Lan Wangji, príncipe heredero de la dinastía china.
Wei Ying, un chico carismático y simpático que llegó a la vida del príncipe dándole un primogénito convirtiéndose en su concubino favorito.
Pero no todo es lo que parece, un palacio lleno de malda...
El miedo era sinónimo de debilidad, Lan Wangji siempre supo que la debilidad no era algo que estuviera en su hábito natural. Toda su vida se dedicó a fortalecer su fuerza y grandeza que nunca tuvo tiempo de sentir miedo y esa sensación tan ambigua, se estaba apoderando de su ser en ese mismo momento, mientras observaba el parlamento real. Siempre tuvo claro su destino, pero jamás pensó que llegaría tan rápido, ese miedo de fracasar se apoderaba de él, por el simple hecho que no solo dirigía un palacio, si no que, dirigía una nación, una nación que confiaba en el, por venir de un linaje de sultanes exitosos, sin embargo, Wangji temía que el poderío lo volviera un Sultán despiadado e injusto como el antepasado Sultán que asesinó a inocentes sin piedad alguna.
Debía mantener la mente clara con cada paso que iba a dar de partir de ese momento. No debía cometer ningún error.
Cerró sus ojos por unos segundos y los abrió, cerrando sus manos en puños, pasó saliva para prepararse para hablar.
...-Se que, no confían en mi por ser un joven sin experiencia. Pero a pesar de: estoy aquí y fuí criado para ser el próximo gobernante. -Wangji observó a cada Visir. -Debemos prepararnos para la próxima campaña, el objetivo de esta dinastía es apoderarse de todo el continente asiático y expandirnos más allá. Lo primero es, tomar como nuestro de una vez por todas a Taiwan.
Muchos dentro del consejo, escuchaban incrédulos las palabras de su nuevo gobernante, para algunos todo aquello dicho solo eran palabras, porque, como un joven sin experiencia va a tener tantas expectativas con algo que ninguno de los antepasados sultanes han podido hacer. Eran cosas anheladas pero no realidades.
Wangji tenía altas expectativas, gracias a su inteligencia iba a lograr cada objetivo que se proponía. Con perseverancia y confianza, solo debía ser paciente y tomar cada decisión con tranquilidad.
Jiang Cheng extendió el mapa en el piso frente a ellos, con el largo artefacto comenzó a señalar los países que debían conquistar.
...-El imperio japonés, es nuestro siguiente objetivo. Se viajará por mar e invadiremos cuatro territorios para acorralar al enemigo. Cada Visir será el jefe de un comando de militares; invadir el sur, norte, oeste y este, es nuestro plan para esta campaña. Empiecen los preparativos, quiero más de 6000 soldados de jenizaros. -Todos observaban atentos a cada palabra y el mensajero solo se dedicaba a escribir todo lo que se decía en el consejo. -Jiang Cheng, será el jefe en dirigir los preparativos para la campaña.. Se cierra el consejo parlamental.
Con lo dicho solamente se dedicó a salir de lugar, dejando a todos confundidos sobre lo que se iba acontecer de partir de ese momento. Wangji sabía el riesgo de invadir un territorio fuerte, pero simplemente con sus estrategias iban a lograr cada cometido que se proponían.
El sabio siempre decía que el que ganaba, no era el más fuerte si no el más estratégico y Lan Zhan tenía ambas.
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