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Frío, si hoy hace mucho frío.

Y levantarme temprano no es una buena idea pero debo hacerlo.

Por suerte tengo amigos con carro. Y recibí un mensaje que me alegró la mañana un cincuenta por ciento porque sabía que el resto era para sufrir.

¿Por qué? Porque me había llegado un mensaje de Gemma que decía que su " novio" o algo, nos llevaría hoy al colegio a todos. Y por decir todos también entra Jota. Ya que Alex no va en moto a la escuela, lo lleva su hermano.

Por otra parte.

Mamá se encontraba en una venta de jardín con cosas viejas que mi hermano dejó en el sótano. Eran puras chucherías que yo jamás usaría. Cómo tablas de surf. Jueguetes coleccionables, cartas coleccionables, discos. Objetos que no me apetecen conservar y mamá decidió venderlos.

Por eso me desperté temprano para ayudarla a organizar todo. El trabajo duro no es mi fuerte pero si ella lo ordena no me queda de otra.

Mientras llevaba una caja no me percaté de quien estaba observando algunos artículos tontos en una de las mesas y sin querer me la llevé por delante. Muy suave de todos modos. Levanté la vista para ver y abrí mis ojos en sorpresa, encontrándome con...

- ¿Gemma?. - sonrió ampliamente.

- Hola. - soltó el cubo Rubik con el que jugaba

- ¿Qué te trae por aquí? ¿Hanna?

Señaló a su costado y encontré a Drew, el chico con el que estaba saliendo. Me comentó que cruzaban por el vecindario y el se vio interesado por la venta.

- Ya veo.

- Veintidós con sesenta

Escuché decir a mi mamá unos metros a nuestro costado.

Me dispuse a ordenar las cosas sobre la mesa.

- ¿Puedo preguntarte algo? - Asentí.

-¿Es verdad lo de Jota y Hanna? - me fastidié al instante. Ya corrió la voz, ¿eh?

La miré y supo que sí.

- Vaya. ¿Cómo estás con eso?

reí vagamente.

- ¿Por qué? ¿tendría que estar mal? - ella sonríe con ironía. - No pongas esa cara, Gem.

- Sé que no quieres admitirlo conmigo porque sabes que se lo diré.

- No tengo que admitir nada. - continué ordenando. Ella se cruzó de brazos y comenzó a lanzar cizaña con una voz arrogante sabelotodo que no podía soportar. Odio que me relacionen con Hanna. ¡Apenas lucho conmigo misma con eso!

- Yo no me creo el cuento ese de que fue todo un plan para que ella tuviera el valor de cortarlo.
Suspiré molesta.

- Lo fue. Hace días ella venía pidiéndome ayuda.

- Mientes. Jamás me lo mencionó.

- Bueno. Tal vez no te cuenta algunas cosas. - se cruzó de brazos y sonrió autosuficiente - ¿Qué te da miedo? Estoy segura de que no te rechazará. Solo admítelo de una vez.

Calma león del orgullo, calma por favor.

- ¿Por qué no empiezas por admitir lo tuyo con Michelle y luego me juzgas?

Se quedó perpleja.

- ¿Qué?

Diablos, león. Te dije calma.

La bocina del auto de Drew nos sacó de aquel momento incómodo.

Ella sin decirme nada se alejó y fue con él.

Mi Dulce HannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora