Diez.| Fantasmas.

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Martes 14/ Octubre.

Era noche el viento frío del otoño no se limitaba a golpear las mejillas de chico. Corría sin descanso su cuerpo comenzaba a sentirse cansado, sus piernas rogaban por descanso, su frente estaba llena de perlas de sudor, cada parte de su cuerpo se encontraba caliente. No quedaba menos de 2 calles para llegar a la casa de su hermana, una que no estaba no muy lejos de la suyo, casi a 10 minutos de distancia estaban. El dolor en su pecho no se iba, en cambio cada que recordaba el cuerpo inerte de Felix y su cuerpo lleno de moretones se apretujaba cada vez más. Sentía como el aire se le iba y sus ojos se nublaban, él no era así, nunca se atrevería a hacer algo de lo que no este seguro. Y le daba más pánico el hecho de no poder recordar como acabó en esa situación; recuerda haber aceptado él té que le ofreció su pequitas pero después de eso solo había negro.

El alivio llegó a su mente cuando frente a él se encontraba la puerta blanca tallada a mano por su cuñado, subió los tres escalones que separaban la casa de la calle y antes de tocar se recargo sobre sus rodillas y trato de tomar bocanadas de aire para recuperase de la carrera que había echo.

Al recuperarse, tocó cuatro veces. Era el código que tenía con su hermana para que supiera que él era quien tocaba, desde pequeños tenían esa costumbre y ahora de adultos la seguían manteniendo.

Al pasar unos 3 minutos la puerta se abrió y por ella se mostró los cabellos rubios de su hermana. Miyeon se asomaba curiosa buscando el dueño de tales toques. Los ojos curiosos se abrieron de para en par al ver quien era el dueño que hacía tocar su puerta inmediatamente se abrió de par en par y se abalanzó contra este. Su hermano había venido a verla y no hacía más que brincar de emoción.

- HYUNJINNIE!!! -Un grito extremadamente agudo se hizo escuchar, muy seguramente toda la cuadra había escuchado su fuerte grito. Apretujaba entre sus brazos al pelinegro, hacía ya varias semanas, casi dos meses sin verlo, por una u otra cosa no se podían ver; aún que sus casa no fueran muy lejanas, no tenían el tiempo suficiente para atenderse. - ¿¡Qué haces aquí a estas horas hyunjinnie?!- pregunto aún abrazando a su hermano con una sonrisa de extremo a extremo.

- Necesito hablar contigo Miyeon hice algo... Hice algo horrible. - Sus ojos comenzaban a nublarse al recordar aquella imagen de su rubio. Comenzaba a sorber los mocos que amenazaban con salir. Miyeon se alejó del abrazo y sostuvo a su hermano por lo hombros para asegurarse de a ver escuchado bien allá voz rota y triste de su hermano.

- Mi hyunnie, métete hablemos te prepararé un Chocolate. - tomo la mano de su hermano y lo hizo ingresar hasta su sala donde le dejó, para ir rumbo a su cocina. El ambiente de la casa era cálido, con sus luces cálidas, el gran candelabro en su sala de estar, su gran alfombra caliente sobre el piso de madera ya vieja que rechinaba por el mínimo paso que se daba, los sillones grandes rojos, la mesa de centro café de pino y su chimenea prendida junto con su televisor en pausa de la película "Titanic". No era difícil de entender el hecho de que Miyeon había tenido otra pesadilla y había decidido bajar a distraerse hasta conciliar el sueño otra vez. Escucho pasos de vuelta a donde estaba, y se acomodo mejor para la charla que tendría con su hermana.

- Aquí tienes hyunnie- entrego el chocolate caliente en las manos frías de su hermano y tomo lugar al lado suyo en el sillon, colocando sus manos sobre sus rodillas- Ahora dime ¿Qué sucede pequeño? - preguntó preocupada. Hyunjin trago fuerte y tratando de acomodar sus palabras, comenzó.

- Miyeon hice algo affreux. Me aproveche de alguien, yo no sé que pasó, no se que sucedió, no recuerdo nada pero estoy casi seguro de que me aproveche de alguien y... - su voz comenzaba a cortarse mientras lágrimas ácidas caían por sus mejillas. Miyeon inmediatamente tomó el chocolate de las manos de su hermano y lo dejó sobre la mesa, tomando ahora entre sus manos, las de su hermano.

Tea Boy| Hyunlix !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora