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Silencio.
Hera amaba completamente el silencio, lo sentía reconfortante, el silencio te hacía reflexionar y analizar las cosas, pero este no era el caso. El silencio que estaba experimentado era demasiado tenso, dentro de la habitación solo se escuchaba el ruido del monitor que determinaba el ritmo cardíaco de su mejor amiga a Hera, si le hubieran dado la oportunidad de no estar en las circunstancias que esta, la tomaría, porque odiaba con su vida los hospitales, además de los silencios tensos, odiaba escuchar a la gente llorar por la pérdida de un ser querido, tal vez porque en algún momento lo experimento y no quería volver a recordarlo, pero, ahí estaba de pie con su novia detrás de ella rodeándola de la cintura con sus brazos, mientras la rubia recargada su cabeza en su hombro.
El silencio no lo estaba en el momento en el que la rubia entró gritando y saltando hacia la habitación de su mejor amiga, con los dulces que tango amaba Tara. La hizo reír por un buen rato, antes de que Mindy interrumpiera y hablara sobre la noche anterior, soltando sus teorías y hablando sobre los asesinos que estuvieron esa noche, siendo reprimida por su hermano y la morena, excusándose diciendo 'Esto es la realidad, Chad' y sin más, la habitación se sumió en silencio.
No hubo un solo ruido hasta que la puerta fue abierta y por ella entraron tres personas. Siendo desconocidos para Hera, y conocidos para los demás. La primera en entrar fue la morena, que coincidía con los rasgos de su mejor amiga, Tara. Tenían un increíble parecido más allá de sus ojos cafés y su tez morena.
La morena se apresuró a llegar a un lado de Tara y se inclinó hacia ella, con los ojos brillos de Tara sobre ella. "¿Cómo te sientes?" Pregunto con la voz un poco ahogada y poniendo su mano en brazo de la otra.
Tara la miro con una pequeña mueca en sus labios. "Has venido" Dijo Tara.
"Por supuesto que he venido" Dijo la morena.
Hera, miro el intercambio de palabras entre ambas, notando que Tara no podía creer que la persona frente a ella estuviera ahí, como si la hubiera esperado todos estos años y por fin la tenía enfrente sin saber como reaccionar.
La morena volteó hacia arriba y señaló con su dedo al tipo detrás de ella. "Este es mi novio, Richie." Presentó ella con una pequeña sonrisa jugando en sus labios.
El rizado, Richie, se acercó a ella con una sonrisa con su mirada fija en Tara. "Es un placer conocerte, siento mucho si me estoy entrometiendo." Dijo en un tono culpable.
Tara sonrió de lado y alzó su mano sana en modo de saludo. "Encantada de conocerte a ti también"
La morena, que parecía conocer a Tara, señaló a la persona que estaba recargada en el marco de la puerta, como si no quisiera estar ahí. "Está es Jade, mi mejor amiga"
Hera, ni siquiera sabía que estaba ahí, tal vez por estar analizando a la desconocida que entró de imprevisto a la habitación y parecía que todos la conocían menos ella. Pero al fin, sus ojos se detuvieron en la chica que estaba recargada en el marco, su cabello platinado caía en cascadas sobre sus hombros, su ropa era completamente negra al igual que su maquillaje. Hera, estaba extrañada por lo pálida que era su piel, al menos el rubor que se extendía por sus mejillas le daba un poco de color y por fin, sus propios ojos chocaron los de la platinada, eran grises y Hera no pudo evitar compararlos con una tormenta, una tormenta desastrosa.
