Lan Wangji, príncipe heredero de la dinastía china.
Wei Ying, un chico carismático y simpático que llegó a la vida del príncipe dándole un primogénito convirtiéndose en su concubino favorito.
Pero no todo es lo que parece, un palacio lleno de malda...
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Las cascadas se escuchaban a los lejos, los pajarillos cantaban alegres entre sí, la brisa fresca golpeaba el rostro de aquel par de amantes que disfrutaban de la naturaleza del bosque. Wei Ying sonreía alegremente mientras observaba a la persona frente a el mirarlo con adoración.
Su vida era perfecta, bueno, o eso era lo que necesitaba pensar. Sus preocupaciones desaparecían cuando estaba en los brazos de la persona que amaba. Ying se encontraba tan enamorado que temía sufrir en un futuro, siempre dedicaba su tiempo para disfrutar los momentos que vivía junto a Lan Zhan.
...-Como está, A-Yuan.? -Preguntaba el par de ojos ámbar mientras disfrutaba el aroma del cuello de la persona que tenía abrazado.
...-Es un niño fuerte, quien diría que ya va a cumplir un año. -Soltó una risita mientras negaba con la cabeza.
...-El tiempo pasa muy rápido. -Wei Ying asintió, mientras se alejaba del más alto.
Este quitó sus zapatos y se inclinó para recogerlos del suelo. Sus delicados pies tocaron la textura de la tierra fresca dándole esa sensación de placer.
...-¿Que haces.? -Preguntó Lan Zhan, mientras observaba las acciones del pelinegro.
...-En casa solía salir y correr descalzo, sintiendo la textura de la tierra. Me hacía olvidar de los problemas. -Wei Ying emocionado, tomó la mano derecha de Lan Zhan con la que no tenía sus zapatos. -Vamos
Comenzaron a caminar en dirección al pequeño arroyo que estaba cerca de ellos, con cuidado Wei Ying soltó la mano de su pareja, para ir al arroyo y adentrar sus pies como un niño pequeño.
Lan Zhan observaba a Wei Ying de lejos detalladamente, como sus labios sonreían dejando ver su dentadura perfecta. Una pequeña sonrisa de medio lado apareció en su rostro mirando al contrario jugar con el agua.
La sonrisa de Wei Ying hacía olvidar todo lo que estaba viviendo Lan zhan en esos momentos. Hace dos meses había salido de Sheyang, hacía la capital con urgencia debido a un comunicado que había llegado a su poder, dándole la noticia que su hermano había fallecido. Nunca fue cercano a Lan Huan, pero eso no quería decir que su muerte no lo haya afectado, toda su familia había partido hacia a Pekin menos Wei Ying, quien se había quedado con el pequeño A-Yuan para cuidarlo debido a que este estaba aún muy pequeño para viajar.
El funeral y el entierro se había llevado a cabo en Pekin. Su padre fue el más afectado de todos. El virus había sido muy violento en aquella zona llevándose la vida de la mayoría de habitantes y entre ellas estaba la vida de su hermano y su pequeña familia. Aunque en parte en el corazón de Lan Zhan, se encontraba aliviado pues ahora podía estar tranquilo sin que una ley que debía ejecutar, rondara su cabeza.
Wei Ying salió del agua, dirigiéndose al más alto que tenía la mirada perdida en un punto fijo del lugar. Al llegar Wei Ying agitó sus manos frente al rostro de Lan Zhan, para obtener su atención
