- Capítulo 8 -

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"¿Cuál es tu razón? "

Habían pasado los días, el entrenamiento de Leo continuó y los nervios de la familia se acercaban. Todos estaban viendo televisión. Todos menos Usagi, este se encontraba desayunando en la cocina junto a Abril. Huesos también estaba ahí, había venido de visita, pues después de todo, era el día de la batalla.

Habían sido citados en el hotel de gran mamá a las doce de la noche, para no levantar sospechas.

Usagi continuaba bebiendo su café mientras Huesos terminaba de preparar el desayuno para la familia.

- Y dime Yui...¿Cómo estuvo el entrenamiento estos días?. ¿Crees que tengamos una posibilidad? - dijo con un poco de nerviosismo sin voltear a ver, mientras seguía cocinando.

Usagi tardó unos segundos en responder, seguía batiendo la cuchara en su taza, pensando en muchas cosas a la vez. Pero decidió responder.

- Supongo que tendremos que tener fe. Todo puede pasar. Creo que hay una posibilidad. Leo estuvo practicando. - seguía viendo su taza.

- Entonces ¿por qué lo dices desanimado? ¿Todo está bien, Yui? - La calavera se acercó al de orejas largas dejando en su plato unos huevos estrellados con salsa verde. - Gracias O'neil, por el sarten y la cocina. - dijo a la vez mientras veía a la chica de anteojos.

- ¡Oh no! ¡Nonono! No lo digo por Leo. Él dio su mayor esfuerzo en estos días. Es solo...que siento que no está bien de mi parte permitir que toda esta familia esté dando tanto por limpiar mi honor y el suyo...cuando fue por mí que estamos todos en esto...-bajó un poco la cabeza, pero sintió un brazo rodeando su cuello, el de la chica de lentes.

- Oye, no te sientas así. A Leo le importas mucho, solo se arriesga así de precipitado cuando de la gente que ama se trata. Pareces importarle mucho aunque lleven poco tiempo de conocerse.

Usagi parpadeó un poco rápido mientras miraba hacia otro lado.

- Debes ser muy especial. Además todos estamos haciendo esto porque pareces un buen chico, no es justo que te traten así, ni a usted, Huesos. - dijo mirando a ambos empáticamente.

El resto de la familia en cuestión de segundos se unió a la cocina para probar la comida que el señor Huesos había preparado. Splinter fue el primero en entrar.

- Ah, muy agradecido, Señor Huesos. Esto se ve delicioso. - dijo tomando un plato que el hombre de hueso le acercó a la rata.

- Es lo menos que puedo hacer por ustedes, Señor Hamato. Siempre tan atentos. Gracias a sus hijo el mío logró ingresar a la escuela. Lo mínimo que puedo hacer es brindarles algún tipo de apoyo en estos momentos. Pase, siéntese. - lo encaminó a la mesa, justo al lado de Usagi. Este se tensó un poco al tener ver que Leo se sentó junto a él, sostenía dos tazas de té.

- Buenos días. ¿Dormiste bien? - dijo suavemente el de azul. Habían pasado unos días desde el pequeño incidente en la graban de Todd. Habían estado un poco alejados después de eso, pero a Leo le gustaba pensar que era por la presión de entrenar.

- Si, descansé bien. Gracias. - un tono algo seco para el gusto de Leo. Pero imaginaba que era por el día de hoy. Era el día.

- Dígame Huesos...este tal Woffburg. ¿De dónde lo conoce? - indagó el hermano mayor que traía un poco de jugo de naranja a la mesa donde estaban todos.

Adolescentes enamorados [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora