El ataque de pánico la invadió en cuanto llegó a su pequeña cabaña. Habían pasado tantas horas que a pesar de que estuviera anocheciendo, no podía olvidar como el cuello de aquel persona estaba desgarrado, como las gotas de sangre caían sin parar al suelo tal como ella había observado la imagen aquella noche en el bosque, el día en el que su perfecta familia se había esfumado.
Rasguño tras rasguño, lagrima tras lagrima. Su piel comenzaba a tener heridas profundas que podían necesitar sutura de algún profesional pero ella sabía que no sería necesario, solo quería acabar con su sufrimiento de la manera mas dolorosa posible.
Tomó un trozo de papel, escribiendo las cosas que tanto odiaba de si misma y encargando a su mascota con alguien de confianza.
"Cuiden de Silver, es la unica familia que podría haberme salvado, pero después de tanto no creo soportar más seguir viva. Mis padres se fueron, mis esperanzas también con ellos. No veo un futuro claro de que claramente podria ser mi vida. Silver es un gran hurón, come poco y.....
El gran estruendo presente en su jardín interrumpió su escritura, las ramas crujiendo fuera de su cabaña hicieron que el miedo la invadiera. Las linternas por fuera perdieron su brillo en tan solo unos instantes y removiendo las cortinas un poco notó como todo estaba normal a excepción de las linternas apagadas o eso creía ella.
Una mano ensangrentada ensució su cristal por completo sacando un grito desgarrador de su boca y alarmando a su mascota quien simplemente corría en círculos alrededor de ella. Hyori cubrió su boca en un intento desesperado por controlarse mientras mordía su lengua debido al miedo. La sangre escurría poco a poco, sus ojos temblaban debido al miedo, otro homicidio estaba sucediendo justo frente a sus ojos.
El alcalde yacía en su puerta suplicando por ayuda. En sus orbes se observaba perfectamente la desesperación del hombre, sus ganas de sobrevivir, mientras que por detrás de él, unos ojos rojos poco a poco comenzaban a acercarse más a la cabaña y a su próxima presa.
—Hyori abre la puerta, ¡déjame entrar! —la chica no pudo ni reaccionar al observar perfectamente como el cuello del hombre era desgarrado y como la sangre ensuciaba aún mas su ventana dejándola petrificada por completo provocando que cayera al suelo al ver de nuevo una de esas escenas tan sangrientas que habían marcado su vida
Tomó a su hurón lo más rápido que pudo y apagó las luces de su hogar en un intento por distraer a lo que sea que estuviera fuera de sus muros. Trataba de contener su respiración, pero al parecer sus sentidos no ayudaban de mucho. Ella escuchaba perfectamente como la sangre del cuerpo ajeno era succionada, gota por gota.
De repente, todo fue silencio. No había ruido alguno fuera de su hogar, solo el canto de los búhos y los grillos que rondaban por ahí, pero no más. O eso fue hasta que los golpes en su puerta la hicieron saltar del susto, provocando que las lagrimas del temor la inundaran.
Miró la ventana detrás de ella, después a Silver y a pesar de tener demasiado miedo como para no sentir las piernas, sabía perfectamente que debía cuidar a su mascota, de protegerla y de hacer que sobreviviera. Abrió la ventana con rapidez y salió corriendo con su mascota en brazos rumbo al bosque a pesar de que la oscura noche lo estuviera cubriendo.
Comenzó a correr lo más rápido que sus piernas podían. Miró atrás, no había rastro alguno de aquella cosa que la perseguía, hasta que se topó cara a cara con ella. Lo que sus ojos vieron fue una terrible escena de una película de horror. La cara de la criatura estaba ensangrentada, de su boca escurría la sangre ajena que había sido el festín de la noche, aquella sonrisa llena de maldad la había asustado por completo.
Por mas miedo que sentía, Hyori nunca soltó a su mascota. La apretó contra de ella todo el tiempo y se arrastraba a pesar de tener justo enfrente a aquellos ojos rojos que podrían hacer algún movimiento mortal en cualquier segundo.
Su pierna fue tomada con fuerza, arrojando su cuerpo entero contra un árbol provocando que el dolor se combinara con una mezcla de ardor a lo largo de ésta. Se sostuvo del tronco y dio una mirada rápida a su extremidad, haciendo que un quejido debido a la sorpresa y el dolor saliera de sus labios. Una rama se había clavado en su piel.
—¡Aléjate de mi! ¡No, no, DÉJAME EN PAZ! —lo ultimo que observó fue como esos ojos rojos se acercaban mas a ella y como un grito de enojo los hizo retroceder por completo
—¡TAEYONG! —y su vista se desvaneció en cuestión de segundos
Sus ojos azules comenzaron a abrirse, se veía a si misma encadenada y con su pierna aún ensangrentada. El dolor no era para nada soportable, pedazos de madera se habían quedado clavados en la piel, la tierra comenzaba a infectar la herida y sabía perfectamente que necesitaba una sutura pues estaba demasiado profunda.
—¿Silver~?, ¿Silver~? —su mirada lo localizó, entre la paja atado como si de un animal salvaje se tratase— Silver
La puerta de metal se abrió, su mirada se desvío no había alguien en la puerta, ni siquiera un alma. Solo estaba la oscuridad del lugar y ella sola mirando hacia un punto en especifico.
—¿Hola~? —no fue algo muy inteligente de su parte, los ojos rojos como la sangre la miraron fijamente unos segundos, y antes de siquiera reaccionar tenía su mandíbula siendo sujetada con fuerza haciendo que viera ese terrible semblante que implantaba miedo en el cuerpo de cualquier ser humano o criatura existente
El miedo la consumió, especialmente al ver los colmillos aún cubiertos con sangre y como poco a poco se iban acercando a su rostro. La sonrisa de burla y maldad se volvió visible de nuevo en el rostro ajeno, la piel pálida y fría era algo característico de aquel chico o criatura. Hyori no tenía idea de que era, pero lo que si sabía es que podría matarla tal como lo hizo con el alcalde del pueblo y tal como lo había intentado en el bosque.
Su olor, su aroma, era algo que invidía sus fosas nasales. El olor metálico de la sangre combinado con loción era algo que jamás olvidaría. Aquellas manos blancas y frías como el hielo, que congelaban a cada paso su piel. Aquellos ojos llenos de ira pero a la vez de cierta emoción que ella aún no comprendía.
Aquel chico estaba asustándole demasiado. Tenía un asesino justo en frente, y ella no podía moverse o siquiera decir palabra alguna, era como si estuviera petrificada y todas sus palabras no podían salir de su boca. Tan solo pudo balbucear dos, dos palabras que formaban una pregunta tan simple pero a la vez tan compleja para él.
—¿Qué eres? —las lagrimas del miedo comenzaron a correr por sus mejillas, la desesperación inundaba su rostro y fue ahí cuando la sonrisa tétrica del contrario apareció, congelando por completo el cuerpo de la chica sin obtener respuesta alguna
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𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝒃𝒍𝒐𝒐𝒅 [𝑳𝒆𝒆 𝑻𝒂𝒆𝒚𝒐𝒏𝒈]
FanfictionLa inmortalidad no es tan buena como lo parece. Considerada como un pacto con el mismo diablo o incluso un castigo que fue recibido siglos atrás debido a acciones equivocadas. ¿Podría haber escapatoria de ello? Solo una salida Cuatro letras, que...