Capítulo 14

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~Siwon~

Después de darle la dirección del lugar donde estábamos a Kyu, guardé el móvil en el bolsillo y descubrí que Claudia no estaba donde la había dejado. ¿Por qué nunca me ponía las cosas fáciles? ¿Y por qué me gustaba tanto?

El tipo que trató de sobrepasarse con ella, bailaba con Ise delante de la pantalla de karaoke y el otro sujeto estaba tirado sobre el sillón. ¿Dónde se había metido Claudia? Peor aún ¿Qué hacía con su amiga? Era obvio que ese tipo no se andaba por las ramas, se colocó detrás de ella, fingiendo sujetar el micrófono con el que ella cantaba la canción que sonaba en ese momento. Al igual que Claudia parecía totalmente ebria, tanto que no era consciente de lo que intentaba ese tipo. ¡Demonios!

―¿Qué hago? ―me pregunte a mí mismo en voz alta.

"Dios, lo que hago por amor".

Camine hasta donde estaban y tome del brazo a Ise, quien sonriendo se abrazó de mi cuello.

―¡Siwi! ¿Bailamos? ―balbuceó. Tenía el rostro rojo y sus ojos parecían a punto de cerrarse.

―¡Estás ebria! ―dije sintiendo su aliento alcohólico en la cara.

―¿Quién? ¿Yo? ―preguntó con expresión divertida, mientras soltaba una carcajada―. Eso quisieras, pero no estoy tan ebria como Claudia, yo resisto más que ella... ―Fue entonces cuando sus ojos la buscaron por el lugar―. ¿Y Claudia?

―No sé ―confesé rascándome la nuca.

―¿Cómo que no sabes? ―cxclamó mirándome con reproche―. Se supone que debes cuidarla. ¿Para qué crees que te invite? ―"Que sincera".

―Eso intento, pero no puedo dejarte sola. ―Ladeó la cabeza y me observó divertida.

―¿A mí? ¿También te importo? ―dijo pegándose más a mí, apretándome con demasiada fuerza.

―Esos tipos no tienen buenas intenciones ―susurre aprovechando que su oído estaba cerca de mi cara.

―¿Qué? ―Me miró extrañada.

―Te estaban tocando hace un momento. No tienen buenas intenciones.

―¿Eh? ―Ella los miró y luego a mí, pareció pensarlo unos segundos y luego movió la cabeza―. Chicos, creo que la fiesta se terminó. ¿Por qué no nos vemos luego? ―Ambos la miraron con reproche, claramente no felices. ¿Realmente pensaban que los iba a dejar aprovecharse? No tenía idea.

Lo que, si fue una sorpresa, fue que Ise entendiera. No esperaba que hiciera caso a mis palabras, pero parecía tener razón, no estaba tan borracha o al menos aun razonaba. Cosa que no podía decir de Claudia. ¡Maldición! Tenía que encontrarla.

―¿Por qué? ―cuestionó uno de los hombres―. Aun la noche es joven ―dijo intentando persuadirla.

―Sí, pero aquí mi amigo y yo queremos privacidad ―explicó sonriendo y apretándome más contra su pecho.

―Pero nosotros pagaremos... ―masculló el otro tipo que trataba de incorporándose del sillón. Al parecer no tenían intenciones de irse. Claro, ambas estaban demasiado ebrias para darse cuenta de lo que intentaban, resultarían presas fáciles. ¡Cretinos!

―No se preocupen. Yo pago todo. Pueden irse. ―Ise me miró y dio un salto con entusiasmo.

―¿En serio? ¿Tú pagas todo? ¡Eres mi héroe, Siwi! ―murmuró abrazándose de nuevo de mí. Esta chica terminaría ahogándome o algo así.

Enamorando al EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora