Hora de rezar. Acude a la iglesia.
Spreen podía asegurar que nunca se había sentido tan emocionado por ese mensaje, saltó para levantarse del suelo de la pollería, dónde se encontraba arreglando zonas que se habían visto afectadas en su guerra contra Reborn. Podía oír su corazón bombeando hasta su cerebro, se sentía ansioso, nervioso y emocionado.
Agarró con firmeza entre sus manos la pequeña botella de líquido violeta que le había confiado el poblado de brujos, repasó mentalmente el plan mientras corría hacia los portales: llegar a la iglesia, pedirle al Profeta si podía confesarle algo y cuándo el viejo se inclinara para escucharle al oído, le rociaría con el líquido de la botella.
Fácil. No podía cagarla.
Llegar a la iglesia fue rápido, seguramente nunca había tardado tan poco en viajar de un pueblo a otro; supo que había apurado tal vez demasiado cuando notó que era el primero en aparecer, ya que dentro del sagrado edificio solo podía ver al Profeta y a Drako.
Decidió ejecutar el plan antes de que la iglesia se llenara.
—¡Profeta! —apuró sus pasos para acercarse al anciano, observándole detrás de sus lentes oscuras.— ¿Vos confiesas?
—Por supuesto, hijo. —la voz del anciano se oía satisfecha ante la pregunta del oso, tal como Spreen esperaba: estaba feliz de ver que alguien del pueblo se tomaba la religión en serio.— Aprovechemos que la misa no empieza, solo yo y Dios te escuchamos hijo mío.
El oso tuvo que morder su lengua para no sonreír y delatarse, de reojo pudo comprobar que Drako estaba más entretenido en mensajearse con alguien (Juan, supuso al ver su ceño fruncido) que en lo que pasara a su alrededor. Era el momento para comenzar su actuación.
Bajó sus orejas superiores y apretó sus manos contra su pecho, impidiendo que la botellita fuera visible pero manteniéndola cerca, debía usar movimientos rápidos y precisos para rociar al sacerdote; este plan requería tanta concentración como si peleara contra el mismísimo Dios. Forzó su rostro a mostrar arrepentimiento por algún pecado ficticio que probablemente sí habría cometido, dio un pequeño pasito para acercarse al mayor e incitarlo a acercarse a él de vuelta.
—Pequé de avaricia padre, yo... —tragó saliva, mentalmente maravillado ante sus dotes de actuación que no sabía que tenía.
—Tranquilo hijo, estamos en confianza bajo la escucha y protección de Dios. —el Profeta, sin saberlo, cumplió lo que el híbrido esperaba que hiciera al inclinarse sobre él, sosteniendo los hombros del oso con intención de transmitirle seguridad.
El patrón del pueblo naranja se mordió la lengua con ansia, finalmente tenía al sacerdote lo suficiente pegado a él como para ejecutar el plan sin fallos; removió sus manos simulando nervios para ser capaz de abrir la tapa de la botella sin llamar la atención del mayor.
Todo estaba perfecto, estaba listo para golpear al Profeta con el líquido violeta (y la botella, si era posible, no se quejaría de hacerle algún golpe); pero la vida no podía permitir que las cosas salieran bien.
Si no, ¿cómo tendríamos esta historia?
—¡Profeta calvo, estás besándote con el oso, guarro!
—¡La concha de tu hermana Auronplay!
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Nota: Capítulos cortos pero traeré muchos y muy seguidos, al menos entre hoy y mañana que ando re-inspirado, así que les viene súper maratón. Ando con muchísima ilusión por escribir esto, he vuelto a wattpad gracias a las ideas para escribir sobre Tortillaland que he tenido al leer a Plush.
Estoy muy feliz.
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Mirado por un tuerto | T!SpreenHarem
Fanfiction«Haber sido mirado por un tuerto»: Expresión que hace referencia a que una persona está padeciendo una racha de mala suerte. Spreen estaba seguro de que las cosas no podían ir a peor en el pueblo con todas las guerras y peleas, sin mencionar al Prof...