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Hera O'conner. Hera desde que tiene memoria y un poco de cordura en su sistema. Daba por hecho que siempre fue feliz, tenía una mamá que la apoyaba en todas su decisiones que ella tomaba, siempre estando ahí incondicionalmente, escuchándola, dándole consejos y abrazándola sin cuestionar nada. Aún que fueran asesinas que mataban sin piedad alguna y sin importar nada. Se amaban aunque eso no fuera posible, se apoyaban aún sabiendo que en algún momento se pueden traicionar. Pero eso no sería hoy, ni mañana. Porque ambas tenían entendido que la familia lo es todo, y que apesar que la situación esté difícil, siempre lo más importante era la familia.
Pero pasando a otro tema, Amber. La pelinegra era alguien fundamental para la ojiazul, y no solo porque ambas compartían la misma mentalidad destructiva y desquiciada, no. Cuando ambas se conocieron podían jurar que sintieron esas famosas mariposas revoloteando en sus estómagos, los ojos brillando por mirar a la otra o la sonrisa brillante que enmarcando sus labios. No lo sabían pero habían experimentado 'el amor a primera vista' algo imposible, porque ambas estaban mal. Y ese amor que ambas se juraban tener, la gente normal las tenían en un concepto de que ambas estaban obsesionadas una de la otra.
Y no era un simple concepto.
Porque al estar perdidamente enamorado por alguien, aunque muchos lo negaran. El enamoramiento siempre rozaba un poco la obsesión y eso ambas lo sabían. Durante todo el tiempo de su relación, trataron de mantener una relación saludable y estable, sin ninguna toxicidad o de ser posesivas. Algo que fracasó. Ambas eran muy territoriales una con la otra, y eso hizo que su relación se fuera a la basura por un tiempo. Un tiempo donde Hera terminó con la relación por su según 'salud mental'.
Algo que enfureció a la pelinegra de una manera tan maliciosa. Amber había perdido por completo la cordura y eso hizo que cometiera actos no tan buenos, por ejemplo, seguía a todas partes a la rubia, investigaba a las personas con las que ella tenía contacto, acosando y matando a sangre fría a los chicos o chicas que tenían doble intención con la ojiazul. En conclusión, Amber se había obsesionado con ella, dispuesta a arrodillarse ante ella. Y eso le encantó a la rubia que por supuesto, amaba compartir la misma locura con Amber.
Ahora, volviendo al presente. Hera bajaba de las escaleras silenciosamente al escuchar gritos y de cosas cayéndose, aunque su cuerpo pidiera a gritos un descanso sabía que no podía, porque su novia estaba en peligro y prefería morir antes de que algo le pasara a Amber.
La rubia inclinó su cabeza al escuchar claramente los gritos de su novia. Exigiéndole a su cuerpo ir más rápido, corrió de manera apresurada hacia la cocina tratando de no encontrarse con alguien que le impidiera llegar a su destino. La rubia al llegar quedó de pie mirando con terror la escena frente a ella, su novia, trataba de defenderse de Gale y Sidney quienes la tenían acorralada en un rincón de la cocina con la manos en alto de forma inocente.
Los ojos de Amber miraron por un segundo con terror a los ojos de la rubia antes de que apartara la mirada de ella y se enfocará en las dos mujeres frente a ella. Una sonrisa sádica se forma en los labios de pelinegra antes de su lengua maliciosa dejará escapar una respuesta para Gale. "Sí , y se murió como un gran marica." Dijo soltando una risa burlona mostrando sus afilados dientes.
