Capítulo 5. Una Hora.

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México se tomó su tiempo para guardar sus cosas, después de todo, tendría que quedarse más tiempo que los demás, soltó un suspiro y cerró los ojos por un momento.

- Oiga jefe - Ciudad de México se acercó a él - Lo estaremos esperando afuera, ¿quiere que le compremos algo?.

- No, gracias - la miró para darle una sonrisa - Estoy bien así.

- Esta bien - le dio un beso en la frente - Se me cuida.

- Si ONU le hace algo no dude en decirnos apá - dijo Nuevo León mientras le daba un suave apretón en el hombro.

- No se preocupen, voy a estar bien - soltó una melodiosa risa ante la preocupación de los estados.

Veracruz y Chihuahua se despidieron del moreno para salir de ahí, tomaron sus cosas y a los pocos minutos desaparecieron por completo de la vista del castaño, México sólo se acomodo en su lugar mientras veía como los últimos países que quedaban se iban, hizo un ligero puchero al saber que se tendría que quedar más tiempo en ese lugar.

Miró hacia el lugar donde ONU se encontraba, el hombre acomodaba los informes y anotaciones de ese día, mientras que el holograma tanto como la burbuja que siempre lo acompañaban ya no estaban, a excepción de la pantalla que se encontraba a su lado, en la cual se detenía a teclear varias cosas.

Cuando el último país se fue, las puertas se cerraron, ONU alejo su atención de la pantalla para dirigirla hacia el mexicano que ahí se encontraba, el cual trago saliva al sentir la mirada del otro sobre él, por los nervios comenzó a jugar con sus dedos y mirar hacia otro lado.

- México - llamó la organización - Ven acá - señaló a un lado de él.

El nombrado volvió a tragar saliva pesadamente y se puso de pie, comenzó a bajar aquellas largas escaleras para después subir al "escenario" donde ONU se encontraba, en cuanto México se puso donde se le indicó, la organización comenzó a escribir en la pantalla flotante a su otro lado.

- Arrodillate - le dijo sin siquiera girarse a verlo.

México tembló un poco ante la voz autoritaria pero hizo lo que se pidió, ONU terminó de pulsar algo en aquella pantalla y miró al mexicano, se inclinó para tomarlo de los brazos y los movió para que quedaran a los lados del moreno, elevando los para que quedaran de una mejor forma, una vez lo terminó de acomodar, comenzaron a reflejarse libros pesados en las manos y cabeza del país, los cuales a los pocos segundos comenzaban a hacerse reales para poner peso sobre el cuerpo de México.

- La disciplina es algo muy fundamental para un país, México - inclinó su cabeza hacia un lado - Tanto tú como tus hijos deben saber que no pueden comportarse de esa manera en lugares y situaciones como esta - comenzó a agregar más libros.

- Lo sé, y lamento mucho eso - hizo una mueca por el dolor en sus brazos - Hablaré con ellos.

- Ya has dicho eso antes - agregó más peso - Pero no veo ningún cambio.

- Es que ellos son así - sonrió un poco - No los puedo cambiar de la noche a la mañana.

ONU dejo de agregar libros y miró al país, su cuerpo temblaba ya por el cansancio de soportar tanto peso, y a pesar de que tenía una sonrisa se podía notar lo exhausto que ya se encontraba. El hombre de piel azul se inclinó para estar a la altura del moreno, lo tomó de la barbilla con una de sus manos y con la otra retiró el vendaje de su rostro, mostrando así sus ojos blancos y aquellas alargadas pestañas del mismo color, las mejillas del mexicano se acaloraron un poco, no podía negar que el hombre era alguien sumamente atractivo.

- Tienes razón, sin embargo, se puede lograr si pones algo de presión en ello - apretó ligeramente la barbilla del país - No te estoy pidiendo que cambies, te estoy exigiendo que te comportes, un representante no puede actuar de una forma infantil - giro la cabeza del mexicano para acercarse a la oreja de este - Un representante debe comportarse como lo que es, no se puede dar una mala imagen, y para eso existen las apariencias - miró con atención aquel adorno que México llevaba en la oreja, era dorado y con plumas de pavo real - La gente las usa todo el tiempo.

Soltó la barbilla del moreno y se alejo de él, México simplemente mantuvo la mirada baja, no solamente por lo que le acaban de decir, sino porque sensaciones de piquetes se hacían presentes en su espalda.

ONU dirigió su vista al reloj de la sala, tomó su venda y volvió a cubrir sus ojos, arreglo su ropa y miró a México, quien tenía el ceño fruncido.

- Aún te quedan cuarenta y seis minutos - acomodó su "corona" - Tengo que retirarme por ahora, así que regresaré unos minutos antes de que tu estancia aquí termine - se dio media vuelta para irse - No puedes quitarte los libros aunque yo no este aquí, ¿queda claro? - se detuvo para mirarlo sobre su hombro.

- Queda claro - respondió en voz baja pero fue suficiente para que ONU lo escuchara.

El hombre alto asintió ante aquella respuesta y camino hasta las enormes puertas para irse de ahí, dejando en un extraño silencio al moreno, México se estiró un poco para intentar alejar aquel dolor de su espalda, sentía como si mil agujas estuvieran atravesando su cuerpo.

Bajo un poco los brazos para intentar descansar, pero al escuchar como las puertas detrás de él se abrían rápidamente tomó la postura que tenía antes, miró por el rabillo de su ojo como alguien entraba, pero no era capaz de distinguirlo debido a que no podía girar su cabeza o los libros se caerían.

- ¡Qué piña! - aquella voz aguda llegó hasta los oídos del mexicano, quien sólo sonrió al saber quien era - La ONU si que se pasa, oe.

Perú.
Tiene una altura de 1.78cm.
Su tez es morena.
Cuerpo musculoso.
Siempre lleva puesto su chullo de colores opacos, sin importar su vestimenta elegante.
Sus ojos son de color café oscuro.
Su cabello es castaño, ondulado y corto.
Tiene varias pulseras de hilo en su muñeca derecha.
Le gusta pelear con México sobre cuál de los dos tiene la mejor gastronomía.
Le gusta mucho hacer bromas a sus amigos.


Perú tomó asiento frente a México para verlo mejor, cruzó sus piernas para acercarse más a él.

- Y yo que pensé que no te castigaría hoy por haber llegado temprano - recargo su mejilla en uno de sus puños.

México sólo rió y se encogió de hombros, le daba mucha ternura la manera en la que el otro se comportaba.

- ¡Pero habla, causa! - lo tomó de los hombros para agitar lo un poco - No me dejes hablando solo, oe.

- Perdón, perdón - respondió mientras reía - Es solo que me da algo de miedo que ONU pueda escucharnos.

- No lo creo - lo soltó para poner sus manos en sus piernas - Lo vi irse, no está cerca de aquí así que no te preocupes mi causa - le sonrió.

- ¿Y qué haces aquí?, pensé que ya te habías ido - lo miró con atención.

- Así era, pero quise venir a verte antes de irme - se rasco el pecho - ¿No quieres hacer algo, pe? - sonrió de manera maliciosa.

- ¿Como qué? - preguntó mientras inclinaba ligeramente la cabeza.

Perú sólo soltó una risa y se puso de pie para comenzar a sacudir sus pantalones, tenía un divertido plan en mente.

En Guerra de Dioses [México x Todos contryhumans] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora