- Capítulo 4 -

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"Tú de nuevo"

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ADVERTENCIA
Acoso y lenguaje vulgar, leer con discreción.
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El mayor de los hermanos Hamato se encontraba de vuelta en la guarida. Había sido una tarde bastante agradable para él. No sólo había aprovechado el día, sino que había ayudado a una nueva amiga.

Una vez dentro, vociferó a todos.

- Hola, ¡ya estoy en casa! ¿Cómo estuvo su tarde chicos? - Y no más terminó de hablar pudo encontrar a todos sus hermanos, Abril y Sunita incluidas en el suelo con el proyectos de su papá puesto.

- Rojo, llegaste. Que gusto hijo. - dijo Splinter mientras se estiraba y sus huesos adultos sonaban.

- Parece que todos tuvieron un día alocado, ¿no? Jajaja. ¿Qué hiciste tú, Pa?. - dijo el muchacho tomando lugar sentándose de mariposa al lado del sofá de su padre.

- Dormir, rojo. Dormir. - lo dijo con una cara de orgullo y felicidad. Tanto que parecía que salían destellos a su alrededor.

°°°

Leonardo abría los ojos con algo de cansancio y pesadez. El día anterior había sido una completa locura. Apretando un par de veces más los ojos logró por fin mejorar su visión y percatarse que todos seguían en el suelo descansando.

Bostezó y decidió quitar el brazo de Mikey que lo apretaba con fuerza. Era una costumbre que el pequeño tenía con cualquier cosa que tuviera al lado durante su sueño.

Era sábado, no había mucho que hacer. Y tampoco sentía la necesidad de salir a la superficie en búsqueda de algún delito menor. Siendo él, tenía que ser algo grande o lo suficiente para hacer que valga la pena salir en un día tan potencialmente bueno para descansar. Cuando vino como una chispa a su cerebro.

¡EL SEÑOR HUESOS! ¡EWSAGI! Olvidó que sólo tenía un dia hábil para reclamar su premio por superar el reto del día anterior. Si se daba prisa lograría llegar a tiempo antes de que se completarán las veinticuatro horas. Esta vez no decidió molestar a nadie y se fue solo al restaurante.

Media vez logró poner un pie en el sitio un audible Huesos llegó a él.

- ¡Muchacho! Ven ven ven - lo tomó de un lado del hombro y lo regresó fuera del sitio. - Escucha, por mucho que quisiera dejarte entrar, hoy será mejor que no entres, al menos por un par de horas, ¿puedes?. - sonaba un poco nervioso.

- Oyeeee, sé que puedo ser un poco intenso a veces pero no es tanto como para merecer que me vetes del lugar. Me hiere Huesitos. - como siempre, el drama se le daba genial.

El hombre de huesos soltó una queja mientras se frotaba los ojos. Estaba estresado, eso se notaba así que Leo trató de ser serio un momento.

- Oye, ya. Entendido. Si algo está pasando y puedo ayudar puedes decirme. - recargó su caparazón en la pared más cercana.

Y el hombre solo se veía dudoso de su ofrecimiento. Un par de segundos de silenció se desahogó.

- Ok, ok, ok, ok, bien. Resulta que hoy tengo tengo comensales importantes, son Yokais importantes de la ciudad oculta.

A Leo se le iluminaron los ojos y abrió la boca.

Adolescentes enamorados [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora