♡| Cosas de híbridos

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Spreen corrió todo lo que sus piernas le permitían, el poblado de los brujos no estaba tan lejos del pueblo pero se vio en la obligación de buscar caminos alternativos más enrevesados y largos para llegar. Los dioses se estaban riendo de él, ¡todo el mundo estaba en el pueblo central!

No podía ser visto en esos momentos, no sabía cómo funcionaba esa pócima y no planeaba arriesgarse a que otra persona decidiera manosearlo como había hecho Auron en la iglesia.

No quería ser manoseado, gracias.

—¡Señor Spreen! ¿A dónde va con tanta prisa?

El oso frenó sus pasos en seco, no porque quisiera quedarse a hablar con Noni, sino porque si no frenaba se acabaría chocando de frente con el híbrido de vaca.

Antes de responder a la mirada curiosa del castaño, comprobó si ese humo negro de antes estaba apareciendo; para su sorpresa, no parecía haber reacción de la pócima.

¿Por qué? ¿Era de solo un efecto?

—Necesito ver a unos brujos porque me cayó una poción encima por boludo y no sé qué efectos tiene. —explicó, no totalmente seguro de acercarse al contrario.— Cuando se cayó sobre mí, el Aurelio y el Mofeta decidieron acosarme sexualmente.

—¡Oh! —el chico-vaca llevó sus manos a su rostro, cubriendo su boca con asombro mientras sus orejas se tensaban ante la impresión.— ¡Entonces aléjese Señor Spreen, no quiero acosarlo también!

—No parece reaccionar con vos.

—¿Eh?

Ambos híbridos parecieron compartir el mismo pensamiento, pues los dos estiraron sus manos para sujetar las contrarias y acercarse mutuamente el uno al otro. Sus torsos se presionaron, la cola de Noni rodeó el muslo derecho de Spreen mientras este acercaba su nariz a la clavícula del contrario. 

Nada. Ni un poco de humo, o siquiera un brillo suave.

—No entiendo. ¿Era un solo uso? ¿Qué se suponía que debía hacerle al Profeta?

—Es solo una teoría, —Noni giró suavemente su rostro para observar los ojos, ocultos tras las lentes, del oso; no parecía que ninguno quisiera soltarse de ese íntimo abrazo.— pero tal vez el problema de esta poción es que no reacciona bien con los híbridos.

Eso tenía sentido para Spreen, él era un híbrido por lo que una pócima pensaba para, no sé, llenar la cara del Profeta con granos, en él podía convertirse en una poción de amor. Y, por esa misma lógica, podía no funcionar en otros híbridos como él.

—¡Sos alto genio Noni! —una gran sonrisa surcó los labios del oso, siendo prontamente copiada por la vaca. Seguían sin alejarse ni un milímetro.— Si resulta ser así, prometo regalarte algo por ser tan inteligente.

El chico vaca amplió su sonrisa, un regalo de Spreen sonaba a dinero o tal vez algún "ítem tryhard" con el que podría divertirse junto a Tanizen o venderlo. Todo ventajas.

—¿Puedo acompañarlo Señor Spreen?

El oso asintió, prefería ir en compañía de alguien que podría usar de carnaza si algo salía mal; cruel pero siendo honesto, Noni haría lo mismo y por eso su amistad era tan buena. El chico vaca era muy amable y divertido, a Spreen le gustaba su compañía y su olor, podía sentir el aroma del híbrido emanarse de su cuello descubierto.

Noni olía muy bien...

—Señor Spreen, ¿ya puede soltarme?

El oso reaccionó alejándose de un salto, sentía sus mejillas ardiendo como si hubiera pensado alguna obscenidad con el híbrido cuando el único pensamiento que pasaba por su cerebro era clavar sus colmillos en la carne del otro.

Y no de forma sexual.

Sus instintos se habían vuelto locos por unos segundos.

—Creo que esa pócima tiene más efectos secundarios...

Mirado por un tuerto | T!SpreenHaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora