De malentendidos y propuestas

El cortejo perfecto

Un cortejo formal era la antesala del matrimonio, este periodo se daba justo antes de la gran pregunta y normalmente duraba de una semana a un mes... Pero había sus casos, a veces duraba horas, un par de días, o años. Todo dependía de la disposición del alfa y el omega a casarse. El punto era no dejar en el abismo si se casarían o no, cuando iniciaba el cortejo se sabía que era definitivo. Era como un compromiso a comproterse. Y esto era así porque con los alfas y los omegas todo podía ser tan intenso que el periodo de la gran pregunta al altar podía ser una cuestión de minutos, sin mencionar a los que encontraban con quién pasar su vida a una edad muy temprana, el cortejo era necesario.

Memo no pensó en cortejar a Javier, después de todo esto era su peor es nada, no sentían nada el uno por el otro mas que un inmenso cariño. Y planeaba un compromiso de al menos un año para respetar la promesa que habían hecho. Además sabía que si se atrevía a cortejar a Javier esto se reiría en su cara.

Las flores que compro esa noche del dieciocho, solo eran una broma interna, una forma de avisarle lo que pasaría. Flores, una forma clásica para iniciar el cortejo formal, así siempre se hizo desde la época de sus abuelo o mucho antes. Actualmente había mas formas, comprar joyería idéntica desde brazaletes hasta collares, una mascota en conjunto. Había muchas formas, pero las flores siempre fue su forma preferida, siempre se imagino dando flores cuando le tocara cortejar al amor de su vida.

Es una lástima que jamás tuvo ese amor, de verdad que lo intentó, Memo vivía para ello y jamás pasó, aunque tuvo la ocasión en dos oportunidades.

Una vez con Saúl, un omega boxeador con el que salió. El pelirrojo intentó obligarlo a usar brazaletes iguales, y Memo casi cede porque la relación entre ambos era tan pasional e intensa que era difícil imaginar que se querrían separar. Saúl sabía meterse bajo su piel y adueñarse de sus pensamientos. Pero este no era su lugar, no amaba a Saúl como se supone debería y terminó con él. El omega no se lo tomó nada bien, le dejó un ojo morado, aunque al día siguiente el pelirrojo se disculpó alegando que no sabía mantener sus impulsos a raya, y quedaron como amigos. Memo todavía lo iba a apoyar a sus peleas de vez en vez, y Saúl nunca se perdía los partidos de Memo.

La otra fue con Manuel, el alemán era perfecto para él. Era tan hermoso, inteligente, y especial en todas sus formas. Encajaban como un rompecabezas, respirar el mismo aire se sentía como una bendición del cielo, y si hay que aclararlo, el mexicano lo amó, lo amó como nunca pensó en hacerlo. Llevó incluso a Manuel a pasar fiestas con su familia tan rápido como pudo, le emocionó cada avance en su relación y por un momento sintió que no había forma en que dos personas pudieran amarse más.

Conoció a los padres de Manuel, viajó hasta Alemania para ello. ¡Comenzó clases en Alemán para conversar con ellos! .

Y un día conoció una larga palabra en alemán que creyó definía su relación a la perfección.

—Lebenslangerschicksalsschatz...

La definición en español no existía, pero lo mas aproximado era; Un tesoro para siempre.

Tomar el siguiente paso parecía fácil y lógico, no había ni una sola maldita razón para no llevarlo al altar. Pero algo no estaba del todo bien, y Memo no sabía identificarlo. Solo salía que cada vez que iba a la floreria, terminaba parado a fuera sin entrar, por horas incluso. Como si sus pies estuvieran clavados al piso. Manuel lo siguió en secreto, y lo vio allí sin moverse viendo la vitrina por un largo rato sin decidirse nunca a pasar.

El alemán con el dolor de su corazón se acercó a Guillermo y se paró a su lado sin verle a la cara, también enfocándose en un ramo de rosas enorme.

—Sabes, existe una palabra en Alemán; Beinaheleidenschaftsgegenstand, significa es casi lo que quieres, pero no del todo.

Memo volteó a verlo con lágrimas en los ojos, y solo pudiendo contestar;