◤12. Enfermo. Luzugetta ◢

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- Luzu x Vegetta (Luzugetta)
- Soft

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Luzu aquel con aspecto "emo" como algunos decían es la clara definición de protección y compañerismo, algo que a muchos les sorprende. Pero es que aquel castaño es de aquellas personas que a pesar de haber irrumpido en su casa y haber hecho destrozos, si necesitabas ayuda él te la daría sin dudar; te ofrecería el mundo entero a cambio de nada.

Siempre había sido así, dando más de lo que recibía sin escatimar en gastos mientras que él tal vez estaba más destrozado que ningún otro. Eso a Vegetta le preocupa de sobremanera, porque el conoce a Luzu más de lo que se piensa y a veces aquella bondad que el da no es recíproca. Ya que nadie había podido ver los momentos en qué Luzu necesitaba ayuda, los momentos en qué sus ojos azules resplandecientes cambiaban a un color opaco y se encerraba en su casa durante días sin que nadie lo fuera a ver.

Nadie excepto él, el cual primero comenzó a observar con curiosidad las acciones del contrario; desviando sus ojos hacia él cada vez que entraba a la habitación o cuando estaba lejano. Comenzó a observar cada cosa que el otro hacía, y poco a poco se dio cuenta de la gran bondad que el otro podría y como a veces aquello era tomado egoístamente por otros sabiendo que obtendrían el perdón del otro sin dudar.

Y poco a poco dejo de observar a Luzu solo con curiosidad, sino que comenzó a admirarlo como persona y de nuevo esa admiración se convirtió en cariño que a base de convivencias se transformó en algo más allá que una simple atracción. Llegando a querer al otro como nunca había querido, anhelando estar junto a este y poder ser aquel apoyo que nadie le ofrecía. Permitiendo ver aquellas sonrisas y aquellas lágrimas que derrama mientras que apresurado repara las cosas que le destruyen aquellos a quienes ayuda.

Por eso mismo en estos momentos está preocupado, habían pasado cerca de dos días desde que no había visto a Luzu y a decir verdad, aunque en ocasiones el de cabello castaño solía desconectarse de todo y todos por grandes periodos de tiempo esto era sin duda algo que no había sucedido ya que ni con los mensajes y llamadas que realizó tuvo respuesta de él.

Y por esa misma razón ahora se encuentra frente a su casa, aunque todo parecía estar en orden; su ganado está donde debía, y fuera de la casa no hay nada inusual así que tal vez está exagerando la ausencia del castaño.

Con seguridad se atreve a tocar la puerta a ver si la otra persona se encuentra y escucha su llamado para así poder estar más tranquilo sabiendo que aquel está fuera de peligro y que su preocupación fue exagerada.

Los minutos pasan y parece que nadie contesta así que toca otra vez con un poco más de fuerza.

"¡Luzu!" Grita repetidamente mientras espera una respuesta.

Acerca su cabeza a la puerta a ver si hay sonido, y al no escuchar nada y sabiendo que lo que está a punto de realizar es ilegal y que está rompiendo varias leyes, decide entrar a la casa. Algo claramente inusual en el amante del morado.

Al entrar no ve nada inusual, todo parece normal y ordenado; así que se queda en la entrada observando lo que hay a su alrededor.

"Luzu, no sé si estés aquí, pero estoy preocupado. No contestaste ninguna de mis llamadas así que viene a ver si estas bien." Dice mientras que da los primeros pasos hacia la sala para después dirigirse a la habitación del mencionado.

Mientras se acerca comienza a escuchar unos quejidos, por lo cual se apresura a llegar a la habitación y sin dudar entra a la habitación y desenvaina su espada esperando encontrar algo mal, pero lo único que ve es al castaño en la cama cubriéndose en un estado de somnolencia.

Poco a poco se acerca para observarlo mejor y se da cuenta.

Está enfermo.

Rápidamente envaina la espada y se acerca rápidamente al castaño.

"Luzu, ya estoy aquí" Dice con una voz suave mientras que toca la frente del mencionado la cual se encuentra hirviendo. Probablemente debido a un resfriado. "Tranquilo, yo solucionare esto. Ya verás"

"¿Vegetta?" Un pequeño susurro sale del castaño mientras esté hace un esfuerzo para abrir los ojos y ver a aquel que está a su lado con sumo cuidado.

"Si, chiqui. Soy yo." Dice con una sonrisa leve mientras comienza a caminar por la habitación hacia el baño. "Permíteme un poco, voy a buscar un paño y agua para bajarte esa fiebre."

Cuando vuelve nota al castaño todavía dormitando, luchando por quedarse despierto.

"¿Cómo entraste?" Pregunta Luzu, mientras que Vegetta regresa con todo lo que necesita.

"Forcé la entrada". Contesta con simpleza metiendo el trapo a la cubeta en donde tiene agua y escurriéndola para después ponerla en la frente del castaño el cual al escuchar la respuesta dada por el contrario deja salir una risa débil.

" No puedo creer que el señor no ilegalidades haya hecho eso." Cierra los ojos, pero mantiene una sonrisa en su rostro.

"Estaba preocupado, no contestabas". Confiesa sin pensar mientras que sigue buscando en su mochila algunos remedios que siempre carga con él.

"Gracias" Apenas un susurro audible rompe el silencio.

"No hay de que." Y una sonrisa se hace presente, con su mirada fija al que se encuentra acostado. "Intenta descansar tengo que preparar unas cosas en unos minutos vuelvo."

Y tan pronto como termina decir aquello se dirige a la cocina del mayor en donde se dispone a preparar un té que tiene varias mezclas de plantas medicinales. En seguida vuelve a subir y adentrarse en la habitación que solo en pocas oportunidades había tenido la fortuna de entrar.

"Luz, despierta bonito". Toma lugar a los pies de la cama mientras que suavemente intenta despertar al contrario, el cual un poco desorientado abre los ojos.

"Oh, sigues aquí". Dice con una sonrisa mientras poco a poco se sienta en su cama.

"No te ibas a deshacer de mi tan fácilmente, ahora bebe esto". Ordena al mismo tiempo que ayuda un poco al otro acercándole la tasa, poco a poco comienza a beber el contenido.

"Abre la boca" Dice Vegetta, cuando ve que el contrario ha terminado de beber todo lo que había en la tasa, Luzu duda un poco pero después abre sus labios. Rápidamente el amante del morado pone en su boca lo que parece ser un dulce de leche.

A lo cual Luzu se sonroja un poco, al ver que aquel dulce que le dio el amante del morado es el mismo que menciono en una ocasión que amaba comer; el mismo dulce que Vegetta había confesado odiar.

"Gracias, Vegettita"

Y una sonrisa aparece en su rostro al mismo tiempo que unas pequeñas lagrimas salen de sus ojos, a lo cual el moreno preocupado se acerca al castaño. "Luz, ¿estas bien? ¿por qué lloras?" Habla rápidamente mientras que con sus manos suavemente seca las lagrimas silenciosas que salen de su luz.

"No es nada". Replica mientras el intenta tallarse los ojos en un intento de que dejen de salir todas aquellas lágrimas. "Es solo que nadie se había tomado la molestia de venir y hacer todo esto que tu hiciste, y luego yo..."

Antes de que pueda terminar de hablar Vegetta lo atrapa en sus brazos y proporciona un beso suave en su frente. "Ya chiqui, ya estoy aquí. Mi Luz."

Es después de esas palabras que Luzu ya no puede reprimir aquello que lo atormentaba y aquellas lagrimas que antes solo habían sido pequeñas gotas, se convirtieron en lagunas y mares que desbordaban de los ojos azules que guardaban constelaciones. Los sollozos no se hacen esperar en compañía con balbuceos y palabras no entendibles a los cuales Vegetta solo contesta dándole mimos y diciendo pequeñas palabras de aliento y compañía.

Demostrando aquel amor ardiente que siente por el castaño, quedándose a su lado hasta que cae en brazos de Morfeo y con cuidado lo vuelve a meter a la cama, arropándole y dejando un pequeño beso en la frente. Estando seguro que al amanecer declarara todo lo que siente por aquel ser que le ha robado todos sus suspiros. 


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Luzu - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora