El frió del lugar se sentía por doquier. El chico se había ido después de haber escuchado perfectamente la pregunta salir de los labios de Hyori. Ella sollozaba, tratando de obtener su libertad de aquellos grilletes de metal, que apretaban sus muñecas y sus pies dejando así marcas notorias. Heridas profundas, dolor y ardor, eso era lo que ella sentía en esos instantes.
Hyori no había comido nada, no tenía idea de cuanto tiempo había estado inconsciente. Su estomago rugía con fuerza y sabía que Silver también tenía hambre. El pequeño comía los insectos del lugar, cucarachas, arañas e incluso uno que otro grillo, pero no era suficiente. El pequeño hurón extrañaba las frutas, los pocos pedazos de carne que Hyori le daba pero que en esos instantes no estaban a la mano.
—Silver, resiste un poco más buscaré la manera de salir de aquí. —sus palabras callaron al observar la puerta abrirse, la poca luz que se filtraba por la pequeña ventana era mas que suficiente para observar a los mayordomos con antifaz negro cargando bandejas de plata y con solo unas pequeñas pizcas de comida en ella.
Las bandejas fueron dejadas en el suelo, destapando así y dejando ver solo unos trozos de pan y un tazón con agua. Hyori no movió ni un musculo, no pensaba comer. No quitaron sus grilletes, simplemente acercaron los bocados de comida a su boca, pero ella se negó observando como Silver era alimentado y le daban un poco de agua.
Por mas insistencias, ella nunca abrió la boca. El hombre se levantó rendido llevándose la bandeja con comida y esperando a que su compañero terminara de alimentar al animalito. Cuando por fin terminó, ambos se fueron cerrando la puerta con llave y posteriormente irse dejando solo el sonido del eco de los pasos.
No pasó mucho, al menos unos veinte minutos. Hyori perdió la conciencia. Su pierna estaba llegando al punto de tomar un color morado rojizo, la infección se estaba esparciendo y a decir verdad eso no era nada bueno, principalmente porque la temperatura se estaba haciendo presente y el sentido de la sensibilidad en su pierna se estaba perdiendo casi por completo.
Las alucinaciones comenzaron a invadir su vista y su mente. De un momento a otro se encontraba de nuevo en aquel bosque, la lluvia empapaba su cabello al igual que su ropa. Los rayos caían sin parar provocando varios incendios, su respiración no daba para mucho mas, comenzaba a desesperarse y mas aún al escuchar las voces de sus padres en sus oídos culpándola de todo lo que les había sucedido.
<<Tú nos abandonaste en aquel bosque, Hyori>>
<<Provocaste nuestra muerte, huiste cual cobarde aquella noche>>
<<No mereces llevar nuestro apellido, fue una equivocación tenerte>>
<<¿Creíste que escaparías aún cuando estamos muertos?>>
<<Mreces estar muerta, no mereces vivir>>
Una y otra vez, aquellas palabras se repetían en su mente, en sus oídos. Comenzó a correr, tratando de evitarlas, pero le fue imposible. En medio del bosque chocó con una pared, los ladrillos color naranja la hicieron caer al suelo para después tratar de levantarse y darse cuenta del pequeño cuarto donde se encontraba encerrada.
Las paredes comenzaban a sofocarla al igual que los lamentos que se repetían una y otra vez en su cabeza. Jaló su cabello con fuerza, gritó a tal punto de quedar afónica y después de eso su vista se desvaneció.
La chica parpadeó lentamente hasta observarse en una habitación ajena a la anterior. Las paredes negras, cortinas cubrian un trozo de la ventana, pero la luz de la luna entraba un poco a la habitación; luces encendidas por todas partes y lo mas importante de todo, cuadros de una familia rasgados específicamente de los rostros.
Aún teniendo los grilletes, Hyori dió un suspiro antes de mover su pierna y esperar sentir el dolor prominente de ésta, sin embargo, no hubo nada, ni una punzada o ardor. Miró su extremidad y al observar la venda cubriendo la herida que previamente tenía infectada.
—¿Pero que-? —susurró moviéndose y colocando su cuerpo en la posición anterior en la que estaba, se preguntaba, ¿cómo demonios había llegado ahí? y los más importante de todo, ¿donde estaba su mascota?
—Querida, deja de moverte, tus pequeños movimientos me están comenzando a impacientar. —Hyori dejó de moverse, tratando de encontrar de donde surgía la voz llena de cansancio y fastidio
—¿Quien dijo eso? —miró a todos lados del cuarto— ¡déjame ir por favor! ¡déjame vivir!
—Oye oye, tranquila. Es desesperante cuando la comida no para de quejarse. —la figura masculina, delgada y con prominente porte salió de la oscuridad. Hyori comenzó a moverse sin parar tratando de soltarse o siquiera de cubrirse, e fue imposible después de todo— estas demasiado pálida, tal como me gusta dejar a mis presas
Hyori por unos instantes pensó que tal vez sobreviviría, pero esa idea se esfumó en cuestión de segundos al observar los colmillos cerca de su rostro. ¿Así iba a terminar todo? ¿Moriría en un lugar completamente desconocido? Sin amigos, sin familia y sin su mascota a su lado, tan solo esperaba que Silver estuviera bien.
—¿Taeyong quieres que te ponga de nuevo los grilletes no es así? —el chico suspiró rendido al escuchar la voz de una mujer— aléjate de ella y vete al rincón
—No soy un maldito perro Hyoyeon, dales ordenes a tus hombres lobo no a mi. —tomó el rostro de Hyori con fuerza— además, ¿que hay de diferencia sino la asesino? Después de todo solo es una humana inservible como las demás
—Olvídalo, las palabras no funcionan contigo. —chasqueó sus dedos arrojando al chico contra la pared y esperando a que se calmara, miró con enojo al contrario y luego desvió su vista a Hyori quien solo ocultaba su rostro entre sus manos, esperando que tal vez no le ocurriera lo mismo— tranquila, yo no te haré daño
—¿Dónde está Silver? —la pelirroja sonrío para después abrir la puerta de la habitación y dejar entrar al pequeño hurón con un suéter de lana
El animal corrió inmediatamente hacía su dueña. Comenzó a correr de un lado al otro, dejando escapar una que otra risa de los labios de Hyoyeon debido a sus acciones. Hyori por otro lado soló suspiro aliviada al observar que estaba sano y salvo, para ella, Silver era su única familia.
—Él esta bien. —Hyori asintió levemente— parece que aún tienes temperatura, la infección debió de haber avanzado mucho. Menos mal comencé a tratarla
—Hyoyeon, bájame de aquí. —cayó al suelo— gracias —contestó a regañadientes
—¿Porqué estoy aquí? —las luces se apagaron dejando ver un holograma de un collar en forma de rosa, un collar que podría ayudar— ese es~
—Necesitamos ese collar, y tu madre lo tenía antes de morir.
ESTÁS LEYENDO
𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝒃𝒍𝒐𝒐𝒅 [𝑳𝒆𝒆 𝑻𝒂𝒆𝒚𝒐𝒏𝒈]
FanfictionLa inmortalidad no es tan buena como lo parece. Considerada como un pacto con el mismo diablo o incluso un castigo que fue recibido siglos atrás debido a acciones equivocadas. ¿Podría haber escapatoria de ello? Solo una salida Cuatro letras, que...