Tea Boy| Hyunlix !

Dos.| Chatons !

Febrero 9/2000.

En lo personal, mi vida no es algo de lo que me gusta platicar, en especial porque no soy, o más bien, no creo que mi vida sea muy interesante.

Aún así trataré de relatar mi vida.

-¡Felixie! ¡Corre que se va tu transporte Affection!- gritaba una joven mujer, desde la puerta de la hermosa casa.

- ¡Voy mamá! ¡Estoy terminando de poner mis cosas!- grito de vuelta, no tuvo que quedarse jugando hasta tarde con sus amigos jugando, pero en serio, ¿Quién no querría jugar jojo's?

Vivía en Burderos, su madre trabajaba como costurera en una casa de moda en Francia, aún que él en realidad no era francés, vivía ahí junto con su padre. Madre y hermanas. Él nació en Australia como su madre, su padre era el verdadero francés junto con sus hermanas, que ellas si eran francesas. Tras a ver nacido 4 años después que él, en Francia. Cuando su padre conoció a su madre, en un viaje turístico, quedó embobado por aquella hermosa Mujer.

Su madre era tan hermosa como la misma noche. Con cabello largo rubio, pecas, y labios gorditos y ojos ámbar. Estrellas esparcidas por sus mejillas con una altura perfecta. Con una personalidad extravagante, que enamoraba a cualquiera. Siempre buscaba el bien de las personas sin importar si ella quedaría afectada, ayudaba a quien se le cruzaba y apoyaba a toda su familia. Su comida era exquisita, de las mejores en toda Francia, era como ser abrazado por las mañanas, tardes y noches; le encantaba la comida de su madre, era su parte favorita del día. Él adoraba a su madre y aún la adora, pero no podía quedarse toda su vida en Burderos.

Cruzó la escuela primaria y secundaria en Burderos, aquel pueblo de los vinos. Le encantaba salir de su casa he ir a al riochuelo que no estaba muy lejos de su casa. Se la pasaba jugando en el bosque junto a sus amigos, atrapando ranas y luciérnagas. Cuando comenzaba a anochecer corría de vuelta a su casa y cenaba junto a toda su familia, platicando cálidamente y jugando con la comida de sus hermanas.

En la preparatoria aún se mantenía en Burderos hasta su tercer año. Dónde comenzó a sentirse atraído por la vocación de docente escolar, y no solo eso. Descubrió que le gustaban los chicos. No fue raro, pero tampoco era algo que esperase, si bien él sabía que desde pequeño los niños le parecían muy bonitos, nunca se esforzó en pensar que le llegasen a gustar  románticamente, solo era un pensamiento rápido.

Cuando le comento a su madre tampoco fue algo que no esperase, le prometió siempre estar con él y nunca faltarle. Su padre le abrazo con tanto amor, con cariño y con adoración que no pudo evitar llorar, desvaneciendose entre los brazos de su padre le juraba no decepcionarlo nunca.

Fue en un momento para otro que decidió mudarse a París. Seguiría sus estudios en la gran ciudad del amor, donde esperaba encontrar al amor.

Cumplidos los dieciocho partió de su casa. Trabajo por mucho tiempo en una pastelería del centro de París, sus padres nunca lo dejaron solo claro que no, le mandaban mensualmente dinero para pajar sus estudios, vivía en un departamento compartido.

Donde conoció al maldito de Lee Minho. Para sopresa de todos, él y Minho no se llevaban nada bien, se odiaban mutuamente, se detestaban, si uno abría la boca el otro llegaba y lo callaba. No podían convivir con el otro si no había una pelea de por medio.

Hasta que se quedaron atorados en aquel departamento un 31 de octubre...