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Da un paso, haciendo rechinar aquella madera vieja que cubría el suelo de la cabaña añeja de su difunto abuelo. El llamado inesperado de su padre le dejó alerta, así que optó por esperar afuera, bajo el techo que cubría gran parte de la entrada. Era uno de los días más grises que prestó ese mes; la lluvia era furiosa y una gran frazada de esta cubría el exterior. 

Luego de unos minutos pudo divisar unas luces acercándose desde lo más profundo de la manta de agua que había. Rápidamente pudo ver bajar a su padre junto a un paraguas, él iba vestido de un traje elegante como siempre.

-¡Wooyoung! Tengo buenas noticias - Se acercó el señor mayor, refugiándose bajo el techo donde el nombrado se encontraba. 

-¿Qué es padre? - Pregunta curioso, aunque un extraño presentimiento lo acompañaba desde que cortó la llamada. 

-Prepara la valija, te mudarás al palacio. 

Pocos comprendían la realidad detrás de la corona

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Pocos comprendían la realidad detrás de la corona. San, desde la cuna, había estado en su sombra. Todos esperaban que se volviera aquel joven correcto que llevará al pueblo en su hombro. 

Y así fue, el príncipe estaba haciendo lo que correspondía para cumplir con el propósito con el que había nacido. O eso era hasta que lo conoció a él. 

El establo estaba vacío por la tormenta que había fuera, sólo su alteza y los caballos eran los únicos seres vivos en el lugar. 

Un dolor fuerte punzaba en su pecho luego de la noticia que su padre el rey le había dado. Sin dudarlo, apenas pudo, corrió hacia aquel lugar que tanto visitaba. La dificultad para respirar lo sofocaba, se apoyó en una columna de madera que había allí mientras trataba de regularizar su respiración. 

De pronto, la gran puerta se abrió, dejando ver aquella cabellera rubia que tanto esperaba y necesitaba. 

-¿Príncipe? - Llamó el muchacho al ver al joven Choi parado en el centro del lugar empapado al igual que él. San no pudo evitarlo, corrió al más bajo y lo abrazó, como si su vida dependiera de ello, como si existiera la posibilidad de que desapareciera si lo soltase. 

-No puedo hacerlo Yeosang, me niego - Habló desde el cuello de Kang - Siempre he hecho lo que me han pedido, fui el mejor hijo y príncipe que siempre me han pedido ser... Pero esto es demasiado, no puedo - sollozo y su contrario atrapó la cintura de su majestad para corresponder el abrazo. Aspiró del aroma del muchacho, aquella fragancia que tanto deseaba cuando se encontraba lejos del establo, embriagador como si de un vicio se tratase. 

-Sabíamos que algún día esto tendría su fin... - Su voz se escuchaba triste pero firme, infinitas veces habían hablado sobre este momento. Pero Kang debía mostrarse fuerte al ser el príncipe el vulnerable. Con sus dedos, talló la espalda real siguiendo vertebra por vertebra, sabía que aquella caricia podía calmar al menor de ambos. 

-No estoy preparado para mirar a otro lado - Se separó sólo un poco para ver los ojos del contrario, una vez que se encontró más calmado, acunó el rostro de Yeosang con sus manos - No podría nunca ver a alguien más a parte de a ti - Se acercó lentamente al rostro contrario para cellar aquellas palabras con sus labios sobre los ajenos. Sin demora, el rubio correspondió el beso, aferrándose aún más al más alto. 

-៹ 👑 𝑹𝒆𝒃𝒆𝒍 𝑹𝒐𝒚𝒂𝒍𝒕𝒚 : : 🅢🅦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora