Wooyoung, un alma libre y rebelde, está obligado a casarse con el príncipe, quiere romper las cadenas que el trono le está imponiendo.
San está negado a dejar su amor por el chico del establo para casarse con un completo extraño.
◇Comienzo: Diciem...
Si le tuvieran que dar un premio a Wooyoung, sería el premio al más chismoso.
Una vez pasaran un par de minutos en aquel oscuro pasillo, rápidamente se acostumbró al ambiente y comenzó a deambular, intrigado por cada detalle o objeto que viese. No tardó mucho en comenzar a alejarse de la entrada, curioso por lo que había más allá de esta.
Se topó con varias puertas, la mayoría estaban cerradas y no quiso ser tan entrometido como para tener el descaro de abrirlas, aunque parte del no querer hacerlo era porque aún tenía un poco de miedo.
No tardó mucho en escuchar murmullos a lo lejos. Al principio de asustó, tal vez había personas en el pasillo secreto y San estaba errado, asi que se escondió; pero nadie apareció. Al acercarse más a las voces, pudo notar que provenían de una rejilla pequeña colocada en la pared. La conversación comenzó a tener más sentido:
- A su salud, su majestad - Escuchó la voz de un joven desconocido.
Se acercó a la rejilla y, entrecerrando los ojos, pudo divisar a San acompañado de otros muchachos de entre los guecos que tenia tal elemento.
¿Debería quedarse a escuchar? Aunque tenía muchas ganas de oír de lo que charlarían, optó por no hacerlo; seguro hablarían de cosas muy aburr...
- ¿Está feliz con el prometido que le tocó? - Pegó el oído a la rejilla, claramente hablarían de algo relevante.
- Sí, oí que es un rebelde sin causa - rió otro.
-Que infantil - Comentaron entre risas
- Supongo que harán que se pinte el cabello a un color menos llamativo - Dedujo en voz alta el que parecía ser el mayor - Ya saben, por la imagen que debemos mantener.
- Yo no entiendo la fascinación que tienen los jóvenes de ahora por pintarse el cabello de colores llamativos - El que más falso parecía volvió a abrir la boca, escupiendo de su veneno - Tan vulgares y queriendo llamar la atención, falta total de personalidad.
Ya era suficiente, había escuchado demasiado como para saber con que tipo de gentuza iba a tener que sobrellevar al convivir con la realeza. Estaba listo para retirarse del lugar, no tenía ganas de seguir escuchando como le criticaban a sus espaldas, pero pudo escuchar como San comenzaba a hablar.
- Creo que deberían guardad sus comentarios malignos para si mismos - El pelirrojo contuvo el aire por un segundo, en el poco tiempo que conocía a San esperaba que este se quedara callado y sumiso como suele hacer a la mínima orden de su padre o madre - Wooyoung es un chico respetable y brillante, es una persona que no necesita de sus padres ricos y con estatus alto para ser alguien. Tampoco necesita rebajar a otras personas para sentirse superior. Sí, es un chico llamativo pero eso no tiene nada que ver con su cabello, su simple existencia hace que te voltees a verlo desde el momento en que entra a una habitación. Pero claro, eso no lo entenderían ya que no tuvieron la fortuna de conocerle aún - Una sonrisa inconsciente apareció en el rostro de Jung, algo en su pecho se sintió cálido - Y si me disculpan, tengo tareas más importantes que realizar, y quedarme a seguir escuchando sus opiniones llenas de veneno sobre las personas que no están presentes no es de mis hobbies favoritos. Que el viaje devuelta a sus hogares sea ameno - Wooyoung tuvo un pequeño impulso que obviamente siguió.
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