- Capítulo 7 -

919 90 30
                                    

¿Qué escondes?

El cuerpo de Leonardo cayó al suelo por quinta vez consecutiva mientras un sonriente y victorioso conejo sostenía uno de sus brazos mientras con el otro presionaba un músculo, le aplicó una llave.

- Volví a ganar. - soltó una ligera sonrisa. Leo por otro lado forcejeaba un poco. Parece que sí estaba algo oxidado.

- Creo que - forcejeaba mientras hablaba. - en serio estoy fuera de forma, como para que tú me estés ganando. Ahg - logró soltar el agarre para tratar de embestir al de blanco pero un salto y apareció detrás de él nuevamente, tumbandolo en la grama.

- Pues no sé si te estés dejando vencer o así peleas siempre, pero si sigues así ese perro maloliente te hará papilla. - soltó a su amigo. Se sentaron ambos de forma mariposa para recobrar el aliento, llevaban horas intentando lograr mejoría en Leo pero no había mucha. - ¿No debería enfrentarlo directamente yo mismo mejor? - soltó cómo si nada.

Leo pareció haberse impactado pues volteó a verlo rápidamente.

- ¿Qué cosa? ¡NO! Usagi, ya hablamos de esto. - puso su mano en su caparazón haciendo referencia a sí mismo. - Yo fui el que se interpuso cuando te estaba acosando, yo puse el restaurante de huesos en peligro, debo enfrentar mis actos.

Usagi se dejó caer de espaldas al pasto para tomar una buena bocanada de aire y soltarlo en un suspiro. Chistó su lengua y pensó un par de segundos, mirando el bello atardecer.

- Escucha, sé que crees que soy algo débil, o muy débil. Pero aún con todo el miedo que pueda tenerle a ese molesto y asqueroso tipo...la amenaza iba directa a mí. Y por haberlo permitido por tanto tiempo, ahora el señor Huesos y su restaurante; al igual que tú están involucrados. Tal vez debería tomar la responsabilidad yo. No tú. Tal vez sea yo quién deba estar peleando por su honor, no tú.

El de bandana azul hizo lo mismo y dejó caer su caparazón al pasto involucrándose más en la conversación.

- Escucha...pareces ser alguien con una gran llama interna, te reconozco eso. - volteó a verlo de reojo sin girar su cara. - Pero aunque sepas defenderte, pelear en una arena no es lo mismo que las técnicas de defensa personal. No quisiera que terminaras lastimado o...peor. - esta vez usagi volteó a verlo, solo que este si giró su rostro unos segundos para devolverlo al cielo.

- ¿Sueles llevar dos espadas contigo no? ¿Odachis? - su compañero no comprendía el cambio repentino de la pregunta pero igual le respondió.

- Así es, nunca salgo sin ellas. ¿Por qué? - dijo mostrado una de ellas y reincorporandose.

En un rápido movimiento Usagi tomó una de las odachis y se enderezó, en posición de lucha.

- Bien, entonces practica conmigo. - dijo seriamente.

Leo parpadeó unas dos veces y luego soltó una pequeña risa. - Oye, oye, no hay necesidad de esto, quién va a pelear soy yo. Además ya te lo dije, saberte defender no es igual que, ¡woah! - no completó su oración ya que el muchacho de blanco se lanzó hacia el y cómo respuesta natural desenvainó su odachi para bloquear de frente a Usagi.

Con otro movimiento directo, el conejo giró su cuerpo con la espada en mano y dio otro golpe que Leo evidentemente bloqueó pero lo hizo retroceder muy poco. Este apretó más el mango de su espada ya que veía que el conejo no parecía estar titubeando al atacarlo.

- Oye, oye, hey. - decía mientras esquivaba la espada. - ¿alguna vez habías tomado una espada? Quiero que sepas que no es de plástico, esa cosa tiene filo. - y por distraído por poco casi no bloquea uno de los golpes. Tenía el rostro algo cerca del de Usagi mientras ambas odachis se encontraban.

Adolescentes enamorados [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora