VII

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La noticia de Aizawa en la enfermería me había preocupado. Haberlo ido a ver ayudó muchísimo, y estar allí haciéndole compañía nos hizo bien a ambos. Luego de tres días allí, quedó como nuevo, aunque con pequeñas cicatrices en la pierna.

Aún no logro creer el poder de curación que tiene la enfermera.

El fin de semana siguiente decidimos reunirnos en su departamento, para que él esté cómodo. Compré unos víveres en el camino para hacer el almuerzo.

Llegué a su departamento y me dio la bienvenida.

- Buenos días Aizawa-San. – Lo miré de arriba abajo, en su ropa de entrecasa. El blanco de la remera le sienta muy bien y esos pantalones de jogging resaltan sus mejores atributos. - ¿Cómo has estado? – Sonreí contenta de verlo.

- Buenos días [...]. Bien, algo cansado, no he podido dormir bien anoche. – Me tomó de la cintura y depositó un suave beso en los labios. Luego me abrazó cálidamente.

- ¿Por qué no has podido dormir? – Intenté preguntar, tratando de no derretirme con su cariño.

- Despertaba algo agitado por pesadillas del incidente del otro día.

- Oh, lo lamento. De haber sabido hubiese venido a hacerte compañía.

- Ya estás aquí, así que todo está bien. – Sonrió levemente.

- Por el amor de Dios, Aizawa-san, qué le haces a mi corazón. – Bromeé ante su confesión.

Fuimos a la cocina y comencé a preparar el almuerzo.

- ¿Qué tal la semana en el café?

- Bien, bastante tranquilo. Shouta sigue llamando la atención de nuevos clientes.

- No creo que sea lo único que llama la atención de nuevos clientes. – Bromeó el moreno.

- Por supuesto que no, mis postres son lo que más llaman la atención de nuevos clientes. – Bromeé de vuelta.

- Ciertamente, tus sabores son los más deliciosos. – Siguió la broma, haciéndome sonrojar.

- Está bien, has ganado esta batalla, pero no la guerra. – Reí ante su comentario. - ¿Y la escuela qué tal?

- Bien, los niños hicieron muchas preguntas acerca de ti. Verte conmigo en la enfermería esos días, les encendió la curiosidad.

- Oh, ya veo. ¿Y qué han preguntado? Seré curiosa.

- Pues, quién eras, qué clase de quirk tienes, por qué estabas en la enfermería, entre otras cosas. – Respondió mientras abría dos latas de cerveza y me pasaba una de ellas.

- Intrigante saber las respuestas que les has dado. – Bromee mientras bebía un sorbo de la lata.

- A veces hay que dejar las cosas a la imaginación. – Respondió acercando sus labios a mi cuello y depositando un pequeño beso en él.

Almorzamos charlando sobre la semana y su recuperación mientras bebíamos las cervezas.

Luego del almuerzo nos quedamos acostados en el sillón viendo la televisión, él apoyado en mi regazo mientras acariciaba su cabello. La compañía era tan bonita y relajante que él se quedó dormido y no quise despertarlo para que pueda descansar lo que la noche anterior no pudo.

Despertó de su siesta, un poco más enérgico que antes.

- ¿Cuánto tiempo dormí? – Preguntó.

- Mmm, creo que casi una hora. – Respondí.

- Lo lamento, no quise quedarme dormido.

- Descuida, necesitabas descansar. – Sonreí

Nos preparamos café, continuamos viendo televisión y charlando.

La pequeña cafetería. (+18) [AizawaShoutaxReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora