.
―Quédate quieta... ―Su expresión de cautela cambio por una astuta y supe que me tenía―. A menos que quieras que él se dé cuenta de que pasaste la noche aquí.
¡Joder! Ante eso no podía discutir. Aún tenía su dedo sobre mi boca y algo extraño paso, ese pequeño contacto me provocó un escalofrió que recorrió mi espalda. Eso tenía que ser repulsión, ¿Verdad?
―No haré ruido ―dije apartando de mala gana su mano―. Todo esto es tú culpa ―lo acuse hundiendo mi dedo en su pecho―. ¿Por qué me trajiste? ―Él rodo los ojos, con esa expresión de cansancio que me daba ganas de estrangularlo.
―Tú y yo hablaremos después... ―De nuevo se escucharon golpes en la puerta. Hizo un gesto de malestar―. Debo abrir. Quédate quieta.
―Deja de apuntarme.
―Mira quien lo dice. Es una orden, no hagas ruido. ―¿Y este que se pensaba? ¿Acaso creía que era una niña para tratarme así?
―No quiero. ―No quería que Daniel me viera, pero mi vena guerrera tampoco deseaba permitir que ese tonto se saliera con la suya y me tratara como a su inferior. ¡De eso nada!
―Claudia...
―Tú no me das ordenes, Siwon Choi. ―En lugar de amedrentarlo, se inclinó hasta que su rostro quedo a unos centímetros del mío, mirándome con severidad. Contuve la respiración y de nuevo sentí algo extraño al tenerlo tan cerca.
―Quédate aquí y no hagas ruido ―repitió con ese tonito de sabelotodo.
Le saque la lengua y me cruce de brazos sin contestar. Suspiró y se dio la vuelta.
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Enamorando al Enemigo
Teen FictionDesde que se encontró con ese apuesto hombre, Claudia perdió la cabeza por él, tanto que hizo todo lo posible por ser contratada en la empresa publicitaria que Daniel Henney maneja. Sin embargo, tras conseguirlo, lo inesperado ocurre cuando descub...