Nine

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Hyori no tenía idea se que decir, ¿un lazo de sangre? ¿Como se supone que debía tomar eso?

—¿Que quieres decir con eso? —pregunto nerviosa obteniendo un suspiro cansado por parte de Taeyong

—Hicimos una union, me salvaste así como yo lo estaba haciendo en esos instantes. —tallo sus ojos— estaba alterado en esos momentos, y cuando me ofreciste beber de tu sangre fue cuando todo sucedio. Lo hiciste por cuenta propia, entonces me permitiste unirme a ti

—Pero yo no quería- —el chico se levantó recargando su espalda en el árbol, mirando a las estrellas del anochecer y esperando que tal vez hubiera una forma de romper aquel lazo

—Solo duerme, debemos encontrar respuestas de ese collar y porque Hyoyeon lo quiere. —Hyori miró la cadena de plata en su cuello, no tenía idea de como el chico lo había obtenido

—¿De donde lo sacaste? —hablo mientras miraba a la oscuridad— lo perdió hace años, no había manera de encontrarlo

—Mi madre me lo dio, me dijo que Hyoyeon lo quería para algo malo y que no debía darselo. —suspiró— al parecer la anciana tenía razón

De nuevo silencio, Taeyong observo perfectamente como Hyori miraba el collar de su madre con tristeza y como las pequeñas lágrimas brotaban de sus ojos en silencio, tratando de no llamar la atención.

—¿Como~ —realizo una pausa— murieron tus padres?

—Es una larga historia. —contestó ella

20 años antes[14 de julio 2002]

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20 años antes
[14 de julio 2002]

Con Hyori siendo transportada en el lomo del animal, el camino resultaba mucho más fácil. A pesar de la lluvia, la pequeña niña no dejaba de insistir en que debía encontrar a su familia.

Los relampagos no paraban de caer, la lluvia humedecia la tierra y el rastro comenzaba a perderse. Hasta que los gritos comenzaron.

Hyori bajó del animal, corrió escuchando a la perfección todo el sufrimiento de sus padres y a pesar de estar ensuciando sus pies no paró, teniendo detrás de ella al chico y al lobo. Jamás la perdieron de vista.

Ella tropezo con una rama y cayó al suelo, ensuciando su rostro y sus manos al igual que su peluche. Le resulto extraño que el lodo fuera tan líquido, hasta que se dio cuenta de que no era lodo, sino sangre.

Sus ojos y sus manos comenzaron a temblar. Era tan solo una niña de 8 años que quería encontrar a su familia, pero al parecer no estaban vivos. Y lo afirmo al levantar su vista y ver los cuerpos destrozados, con extremidades colgando de los arboles y la sangre goteando sin parar.

𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝒃𝒍𝒐𝒐𝒅 [𝑳𝒆𝒆 𝑻𝒂𝒆𝒚𝒐𝒏𝒈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora