•La niñera• |Capítulo 18|

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(Voy a volver a mi forma de narración anterior, pero no se quejen si en algunas partes se me enredan los tiempos verbales)


Entré a la casa que tenía un extraño silencio que no era posible con dos niños pequeños jugando, corriendo y saltando por ella. Entré a la cocina a tomar un vaso de bebida o algo, pero cuando abrí el refrigerador, reparé en que en la puerta había una notita colgada; cerré de nuevo la puerta y cogí la notita:


"Fuimos al parque con los niños, esta nota es por si llegan antes que nosotros y no se preocupen"


Arrugué la nota y la tiré a la basura porque supuse que ya no sería necesaria.


Mi cabeza estaba dando mil vueltas y ya no sabía qué pensar exactamente. No tenía idea de cuál era la razón por la que aún sentía un hormigueo en los labios y el delicioso aroma de Jorge impregnado en mi nariz. Tampoco entendía esa sensación de vacío en el pecho, algo complicada de explicar con palabras. Tampoco entendía esa punzada en el pecho al verlo saludar a esa fantástica rubia de top escotado y shorts que parecían bragas. Era una estupidez estar desgastando pensamientos en alguien como Jorge Blanco, no los merecía, y yo sabía jodidamente bien que no era una idea sensata ponerse a dar vueltas el tema de Jorge; Jorge era eso, terreno peligroso, podías entrar y no salir nunca más, o quizás entrar y salir con vida, pero no había demasiadas posibilidades de eso.


Ya me había enamorado de Jorge una vez cuando tenía 8 años, y andarse de besos y de flirteos con él no era una muy buena forma de evitar que eso pasara de nuevo.


De repente mis pensamientos me agobiaron y se sintió como si una roca de una tonelada me hubiera caído encima. ¿Estaba poniendo la palabra "Enamorarse" y "Jorge" en la misma oración? ¿Lo había hecho antes y no me había percatado?


Camino de un lado a otro por la sala espaciosa sin saber qué estoy haciendo exactamente. Debía de olvidarme de aquel hecho, últimamente tenía demasiadas cosas en la cabeza como para pensar cosas coherentes y menos cuando se relacionaban con Jorge Blanco Guereña.


Cuando miré el reloj para comprobar la hora ya son las 4 de la tarde, han pasado dos horas desde que estoy divagando acerca de estupideces, entonces sonó la cerradura de la llave, o era Juorge o eran sus abuelos, sinceramente prefería la segunda opción.


Pero es Jorge, viene con ese aire fresco y con una enorme sonrisa en la cara, entonces me enfurezco sin razón alguna. ¿Por el beso? ¿Por qué me gustó? ¿Por qué quizás esa sonrisa se deba a aquella rubia? ¡Oh dios santo!


-No entraste conmigo al restaurante-Dijo y yo lo evité entrando a la cocina a hacer no sé qué, pero él me siguió así que tuve que responderle.


-Parecías ocupado, tampoco tenía muchas ganas de seguir pasando tiempo contigo.


-Algo me dice que eso último no es cierto-Dijo mientras se acercaba con pasos seguros hacia mí, que no pude evitar retroceder-. De seguro podemos pasar tiempo juntos, como en la playa, estoy seguro de que lo de la playa te encantó, también a las afueras del restaurante.


Yo iba a protestar pero ninguna palabra salió de mi boca.


La Niñera ''adaptada'' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora